Ayer fue el día más contaminado en 14 años. Cabe preguntarnos si lo que necesitamos son más viajes gratis.
Regeneración, 15 de marzo de 2016.- En el contexto de la cantidad alarmante de contaminantes en la Ciudad de México desde hace meses y que recrudeció el día de ayer, el servicio de transporte privado Uber lanzó una promoción el día de ayer para que sus usuarios ahorren en sus viajes, siempre que elijan compartir el servicio en modalidad «Pool». Pero no todo es rosa en las calles.
Esta modalidad, aún sin mucha simpatía entre los usuarios del servicio, consiste en compartir el automóvil durante el trayecto, recogiendo a segundos o terceros pasajeros una vez iniciado el viaje.
Uber ha causado polémica por «competir deslealmente» con el servicio de transporte público de Taxis, quienes obligados a cumplir con requerimientos burocráticos y fiscales, ven afectados sus ingresos a causa de la oferta de Uber.
Los usuarios del servicio defienden la presencia de Uber pues ha llenado un vacío de seguridad, eficiencia y «transparencia». Y el que Uber ofrezca la posibilidad de acceder a mecanismos de consumo colaborativos es una innovación muy positiva para México, sin embargo, ambientalmente hablando, la presencia de más vehículos particulares en las calles no beneficia a nadie.
«Tan solo en los primeros 15 días de Uber Pool en la CDMX ayudamos a reducir 352 toneladas de CO2», destacó la compañía, siendo la cuestión ambiental uno de los principales alicientes de la modalidad compartida, misma que según refieren los conductores no siempre les beneficia monetariamente. Y los usuarios por su parte, reportan molestias por tener que compartir un servicio que en muchas ocasiones eligen porque es «privado», o por su supuesta rapidez.
Este lunes, la Ciudad de México registró la mayor contaminación por ozono en 14 años. Esto llevó a que la Comisión Ambiental de la Megalópolis, CAME, decretó la Contingencia ambiental por mala calidad del aire.
El año pasado, se hicieron modificaciones al programa Hoy No Circula, en las que entre otras cosas, se permitió la circulación indiscriminada de 616 mil 506 vehículos, que ha añadido al parque vehicular (producto de la industria automotriz que se mantiene al alza en el consumo) de entre 4 y 5 millones de automóviles, y ha hecho del tránsito en la Ciudad una odisea. Esto aunado a la baja calidad y eficiencia del transporte público en la capital ha vuelto el aire irrespirable.
Cabría preguntarse, si bien la oferta de servicio privado, incluso compartido de Uber, no abona una flota vehicular mayor a un terreno en donde lo que se requiere no son más automóviles, sino mejores transportes públicos, eficientes, accesibles y quizá, soñar no cuesta nada, más ecológicos. ¿Qué efecto tiene a largo plazo la presencia altamente competitiva de Uber, capaz de adaptarse a las condiciones sociales y económicas como modelo empresarial privado? ¿El transporte público podría mejorar para competir con él? Los usuarios de Uber, pueden exigir mejores ofertas de transportación pública eficiente? O es que por encima del derecho a respirar aire limpio y a transportarnos de formas sostenibles está y seguirá estando por debajo de la comodidad.
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