Se trata de activistas ambientales agredidos en un contexto de represión a la sociedad
Regeneración, 17 de junio del 2015. (Sididh) La brutal agresión a ocho estudiantes universitarios el 5 de junio en Xalapa, Veracruz, es una consecuencia de la criminalización de los jóvenes y los activistas en ese estado, sostuvieron hoy sobrevivientes del episodio, académicos, activistas y defensores de derechos humanos.
El ataque, perpetrado con bates, palos, machetes y armas largas por un grupo de personas vestidas de civil, encapuchadas y con chalecos estilo policial, se dio en un contexto de agresiones en el estado contra periodistas, líderes sociales y población estudiantil que se recrudeció desde el año 2011, explicó Julián Ramírez, de la Asociación Defensora de los Derechos Humanos “Decide”. El activista sostuvo que las golpizas, detenciones arbitrarias y siembra de evidencia son comunes en la actuación de las autoridades contra las personas que se manifiestan.
“En Xalapa hay un estado de sitio en la práctica”, agregó Giovanna Mazzoti, activista de Decide. Los estudiantes agredidos resaltaron que en Xalapa hay un fuerte proceso de organización de los universitarios que, por ejemplo, logró detener el incremento a las tarifas del transporte público.
Ignacio Córdoba, uno de los sobrevivientes, señaló que la mayoría de ellos realizan activismo ambiental y social a través de las artes. Ramírez y Mazzoti insistieron en que el ataque parece diseñado para causar el mayor daño posible sin matar, pero sí para producir terror y desmovilizar a la sociedad. Josué Bello, otro de los sobrevivientes, denunció que grupos paramilitares “le hacen el trabajo sucio al Estado”.
Córdoba reveló que solamente uno de los atacantes iba con el rostro descubierto; aunque no pudieron ver más detalles, identificaron que tenía un corte de pelo “estilo militar”, explicó. Condenó la actuación de los elementos de la policía municipal que acudieron al llamado de auxilio, pues se limitaron a tomar fotografías y, después de hablar con personas vestidas de civil que llegaron al lugar de la agresión en un auto sin placas, se retiraron, dejando a los estudiantes gravemente heridos –con fracturas en brazos, mandíbula y cráneo, además de múltiples contusiones-, solos y en un estado de terror.
Ramírez detalló que este ataque se enmarcó dentro de un proceso electoral “violento y militarizado”. Informó que el Instituto Nacional Electoral (INE) elaboró una “lista negra” de alrededor de tres decenas de personajes riesgosos para las elecciones –desde funcionarios de ese instituto hasta candidatos y defensores del ambiente-, lo que, de acuerdo con la abogada Araceli Olivos, del Centro Prodh, fue un elemento que puso en riesgo a los activistas de la entidad, específicamente a los estudiantes. Además, agregó Ramírez, las autoridades han responsabilizado públicamente a estudiantes de la Unidad de Humanidades de la UV de ser quienes perpetraron los “sospechosos” ataques realizados contra sedes locales del INE.
Córdoba señaló, a nombre de los estudiantes agredidos, que exigen el esclarecimiento de los hechos y la verdad de lo ocurrido, el castigo a los perpetradores, seguridad para ellos y sus familiares, la reparación del daño y garantías de que un hecho como éste no se repita. Específicamente, declaró, quieren que se aclare la posible participación de agentes del Estado. Mazzoti agregó que es necesario que la UV apoye a sus alumnos agredidos.
Finalmente, Alberto Solís, director de Serapaz, señaló que el Frente por la Libertad de Expresión y la Protesta Social respalda absolutamente a los jóvenes agredidos en una entidad como Veracruz, que tiene uno de los índices más altos de persecución a activistas.
Con información del Centro de Derechos Miguel Agustín Pro-Juárez