Por Gonzalo Ballesteros | Escenarios 21
Regeneración, 4 de marzo de 2015.-El año pasado el presidente Barak Obama anunció un plan migratorio que protegerá de la deportación a unos cinco millones de individuos sin papeles. Con relación a los indocumentados el mandatario dijo que «si cumple los requisitos, puede salir de las sombras y hacer todo conforme a la ley», sin embargo, al enfrentar a los Republicanos, dicha ley se empantanó; pero hoy en día, frustrados y molestos, han tenido que ceder.
¿Qué se puede esperar? Bueno, primero se avecinan las elecciones presidenciales en 2016, el nuevo mandatario podrá derogar las medidas, y como van las cosas, todo indica que los Republicanos tendrán más fuerza en las elecciones presidenciales. Esta ala política que ha presentado la mayor cantidad de iniciativas para frenar a los indocumentados han sido los opositores de la acción ejecutiva, de la misma manera, los Republicanos han fomentado la implementación de leyes migratorias altamente racistas como la Ley Arizona SB1070. Por otro lado, lo que se intuye es que la propuesta de Obama tiene claras motivaciones para atraer votantes a su partido ante un nivel de aprobación que no se podría definir como el mejor.
Pero más allá de la batalla entre Republicanos y Demócratas, y el plan ejecutivo de Obama, el tema a tratar va en una sintonía más profunda: el de su tradicional gobernanza pragmática.
Desde una perspectiva más compleja, es el pragmatismo estadounidense el que nos indica que la visión sobre el problema será el de la “instrumentalización” mas no de los Derechos Humanos. Este grupo de neo conservadores, plutócratas y ejecutores del imperialismo se pueden detallar aún mejor con el concepto a The Iron Triangle “Triángulo de hierro” que describe la interdependencia política entre tres vertientes: 1) la presidencia y su burocracia (Departamentos de Energía, Defensa, Inteligencia etc.); 2) los intereses privados de grandes corporaciones (industria militar, comercio, gas y petróleo, etc.); y 3) comités claves del congreso de las cámaras alta y baja ( defensa y energía). El Triángulo de Hierro articula esfuerzos para defender sus intereses.
Desde esta lógica es claro que los Estados Unidos primero verán cómo sacar el mejor provecho y en segundo plano, trabajarán en el tema migratorio con los ojos puestos en la opinión pública.
La categorización del Triángulo de Hierro ilustra de manera clara las características del vecino que tiene México. Por lo que la visión de esta cúpula de poder manifiesta planeaciones de aspectos geopolíticos, aspiraciones de ganancias lucrativas y políticas con prácticas discriminatorias y expulsivas que dicta el homeland security, a las que seguro, este plan ejecutivo de Obama, tendrá en su ADN su aplicación aun cuando dure más allá del 2016.
Basta verificar todo esto con la militarización de la frontera con millones de dólares entre México y Estados Unidos, que es merecedora de comparaciones con las paredes levantadas en Berlín de 1961 o la valla erigida por Israel en Cisjordania para contener a los palestinos. Los contratos para su militarización, que recaen en compañías privadas, hacienden a miles de dólares haciendo del muro un gran negocio. Respecto a los latinos que tratarán de encontrar una mejor vida, el gobierno norteamericano oficializará el uso de su mano de obra para hacerla más funcional y reglamentada sin que esto conlleve a la facilidad de convertirse en ciudadano en igualdad de derechos plenos.
Por su paso por México, los migrantes tendrán un gran reto que será el de sobrevivir y enfrentarse a niveles altos de violencia, secuestros, grupos delictivos, e incluso, a un Estado represor y genocida que escucha siempre los consejos de sus amigos en Washington con la finalidad de que llegue a la frontera un porcentaje menor y seleccionado como si se tratase de productos agrícolas.
El uso de la frontera con estas características se ha medido en la magnitud de tácticas de guerra, como si se tratase de un conflicto convencional entre naciones. Como es bien sabido, en las Relaciones Internacionales las fronteras, su conformación y la dinámica entre ellas tienen un carácter extremadamente complejo en el proceso histórico de la humanidad. En las fronteras es donde se han despertado inquietudes que llevaron a grandes conflictos de anarquía internacional.
El monto total de violencia y militarización en la frontera de México con Estados Unidos se puede equiparar de una manera a la violencia registrada en la guerra de la ex Yugoslavia entre la fronteras de Serbia, Croacia y Bosnia- Herzegovina, donde se pudieron constatar una gran cantidad de atropellos a los Derechos Humanos como: violaciones, torturas y asesinatos. Nadie podrá negar el paralelo de los francotiradores estadounidenses a los tiradores centinelas de los muros y rejas de la Alemania nazi para contener a los judíos, que en la desesperada motivación de saltarlos o cruzarlos eran blanco de los militares.
Al final, el fenómeno y los fenómenos que se desprenden de la migración son sólo indicadores de la crisis del sistema neoliberal y en general del capitalismo, sistema que ha provocado violencia y pobreza de la que escapan miles de familias en lugares remotos, aislados y marginados. Esto no quiere decir que el fenómeno desaparecerá con el cambio del sistema, pero sin duda habrá una reducción drástica de la expulsión de miles de familias de sus lugares de origen. Es claro que el sistema es funcional para los Estados Unidos, la base económica que los migrantes sostienen es una parte vital de su economía. Pero todos estos cambios que son de estructura y de sistema parecen extremadamente lejanos o hasta utópicos. Lo que queda en la inmediatez es la presión eficaz y estratégica de las organizaciones y movimientos hacia el gobierno estadounidense.
En mi opinión creo que mucho de esto cambiará en el momento en que México se exorcice del todo, es decir, que se encuentre fuera del neoliberalismo para fomentar trabajos, seguridad, crecimiento que impulse condiciones de vida estables en las regiones y zonas de mayor expulsión y así reducir la migración de compatriotas. Ante los hermanos de Centroamérica, con un nuevo gobierno nacional y soberano, se deberá entablar un diálogo directo y respetuoso para que todos en conjunto, por ser un espacio de responsabilidad compartida, logremos revertir un problema que ha dejado muertes, violaciones y desapariciones, a base de proyectos regionales respetuosos de la soberanía de los pueblos. Con los Estados Unidos se deberá luchar por la defensa de los Derechos Humanos y laborales, para así eliminar el clima de violencia que persiste.