Mentiría si dijera que eso no me gustaba. Yo quería hacer algo nuevo, experimentar algo diferente», explicó el espía.
Regeneración, 17 de marzo de 2016.- Markus Reichel, un espía alemán, fue condenado a ocho años de prisión por el tribunal de Múnich, acusado de traición a la patria y revelación de secretos oficiales pues trabajó como informante para la CIA y después para los rusos. Dijo que lo hizo porque quería «experimentar algo emocionante».
Fue descubierto por otros espías alemanes quienes hallaron por casualidad un mensaje suyo en el que ofrecía vender información al consulado ruso.
Al ser detenido el espía contó todo; dijo que trabajó de 2008 a 2014 para la CIA, enviándoles archivos del Servicio de Inteligencia Alemán, donde trabajaba. Dijo que sus motivos habían sido el dinero, la frustración y el aburrimiento. Explicó que en su trabajo «no le confiaban nada» y se sentía aburrido. «Ellos (la CIA) me ofrecieron una aventura, pero también reconocimiento. Mentiría si dijera que eso no me gustaba. Yo quería hacer algo nuevo, experimentar algo diferente», explicó.
El espía había revelado los nombres de varios colegas suyos en el extranjero y llegó a poner en peligro la vida de uno de ellos.
Fueron más de 200 documentos secretos los que Reichel vendió a la CIA.
«Quisiera pedir disculpas a todas las personas afectadas por lo que hice», dijo el espía tras escuchar su condena.