Frases relacionadas con querer expulsar a migrantes porque nos quitarán empleos, nos invadirán o porque supuestamente son delincuentes, señalan actitudes discriminatorias hacia personas con un perfil muy similar al de cualquier mexicano, señala Conapred
Regeneración, 8 de noviembre de 2018.- Si ante el paso de la Caravana Migrante por nuestro país usted ha expresado frases como: “Yo no soy racista ni xenofóbico, pero…”, “Son delincuentes”, “No es problema de México”, “Primero hay que ayudar a los mexicanos”, “Nos quitarán los empleos”, “Es una invasión”, “Si dejamos que entren, llegarán más”, es probablemente que esté incurriendo en prejuicios o mitos que se dan en cualquier caso de crisis migratoria, de acuerdo con lo que señala Conapred.
El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación puso a disposición del público el documento Mitos y realidades sobre la Caravana Migrante y las personas refugiadas, con el fin de explicar por qué no estamos en lo correcto cuando expresamos ideas como las arriba señaladas. Por el contrario, estamos incurriendo en discriminación.
“Yo no soy racista ni xenofóbico, pero…”
De acuerdo con el Conapred, “si una frase comienza con esta advertencia, casi siempre lo que sigue es racista y xenofóbico”.
Agrega que “la xenofobia y el raciclasismo contra personas de Centroamérica se ha manifestado en la sociedad mexicana durante décadas, pero ahora más abiertamente. Esto debe enfrentarse como lo que es: expresiones de la discriminación”. Máxime, cuando “se dirige a las poblaciones centroamericanas, cuyo perfil sociodemográfico, étnico y cultural es muy similar al de la población nacional” de México.
“Son delincuentes”
Conapred señala en el documento que el hecho de que se acuse a los migrantes de “delincuentes” se repite en los discursos xenófobos y racistas en Estados Unidos sobre las y los mexicanos, y tampoco es cierto. La caravana migrante está compuesta por víctimas de la violencia, la pobreza y la exclusión social en sus países de origen. De hecho, el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras) es una de las regiones más violentas del planeta. Calificar, sin más, a las personas migrantes como criminales, es culparlas de tratar de ejercer su derecho a existir, huyendo de sus lugares de origen, lo cual es en muchos casos su única alternativa.
“Primero hay que ayudar a los mexicanos”
“La noción de que ayudar a otras personas nos perjudica es simplemente falsa y, como muchas otras de esta naturaleza, sólo busca defender los privilegios de algunas minorías. México está en la capacidad de dar refugio y protección a muchas más personas de las que actualmente lo obtienen, sin descuidar a la propia población en desventaja», explica el organismo.
“Nos quitarán los empleos”
Este es otro prejuicio que solemos expresar sin saber que “las migraciones representan contribuciones importantes al desarrollo de los países de origen y destino, tienden a incrementar la productividad, la competitividad y los contactos internacionales de la economía. Las personas migrantes están predominantemente en las etapas productivas del ciclo de vida, suelen ser más educadas y calificadas que quienes no migran, son emprendedoras y audaces.”
Además, señala Conapred, “México tiene uno de los porcentajes más bajos de población extranjera del continente americano y de la OCDE, muy lejos del promedio internacional. Ni siquiera uno por ciento de la población en México es extranjera, en comparación con 13% en promedio para los países de la OCDE y 8 por ciento para el continente americano”.
“Es una invasión”
La Caravana Migrante no es una invasión. Condusef señala que “es un éxodo de personas que escapan de situaciones extremas con el objeto de salvar sus vidas, y recurren a la estrategia de ir acompañadas como medio de protección, en virtud de la conocida peligrosidad de la ruta migratoria”.
En realidad, son menos de 10 mil personas, “la mayoría de las cuales ni siquiera busca establecerse en México como primera opción, puesto que se dirige a los Estados Unidos. Numéricamente, la caravana de migrantes equivale al 0.008 por ciento de la población nacional (o, visto de otra manera, la caravana representa solamente el 1 por ciento de la población mexicana nacida en el extranjero). Esta ola migratoria no tiene tampoco punto de comparación con el número de personas refugiadas de Centroamérica, principalmente de Guatemala, que recibió nuestro país en los años 80 del siglo pasado: alrededor de 50 mil”.