Voces de Mujeres: Nuestras narrativas deberían ser como nuestros orgasmos, múltiples

A media voz, a susurros, a gritos, las mujeres están listas para reclamar su lugar en la historia y para dar su visión del mundo.

 

Segunda generación de Voces de Mujeres y sus aliadas en el CCE. Foto: Cortesía de Subversiones

Por Fabiola Rocha

Regeneración, 03 de enero de 2017.- Hay historias que deben ser contadas, mujeres dignas de ser reconocidas: cuándo dejaremos de maravillarnos con las matronas de Veracruz, la fuerza de las mujeres de Acteal, qué tal la espectacular fotografía de una mujer negra frente a los neonazis en Alemania; féminas extraordinarias hay desde el inicio de la humanidad, pero no tan conocidas como sus pares masculinos, por ello surgió Voces de Mujeres.

Desde hace tiempo ha sido motivo de mi reflexión lo que determinó el androcentrismo*, si vamos para atrás no hay bases lógicas, comprobables, biológicas, científicas o físicas que nos hagan concluir que los hombres (machos humanos) son superiores de las mujeres (hembras humanas). Independientemente de ello, es muy clara la predominancia de los hombres sobre las mujeres, en casi todos los ámbitos excepto en el hogar.

Se dice: es “un mundo de hombres”, “un trabajo para hombre”, “deporte de hombres”… y por más que los hombres traten de justificar que con “hombres” se refieren a hombres y mujeres, es plan con maña.

Por ello es importante nombrar, aunque primero se tome como chiste o faramalla, como lo que hacía (torpemente) Fox: “Mexicanos y mexicanas, chiquillos y chiquillas”.

En un mundo conformado mitad por mujeres y mitad por hombres, parece increíble que hasta la fecha, de los cientos o miles de mandatarios varones que han existido, se pueden contar con las manos a las mujeres Jefas de Estado; ¿cuántas películas tienen a mujeres de protagonistas, en comparación con los protagonistas varones?; eso yendo a los ámbitos más vistosos, pero en lo general, las historias están contadas por hombres, hablan de hombres y están dirigidas para hombres.

Sin embargo, nosotras no estamos dispuestas a irnos sin aportar, sin dar la batalla, sin que se reconozca, y aunque nos hayan enseñado a discriminar nuestra manera de ver el mundo para privilegiar la opinión de nuestros compañeros, ya muchas decimos abiertamente NO.

Para combatir esto, surgió Voces de Mujeres. Historias que Transforman, un programa, taller audiovisual itinerante promovido por las colectivas Luchadoras, Subversiones, La Sandía Digital y Social Tic, financiadas a su vez por Womanity y Witness, como contó Lulú V. Barrera, de Luchadoras y una de las -varias- mentes detrás del proyecto.

“La primera semillita de Voces de Mujeres empezó porque Luchadoras y Subversiones nos conocimos, y abrimos un espacio en Subversiones (Agencia Autónoma de Comunicación) dedicado justo a contar historias de mujeres guerreras y después, abrimos una convocatoria para poder hacer un seminario en que participaran mujeres que quisieran contar historias de otras mujeres y que esas historias se publicaran en esa columna”, contó.

El seminario se dio en 2014, se llamó Mujeres Guerreras, pero un año después, para 2015, las colectivas La Sandía Digital, Luchadoras y Social Tic se unieron para crear Voces de Mujeres. Historias que transforman, como se conoce ahora.

“Nos juntamos y creamos la propuesta juntas de hacer un laboratorio visual itinerante y muchos de los principios que estaba ahí latentes en el seminario de Mujeres Guerreras se retomaban acá; desde la perspectiva que tenemos compartida pues básicamente todas, que es que el ejercicio de comunicación es un ejercicio que apoya el fortalecimiento de las luchas sociales y que es un ejercicio comunitario”, siguió.

A lo largo de seis meses, un grupo de mujeres -entre las que me cuento- y disidentes de género nos reunimos para pensar, planear y y crear contenidos audiovisuales que abordaran la lucha de otras féminas, entre ellas luchadoras sociales, líderes comunitarias, trabajadoras, indígenas, deportistas profesionales, niñez, etnias, jóvenes revolucionarias y sobrevivientes de violencia.

Tomando herramientas audiovisuales como video, audio, plataformas digitales, fotografía, 18 personas de todo el país nos dimos a la tarea de profundizar en las historia de distintas personalidades.

Ahí se puede encontrar la motivadora historia de Mercedes, una joven estudiante y jugadora de futbol quien tras la muerte de su padre, sacó a flote el negocio familiar: preparación de barbacoa; también están las imágenes y audios de mujeres negras, afromexicanas, cuya existencia ha sido invisibilizada y ninguneada por autoridades a lo largo de los siglos; además está el impresionante audio de ciertas parturientas mientras dan a luz, apoyadas por parteras; o el irreverente inicio de una animación que abunda en la lógica de cada mujer es un clítoris.

Así mismo, la historia de Kari, quien fue estudiante de la UACM, víctima de feminicidio; el podcast sobre bisexualas y sus retos; el video para conocer la sabiduría y paciencia de una hierbera yucateca; o la participación fundamental de las mujeres en el Tianguis del Agua y la Gotita, de Michoacán, por decir algunas.

Nota intermedia: La Exposición de estos trabajos, si es que no la ha visto, aún se exhibe en el Centro Cultural de España (República de Guatemala 18, Centro Histórico), como parte de los 16 días de activismo contra la violencia de género y permanecerá hasta el 07 de enero, y próximamente se integraran a la página vocesdemujeres.mx.

Historietas, videos, audios, imágenes, cualquier formato es interesante para explorar la manera en que las mujeres contamos nuestras propias historias y las historias de otras. Si alguien nos ha enseñado a que las historias tienen inicio, desarrollo, clímax y final, nosotras decimos NO. Nuestros cuerpos no tienen esa lógica, no queremos seguir era progresión.

¿Se habían dado cuenta que nos enseñaron a contar historias como un orgasmo masculino?, preguntó Emilia en la segunda sesión de Voces, “nuestras narrativas deberían ser como nuestros orgasmos: múltiples”.

Y sí, en ese momento todo tomó sentido para mí: ser mujer determina; si pueden definir que te maten o no en la calle, también podemos decidir cómo queremos ver el mundo y plasmarlo. De ahí la importancia de mujeres detrás de las cámaras, las grabadoras de sonido, detrás de las computadoras, de las narrativas.

Pero el programa no sólo muestra a algunas a usar herramientas de comunicación, sino también privilegia la importancia de los movimientos sociales y la participación de las mujeres en ellos.

“En el caso de Voces no contamos historias en primera persona, pero sí de comunidades cercanas; la apuesta es que los procesos comunicativos sean lo más cercanos a los procesos sociales, desde donde vienen, que viene de un proceso de construcción de confianza, un proceso que toma tiempo. No sólo es acudir a un lugar, tomar la historia, extraerla y contarla, no es un proceso de reporteo noticioso, por ejemplo, sino un tema de ser parte de la comunidad, de involucrarte con ella”, detalló Lulú.

“Además de la diversidad de historias, se crea una comunidad muy solidaria, muy entre pares, donde no necesariamente hay jerarquías o rivalidad, sino mucha solidaridad entre mujeres, una construcción colectiva muy honesta, auténtica, una comunidad sólida basada en el reconocimiento mutuo, en el amor mutuo, respeto mutuo, una construcción colectiva”.

Esa hermandad de la que habla Lú (como cariñosamente le decimos), es muy impresionante de experimentar, personalmente, destruyó la percepción, la cautela que inmediatamente instauraba con mujeres que recién conozco. Me hizo relacionarme desde otro lugar con quienes me rodearon en el programa y me abrió las puertas a una manera distinta de comunicarme con quienes estén por venir.

“Una amistad como esta, también es política, una apuesta política, atravesada por un montón de decisiones políticas de cómo hacer las cosas. Hay una decisión explícita en cómo hacemos las cosas: trabajar de base, tomar decisiones colectivas y materializadas en un proyecto.

“Es la creación de comunidad, uno de los logros más sólidos de Voces y a mí personalmente me impacta más”, concluyó.

*Androcentrismo (Definición tomada de Mujeres en Red): El androcentrismo es la visión del mundo que sitúa al hombre como centro de todas las cosas. Esta concepción de la realidad parte de la idea de que la mirada masculina es la única posible y universal, por lo que se generaliza para toda la humanidad, sean hombres o mujeres. El androcentrismo conlleva la invisibilidad de las mujeres y de su mundo, la negación de una mirada femenina y la ocultación de las aportaciones realizadas por las mujeres.