No importa que todo el contenido sea original o libre de derechos, siempre puede llegar una empresa totalmente ajena y llevarse la monetización de un vídeo
«Se benefician de usuarios particulares y vídeos personales y caseros que nunca reclamarán, ya que no suben vídeos con la idea de monetizarlos.»
Por Hipertextual
Conchín Requena es la persona tras el canal de YouTube Azúcar con Amor en el que publica vídeos de creación propia sobre cocina y repostería. Actualmente cuenta con más de 125.000 suscriptores y casi 20 millones de visualizaciones, y si por algo llama la atención es por su nivel totalmente profesional en cuanto a grabación, edición y calidad de contenidos, así como en el diseño de su imagen de marca.
Ni usando música 100% libre de derechos se evita que una empresa pueda reclamar por un vídeo… y llevándose su monetización
Ahora se está enfrentando a un problema que cada vez se hace mayor en YouTube: la imposibilidad de monetizar en cuanto alguien reclama derechos por un vídeo… aunque no tenga razón. Todo viene por un vídeo que publicó hace algunos años, en los que utilizó bucles de audios que vienen integrados en la aplicación de Apple GarageBand, en cuyas condiciones se especifica que se pueden utilizar de forma libre y gratuita.
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Recientemente, D+ Music interpuso una reclamación alegando que el audio coincidía con un tema administrado por ellas, llamado Free Alphabet de Gabriele d’Andrea. Pero en realidad, son sólo bucles de GarageBand.
Ese vídeo contaba con más de 300.000 reproducciones y ha tenido que ser eliminado, ya que dejó de percibir ingresos por él, y cualquier beneficio que pueda reportar pasa a cobrarlo automáticamente la parte que interpuso la reclamación. En este caso, D+ Music. Así lo hace saber YouTube al propietario del canal afectado:
Hace un tiempo, el canal Azúcar con Amor formaba parte de una network, figura muy habitual en creadores de contenido en YouTube. Al salirse de ella, comenzaron a llegar las reclamaciones. Conchín comenzó a enviar la documentación necesaria para responder a todas ellas.
Algunos correos le eran respuestos de forma favorable, pero con otros, como los enviados a D+ Music, ni siquiera obtuvo respuesta, únicamente se quedan con el derecho a monetizar un vídeo ajeno. «Son unos piratas», afirma Conchín.
Como nos explica Conchín, «esto lo suelen hacer con particulares, personas que apenas suben vídeos y son todos personales, caseros, que no buscan monetizarlos y no van a reclamar. Haciendo esto con multitud de ellos, obtienen unas ganancias interesantes para ellos».
Desde hace un par de años, Conchín contrató a un músico que le compusiera el audio que utiliza en todos sus vídeos desde entonces. No obstante, más de 60 vídeos de su canal siguen con audio de GarageBand, y por lo tanto son vulnerables de recibir un nuevo aviso. Con esa música ha vuelto a subir el vídeo eliminado, que nunca volverá a tener el posicionamiento que tenía el anterior, ni todo el tráfico derivado de enlaces que tuviese el anterior, que ya dirigen a un vídeo eliminado.
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Jugando con el miedo
Otro de los factores que utilizan compañías como D+ Music es la capacidad de infundir miedo a creadores de contenidos en YouTube. De no retirar un vídeo, cabe la posibilidad de que una apelación sea aceptada y el canal reclamado reciba un takedown. Ello implica que el canal pierde posicionamiento y marca. Además, funciona con la política de los tres strikes: al tercero recibido, el canal es completamente cerrado, perdiendo vídeos, marca y la totalidad de los suscriptores.