Indígenas totonacos y campesinos de Veracruz, cuyas tierras serán afectadas por la extracción de gas o petróleo mediante la fractura hidráulica o fracking, se organizan para rechazar esta técnica debido a las consecuencias ambientales y para la salud. En Veracruz hay 400 pozos abiertos con fracking en Papantla, Tantoyuca, Chicontepec y Pánuco. En Puebla 233, en Venustiano Carranza, Pantepec y Francisco Z. Mena
Por Leticia Ánimas
Regeneración, 25 de octubre de 2015. Papantla, Veracruz. Indígenas totonacas del norte de Veracruz y Puebla se dieron cita este sábado en la comunidad de Rafael Rosas, del municipio de Papantla, para conocer y tomar decisiones sobre la eventual instalación de pozos para la extracción de gas de esquisto, utilizando la fractura hidráulica o fracking.
Provenientes de una veintena de comunidades, las asistentes escucharon con atención las afectaciones y riesgos que representa este método para la extracción de hidrocarburos que la reforma energética permite realizar a las empresas mexicanas y extranjeras en las actividades de exploración y explotación.
La asamblea contó con la participación de la Asamblea Veracruzana de iniciativas Ambientales (LA VIDA) cuyos miembros hablaron de las consecuencias de los derrames petroleros ocurridos en fechas recientes, que han dañado arroyos y mantos freáticos en comunidades de los estados de Veracruz y Puebla.
A la fecha en territorio veracruzano hay cerca de 400 pozos abiertos con fracking en Papantla, Tantoyuca, Chicontepec y Pánuco; mientras que en Puebla se han perforado 233 en los municipios de Venustiano Carranza, Pantepec y Francisco Z. Mena.
Entre los principales impactos socioambientales de la fractura hidráulica se enumeraron: la disminución de la disponibilidad del agua para los seres humanos y los ecosistemas; la contaminación de las fuentes de agua; la emisión de gases contaminantes; además de que la explotación de este hidrocarburo contribuye a la aceleración del cambio climático.