Médicos sin Fronteras (MSF) afirma que el TPP “pasará a los anales de la historia como el peor acuerdo comercial para el acceso a medicinas en países en desarrollo”. [1] El motivo es que el TPP ampliará la protección de las patentes para medicamentos de marca, con lo que impedirá que lleguen al mercado medicamentos genéricos similares (mucho menos costosos), lo que aumentará los precios.
Judit Rius Sanjuan, asesora de política legal de MSF, declaró a voz.com que el TPP crea obligaciones relacionadas con patentes en países que nunca las habían tenido antes. Los habitantes de “Perú, Vietnam, Malasia y México” se verán especialmente afectados, dijo. “Se enfrentarán precios más elevados durante más tiempo”. [2]
Ruth Lopert, profesora en la Universidad George Washington, declaró a Bloomberg News que varias provisiones en el acuerdo TPP afectarán a presupuestos de atención sanitaria en todos los países firmantes, pero especialmente en los más pobres. “Hasta 40.000 personas en Vietnam, el país más pobre en el acuerdo, podrían dejar de obtener medicamentos para combatir el VIH por provisiones que aumentarán el precio de la terapia farmacéutica”, afirmó. [3]
Otros países como Canadá también se verán afectados por unos costes más elevados. El Consejo de Canadienses dice que “si se ratifica el TPP, se prolongarán varias patentes farmacéuticas, con lo que se retardará la puesta en circulación de medicamentos genéricos más asequibles y se agregarán 2.000 millones de dólares a nuestra cuenta anual de atención sanitaria”. [4] En EE.UU. muchas personas ya no puede permitirse el pago de los costosos medicamentos que podrían salvar sus vidas y tratan de recurrir a genéricos disponibles en el extranjero.
La ampliación de los derechos de patentes para medicamentos que salvan vidas es un obvio obsequio a las grandes compañías farmacéuticas. Conor J. Lynch en opendemocracy.net lo ha calificado de “evidente regalo corporativo que afectaría al acceso internacional y definitivamente causará muertes que se pueden prevenir. El objetivo obvio en este caso es el aumento de los beneficios de la industria, simple y llanamente. No es sorprendente, es lo que hace la industria privada, pero constituye un serio dilema moral.” [5] Las recientes informaciones hacen aún más evidente ese dilema moral.
Trampas tributarias
En una irónica coincidencia se llegó al Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) el mismo día que Citizens for Tax Justice y el US Public-Interest Research Group Education Fund publicaban un informe condenatorio sobre evasión fiscal corporativa (Offshore Shell Games 2015). El informe revela en qué medida importantes compañías estadounidenses utilizan paraísos fiscales como Bermudas, Luxemburgo, las Islas Caimán y Holanda para establecer “subsidiarias de evasión fiscal” que a menudo no son sino una dirección postal.
De las 30 principales compañías de las 500 compañías de Fortune con más dinero en países fiscales en el extranjero, nueve son compañías farmacéuticas: Pfizer (74.000 millones de dólares mantenidos en el extranjero), Merck (60.000 millones de dólares), Johnson & Johnson (53.400 millones), Proctor & Gamble (45.000 millones), Amgen (29.300 millones), Eli Lilly (25.700 millones), Bristol Myers Squibb (24.000 millones), AbbeVie Inc. (23.000 millones) y Abbott Laboratories (23.000 millones de dólares). [6]
El informe señala acerca de Pfizer, el mayor fabricante de medicamentos del mundo (con unas ganancias declaradas de 22.000 millones de dólares en 2013): “La compañía hizo más del 41 % de sus ventas en EE.UU. entre 2008 y 2014, pero logró informar sobre ningún ingreso imponible para siete años seguidos. Esto se debe a que Pfizer utiliza técnicas contables para transferir offshore la ubicación de sus beneficios imponibles. Por ejemplo, la compañía puede transferir patentes por sus medicamentos a una subsidiaria en un país de bajos impuestos o libre de impuestos. Entonces, cuando la división estadounidense de Pfizer vende el medicamento en EE.UU. ‘paga’ a su propia subsidiaria offshore altos aranceles por licencias que convierten los beneficios en el interior en pérdidas en los libros y transfiere los beneficios al extranjero.”
En general, el estudio estableció que las 500 mayores compañías de EE.UU. tienen más de 2,1 billones (millones de millones) de dólares en beneficios acumulados offshore. “Para muchas compañías, el aumento de los beneficios mantenidos offshore no significa construir fábricas en el extranjero, vender más productos a clientes extranjeros o realizar cualquier actividad verdadera de negocios en otros países”, sino simplemente establecer una dirección postal.
Algunas compañías utilizan el dinero supuestamente “atrapado” offshore como “colateral implicado” a fin de pedir prestados fondos a tasas insignificantes para invertir en activos en EE.UU., el pago de dividendos a accionistas, o recomprar acciones.
Por cierto, como deja en claro el informe, “el Congreso, al no actuar para terminar con esta evasión de impuestos, obliga a los estadounidenses de a pie a compensar la diferencia. Cada dólar de impuestos que evaden las corporaciones utilizando paraísos fiscales debe ser compensado mediante impuestos más elevados a los ciudadanos, recortes en inversiones públicas y servicios públicos, o un aumento de la deuda federal.”
El informe establece que mediante una variedad de medidas de evasión de impuestos las 500 mayores compañías con su sede en EE.UU. deben colectivamente 620.000 millones de dólares en impuestos en ese país.
Golpe corporativo
Ahora el TPP (que se está denominando “NAFTA con esteroides”) otorgaría a las grandes compañías farmacéuticas y a otras multinacionales aún más “derechos” corporativos en más países, incluyendo el controvertido mecanismo de arreglo de disputas entre inversionistas y Estados (ISDS, por sus siglas en inglés) mediante el cual pueden demandar a los gobiernos firmantes por cambios reguladores que afecten sus beneficios.
Como señala el sitio en la web canadiense rabble.ca : “El gobierno canadiense está siendo demandado a través de NAFTA por Eli Lilly, una compañía farmacéutica estadounidense, por haber invalidado las extensiones de patentes de la firma para dos medicamentos de salud mental. Una Corte Federal canadiense decidió en 2010 que las extensiones de las patentes no habían generado los beneficios prometidos y que por ello los medicamentos deberían ser liberados a la competencia genérica. Los medicamentos genéricos reducen significativamente el coste para los usuarios, pero Eli Lilly reclamó y lanzó una demanda según ISDS contra el gobierno por 500 millones de dólares en compensación por los beneficios perdidos. El caso todavía se está considerando, pero sin tener en cuenta el resultado podemos esperar que el TPP lleve a disputas de ISDS semejantes. Poderosas compañías farmacéuticas multinacionales utilizarán todos los medios disponibles para aferrarse a los monopolios de medicamentos a precios exagerados. Las mayores protecciones de propiedad intelectual en el TPP les otorgaránuna base casi legal aún más fuerte para demandar a los gobiernos y excluir la competencia de [medicamentos] genéricos.” [7]
El texto final del Acuerdo de Asociación Transpacífico no estará disponible por lo menos hasta dentro de un mes, probablemente semanas después de la elección federal canadiense del 19 de octubre. Los detalles revelarán indudablemente más concesiones generosas a las multinacionales. Corresponderá a los legisladores elegidos en los doce países aprobar o rechazar el TPP. En Canadá, el dirigente del NPD Tom Mulcair ha prometido descartar el acuerdo si es elegido Primer Ministro y explicó que el gobierno de Stephen Harper no tenía mandato para firmarlo durante una campaña electoral ya que es solo un gobierno “temporario”.
El sitio en la web estadounidense zerohedge.com califica el TPP de “caballo de Troya” y de “golpe de las corporaciones multinacionales que quieren un sometimiento global a sus planes”. De manera muy clara, agrega: “Consumidor, cuidado. Ciudadanos, cuidado.” [8]
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Notas/Enlaces:
[2] Julia Belluz, “How the Trans-Pacific Partnership could drive up the cost of medicine worldwide”, Vox, 5 de octubre de 2015.
http://www.vox.com/2015/10/5/9454511/tpp-cost-medicine
[3] “Pacific Deal Rewrites Rules on Trade in Autos, Patented Drugs”, Bloomberg News, 5 de octubre de 2015.
[4] Council of Canadians, “Tell party leaders: Reject the TPP”, 6 de octubre de 2015.
[5] Conor J. Lynch, “Trans-Pacific Partnership’s Big Pharma giveaway”, Open Democracy, 14 de febrero de 2015.
http://www.opendemocracy.net/conor-j-lynch/transpacific-partnership%E2/80%/99s-big-pharma-giveaway
[6] http://ctj.org/ctjreports/2015/10/orrshore_shell_games_2015.php//executive
[7] Hadrian Mertins-Kirkwood, “Trans-Pacific Partnership a big win for corporate interests”, Rabble.ca, 6 de octubre de, 2015.
[8] Tyler Durden, “Trans-Pacific Partnership Deal Struck As ‘Corporate Secrecy’ Wins Again”, Zero Hedge, 5 de octubre de 2015.
Joyce Nelson es una escritora/investigadora canadiense independiente que trabaja en su sexto libro.
Fuente: http://www.counterpunch.org/2015/10/07/tpp-big-pharmas-big-deal/