Por Pedro Ramírez Vázquez/ La Jornada*
La respuesta de los gobiernos del estado de México y federal a los miles de maestros movilizados del valle de México es oídos sordos y voltear para otro lado. No los veo, no los oigo, tal es la respuesta.
El 24 de junio, unos 10 mil trabajadores del valle de México, miembros de la sección 36 del SNTE, marchamos por las calles del DF. El gobierno federal y el del estado de México no nos vieron ni nos oyeron. El primero de julio nos movilizamos al mismo tiempo, hacia el edificio sede de la sección 36 (Ecatepec) y en la ciudad de México hacia la SEP, y otra vez ambos gobiernos ignoraron nuestra petición de audiencia. El sábado 4 de julio miles de maestros de grupo marchamos hacia la residencia oficial en Los Pinos y el gobierno federal no tuvo ni siquiera la mínima atención para recibir a la comisión del Movimiento de Bases del Valle de México (se recibió un documento en la calle tras la valla de granaderos). El 9 de julio nos dirigimos hacia la sede de la sección 36 en Ecatepec y la respuesta del gobierno del estado fue: cientos de policías, camionetas llenas de toletes y escudos, camionetas artilladas (aunque usted no lo crea, con ametralladoras montadas) y una tanqueta antidisturbios. ¡Vaya respuesta del gobierno mexiquense! Punto aparte fue el escandaloso operativo montado por los charros de la sección 36, consistente en concentrar golpeadores pagados con nuestras cuotas, reforzar puertas y rejas, colocación de una maya ciclónica electrificada, botes llenos de piedras, palos, todo para recibir a los maestros que dicen representar. Todas estas movilizaciones, aparte de las realizadas regionalmente en Naucalpan, Villa Nicolás Romero, Ecatepec y Atizapán, no lograron atención por parte de los dos gobiernos.
Quizá el colmo de la cerrazón y falta de sensibilidad del gobierno estatal se da el 15 de julio. Miles de profesores, federales y estatales, de las dos secciones del SNTE (la 17 y la 36), del Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México y de compañeros del Magisterio Mexiquense Contra la Reforma Educativa marchamos en la capital del estado, Toluca, y no hubo ni siquiera disposición a atender a una comisión.
El gobierno federal impulsó una reforma constitucional a los artículos 3 y 73, el Congreso aprobó sin analizar y los congresos locales avalaron sin consultar, nunca, a unos de los principales actores del proceso educativo: los maestros frente a grupo. Impusieron tres leyes reglamentarias a la reforma constitucional, sin consultar a especialistas, investigadores y, otra vez, dejando de lado la opinión, experiencia y conocimiento de los maestros. Atendiendo más a intereses extranjeros, a ordenamientos de organismos financieros supranacionales y a la derecha más recalcitrante (Mexicanos Primero), impusieron una política educativa que en nada, en nada, va a beneficiar a la educación pública y, por lo tanto, no persigue beneficio a los niños y jóvenes de nuestro país.
Mintiendo flagrantemente, sin ningún fundamento académico o pedagógico, el gobierno federal, las cámaras de Diputados y Senadores, y los empresarios se han encargado de engañar a la opinión pública, vía los medios masivos de comunicación, diciendo que incorporar al tercero constitucional la calidad de la educación es la llave todopoderosa para mejorar la educación (La reforma al 3°: un nuevo engaño a la sociedad, La Jornada, 30 de diciembre de 2012). No se acuerdan (no quieren) de mencionar la situación terrible en que se encuentran los edificios escolares; los bajos niveles de alimentación de niños y jóvenes; el entorno de violencia; la basura que presenta la televisión; y un sinfín de etcéteras que evitan comentar. Por el contrario, se han encargado de denostar y burlar el trabajo del millón de profesores, poniéndonos en el banquillo de los acusados. Sin que se nos permita argumentar nuestras opiniones, se nos ha condenado como responsables del deterioro educativo. Para el Estado mexicano los profesores somos los culpables y la solución mágica es evaluarlos para corregir fallas(sic).
La respuesta masiva, a lo largo y ancho del país, que hemos dado los maestros de base en las últimas semanas, demuestra el rechazo a lo que malamente ha llamado el gobierno reforma educativa. Demuestra la desconfianza en su evaluación al desempeño docente y a la satanización que han hecho de nuestra justa lucha. Nuestro objetivo es defender la educación pública. Somos los más interesados en que se mejoren las condiciones materiales de los centros escolares, en que nuestros alumnos reciban los materiales educativos suficientes y a tiempo, que reciban uniformes y calzado gratuito, que cuenten con desayunos y comida caliente (sin engaños como los de su programaescuelas de tiempo completo), que haya maestros en todos los grupos. Al mismo tiempo exigimos que se respeten nuestros derechos laborales y profesionales.
La evaluación es parte del proceso educativo. Sólo un ignorante o alguien de mala intención puede acusarnos de que nos oponemos a la evaluación. Nos oponemos a la evaluación con carácter punitivo que están instrumentando. Vamos a evaluar al sistema educativo en su conjunto, comenzando por Emilio Chauyffet, y de ahí para abajo. Vamos a evaluar en qué condiciones trabajamos los maestros. Vamos a evaluar los planes, programas y materiales educativos (libros). Vamos a evaluar el papel de los medios masivos de comunicación y su nociva influencia en nuestros alumnos.
La mal llamada reforma educativa nació muerta porque no cuenta con el concurso de los maestros de grupo. Puede el Estado seguir insistiendo en su imposición; sin embargo, los maestros de base estamos decididos a mantener la resistencia. Creemos que el diálogo y el intercambio de opiniones es la mejor salida para comenzar a mejorar la educación pública. El gobierno federal y el del estado de México tienen la palabra. Diálogo o cerrazón.
Regeneración, 25 de julio del 2015 * Licenciado en pedagogía. Fundador de la escuela telesecundaria 211, publicado en La Jornada