Regeneración, 12 de diciembre del 2017.-En el año 2002, el empresario chino Wu You Lin registró ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Por sólo 2,112 pesos, el empresario podía comercializar productos y servicios con la imagen de la “patrona” de los mexicanos. Con la adjudicación de la clase 28, so podía imprimir la imagen de la virgen en juguetes y artículos deportivos.
Luego el registro caducó, el 29 de febrero del 2012. En esa ocasión, analistas en derecho industrial sugirieron a organizaciones católicas registrar la marca para evitar la explotación particular de un símbolo religioso.
Por su parte el abogado Adán Rivero, experto en el tema de patentes y marcas, opinó que, desde su punto de vista, es ilegal otorgar a un particular la explotación de un símbolo reconocido por todos los mexicanos.
Con respecto al tema la revista Proceso, publicó en 2003 un artículo en el que señalaba que la Basílica, Asociación Religiosa, había vendido a la señora María Teresa Herrera Fedyk la exclusividad de los derechos de autor sobre la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Según el semanario, el contrato con la empresaria la convertía en la única que podía comercializar mundialmente la imagen para usarla en cualquier tipo de artículos que quisiera: carteles, llaveros, estampas, velas, veladoras, relojes, tarjetas telefónicas, camisetas, chamarras, objetos de oro y plata, etc.
Por su parte , Herrera Fedyk está enfrascada en un litigio que parece no tener fin. Dijo que “desde antes de firmarse los contratos conmigo, la Basílica le vendió a él (el impresor Othón Corona) los derechos de comercialización de la Guadalupana”. Por tanto, “él es el legítimo propietario”.
Los especialistas en la materia afirman que la Basílica u otra ente, no puede vender los derechos exclusivos para explotar comercialmente la imagen debido a que pertenece a todo el pueblo de México.