El tema de los pueblos originarios, el tema de los pueblos indígenas debe ser un hilo que atraviese todo el trabajo de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México y en el futuro próximo toda la constitución
Por Mardonio Carballo | Asambleísta Constituyente
Regeneración, 26 de regeneración del 2016.-Los hilos son importantes. Para hacer un huipil, ese con el que se engalanan algunas compañeras de nuestra Asamblea Constituyente se hace necesario tejer una urdimbre
Se comienza en un centro que no existe pero que será complementario. La cabeza será elemento central. De ahí, de esa cabeza imaginaria se extienden sus hilos para hacer volar mariposas en el caso de los huipiles de los pueblos triquis de Oaxaca, ranas que acusan lluvia o ríos en el caso de los pueblos tzotziles o tzeltales de Chiapas. Pero yo –por nostálgicas razones me quedaría con las flores que comparten varios de los huipiles de los distintos pueblos indígenas u originarios de nuestro país el zapoteco o binizaa el amuzgo o ñoomda, el huasteco o tenek, el tarasco o purépecha, y por supuesto, incluido el pueblo náhuatl al que pertenezco. El pueblo náhuatl que aquí en la Ciudad de México tiene su bastión. Maravilloso Valle de Anáhuac.
Pero para volver al huipil quisiera decir que no hay mejor accesorio para acompañarlo que un collar. Sustituimos -y para estar ad hoc con los huipiles- las perlas por las flores. Ze Xochikozkatl, un collar de flores. Quiero en esta oportunidad que tienen pocos mexicanos, pocos integrantes de pueblos indígenas mexicanos, de hablar en los espacios que corresponden al desarrollo político de nuestro país, de la oportunidad que tenemos ante nosotros. Quisiera, si pudiera, ataviarlos de collares de flores a cada uno de ustedes, de la flor de su preferencia para que sintieran el peso de las flores sobre sus cuellos. La belleza es un riesgo que nos atañe a todos, a todas, como el peso del honor sobre nuestros hombros. De eso hablamos cuando hablamos del collar de flores.
El tema de los pueblos originarios, el tema de los pueblos indígenas debe ser un hilo que atraviese todo el trabajo de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México y en el futuro próximo toda la constitución. Las distintas comisiones deben ser plurales en su composición pero también en sus planteamientos para dar cuenta de la ciudad a la que sirven, plural, multilingüe, diversa.
Volviendo a la metáfora del collar de flores, planteemos que cada una de nuestras comisiones es una flor engarzada en ese collar, el tema de los pueblos originarios e indígenas debe ser uno de los hilos que los una. Que nos unan, que nos reconcilien. Que nos hagan reconocernos.
Así pues la Comisión de Principios Generales, la de Carta de Derechos, la Comisión de Desarrollo Sostenible y Planeación Democrática, la Comisión de Ciudadanía, el Ejercicio Democrático y Régimen de Gobierno, la Comisión de Poder Judicial, Procuración de Justicia, Seguridad Ciudadana y Organismos Constitucionales Autónomos, la Comisión de Alcaldías, la Comisión de Buen Gobierno, la Combate a la Corrupción y Régimen de Responsabilidades de los Servidores Públicos se complementan con la Comisión de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes. Qué será de la salud sin que todas y todos sean destinatarios de este beneficio. Qué será de las lenguas indígenas si las niñas y los niños depositarios de esta riqueza universal no tienen garantizado el acceso a este derecho en las lenguas de más antes. Qué será del territorio de los pueblos y barrios originarios de la Ciudad naciente si quedan desprotegidos ante la justicia -discrecional de esta ciudad y del país completo- ante la ávidez de las desarrolladoras inmobiliarias. El tema de los pueblos y barrios originarios y comunidades indígenas es un tema transversal acorde a la altura de miras de una ciudad en construcción. Sujetarlo a tres artículos sólo habla de la mezquindad con que nos conducimos.
Pido su consideración, compañeras y compañeros, Diputadas y Diputados Constituyentes tanto en la metáfora como de manera explícita. Seamos las comisiones flores engarzadas en el hilo de la pluralidad que esta ciudad y este país nos regalan, sustentada por sus pueblos, barrios originarios y comunidades indígenas. La trasversalidad del tema de los pueblos y barrios originarios y comunidades indigenas, así no lo reclama.
Ciudad de México, Ciudad Refugio, Ciudad VIVERO.
Toda persona tiene derecho a florecer en esta ciudad sin detrimento de sus derechos más elementales. Los estándares internacionales en materia de derechos humanos ya nos han dictado los nuevos derroteros. Esta invitación la hago a nombre de aquellas y aquellos que, con tanto orgullo nos hacen sentirnos parte de la pluralidad del mundo.
Pido que su sensibilidad esté a la altura que los pueblos, barrios originarios y comunidades indígenas nos exigen. La Ciudad de México se lo merece. Seamos pues dignos portadores del collar de flores
De ser así, ese collar de flores será digno de posarse sobre nuestros cuellos.
Los hilos son importantes. Para hacer un huipil, ese con el que se engalanan algunas compañeras de nuestra Asamblea Constituyente se hace necesario tejer una urdimbre. Se comienza en un centro que no existe pero que será complementario. La cabeza será elemento central. Mantengámosla fría aunque los corazones nos ardan.