El vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer pidió los teléfonos a los empleados para comprobar que no se comunicaban con periodistas de forma privada
Regeneración, 26 de febrero de 2017.- Durante una curiosa operación de filtraciones y ‘contrafiltraciones’, el portavoz de la Casa Blanca estadounidense, Sean Spicer, se convirtió en protagonista de un episodio un tanto chusco: revisó los teléfonos de varios empleados de la Casa Blanca para averiguar quién estaba filtrando información interna, pidió a dichos empleados que no divulgaran que lo había hecho, pero la información salió a la luz de todas maneras.
Spicer justificó la medida como parte de un esfuerzo para evitar nuevas ‘filtraciones ilegales’ de las que ha sido objeto el equipo de la Administración del presidente Donald Trump, y encontrar a quién o quiénes las hayan hecho.
La semana pasada, Spicer invitó a su oficina a empleados del ala oriental de la Casa Blanca y les anunció que el uso de aplicaciones de mensajería codificadas, como Signal o Confice, era una violación del Acta de Anotaciones Federales de 1950. Después, Spicer les pidió los teléfonos, tanto los privados como los de trabajo, para comprobar que no usaban dichas aplicaciones ni se comunicaban con periodistas de forma privada.
Además, pidió a los que estaban presentes que no filtraran a los medios nada del encuentro ni de sus esfuerzos para acabar con las filtraciones, según una fuente.
Spicer consultó al abogado de la Casa Blanca, Donald McGahn, antes de tomar estas medidas y estuvo acompañado por otros especialistas en materia legal durante la reunión con los empleados.
Vía RT