Pueblos mayas de Yucatán se unen contra megaproyectos

Pueblos mayas de Yucatán se unieron contra mega granja porcina; «economía verde» que mercantiliza naturaleza; contra soya transgénica, fotovoltaicas, inmobiliarias; entre otras.

Regeneración 18 de abril del 2018. Pueblos Mayas de la Península de Yucatán se unieron para conjuntar fuerzas frente a megaproyectos. «Denunciaron los falsos proyectos de desarrollo que en nombre de la prosperidad están invadiendo nuestras comunidades despojándonos de nuestra vida, de nuestros territorios, de nuestras semillas, de nuestra agua, de nuestro viento, de nuestro sol, de nuestros montes».

Como conclusión de sus trabajos de reflexión emitieron la «Declaración de Jo'»

“El pueblo maya peninsular ampara la vida de su territorio de las políticas públicas que la mercantilizan”

Reunidos en la ciudad de Mérida, en el antiguo pueblo maya llamado Ich Kan Sihó, los representantes de los pueblos y organizaciones que luchamos por el reconocimiento de nuestros derechos colectivos,  que luchamos por nuestra autonomía, que luchamos para seguir viviendo a pesar de las políticas públicas privatizadoras y empresariales; informaron en su declaración.

Puntualizaron «que luchamos sobre todo por la justicia que se nos ha negado históricamente; nosotros y nosotras, hombres y mujeres Mayas de Mérida, Homún, Ticul, Buctzotz, Chablekal, Ebtún, San José Tipcéh, Muna y Bacalar».

«No nos rendimos ni nos vendemos», proclamaron los pueblos mayas peninsulares.

Declararon que el objetivo de su reunión fue «compartir nuestra lucha y denunciar los falsos proyectos de desarrollo que en nombre de la prosperidad están invadiendo nuestras comunidades despojándonos de nuestra vida, de nuestros territorios, de nuestras semillas, de nuestra agua, de nuestro viento, de nuestro sol, de nuestros montes».

De manera solemne declararon que «hombres y mujeres mayas comprometidos con la justicia y la dignidad, comprometidos con la reivindicación de nuestros derechos como pueblo».

Las denuncias de los pueblos mayas peninsulares

Que la construcción de una Mega-granja de 49 mil cerdos en la población de Homún, lugar que se encuentra dentro de la reserva de agua de la península por la gran cantidad de cenotes que se ubican en su área, este megaproyecto que está desarrollando la empresa PAPO (Producción Alimentaria Porcícola) en una extensión de 120 Hectáreas, impactará negativamente en la calidad del agua y también en las actividades de turismo local que desarrollamos los habitantes en los cenotes.

Este proyecto de Cerdos ha sido autorizado por la SEDUMA (Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente)  siendo su titular el Dr. Eduardo Batllori Sampedro, aprobando  la manifestación de Impacto Ambiental elaborado por una Odontóloga, entre muchas otras irregularidades e ilegalidades.

Que el Acuerdo de Sustentabilidad de la Península de Yucatán (ASPY) se realizó sin la participación real de miembros del pueblo maya y sólo con la inclusión de la opinión y deseos de las empresas y autoridades de universidades y escuelas privadas y públicas de la península, también participaron en la construcción del ASPY, organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil que muchas veces hablan a nombre de los pueblos sin pertenecer a él.

Que el principal objetivo del ASPY es fomentar la economía verde que no es otra cosa que convertir en mercancía la naturaleza en beneficio de las empresas y en perjuicio de las comunidades.

Que sin nuestro consentimiento, quieren convertir en corredores turísticos, reservas y espacios para megaproyectos de energías alternativas, los territorios que históricamente han pertenecido al pueblo maya y que han sido conservados por él.

Que una de las estrategias que las autoridades utilizan para no respetar nuestros derechos es la de negar nuestra pertenencia a pueblo maya.

Denunciamos que las inmobiliaria y los empresarios, en contubernio con las autoridades agrarias, entre ellas los propios ejidatarios, en Chablekal han excluido al pueblo de la toma de decisiones sobre el destino y uso de nuestro territorio.

Que en el territorio de Chablekal la Unión de Pobladores y Pobladoras de Chablekal por el Derecho a la Tenencia de la Tierra, el Territorio y los Recursos Naturales  estamos preservando en el ejercicio pleno de nuestro derecho a seguir siendo pueblo y que nuestros hijos e hijas,  continúen conservando nuestra cultura y nuestro territorio .

Que las autoridades han dicho que Chablekal no es un pueblo maya, negando nuestra pertenencia a este pueblo que vivimos diariamente a través del uso de nuestra lengua y el respeto a nuestras tradiciones culturales.

Denunciamos que nuestro territorio está siendo amenazado desde que el gobierno federal otorgó el permiso a la transnacional Monsanto para sembrar y comercializar sus semillas de soya transgénica.

Denunciamos que a pesar de  que el permiso está detenido por el SENASICA,  no deja de causarnos perjuicio ya que las autoridades intentan, con engaños, realizar una consulta que en este momento, por el estado del permiso, no tiene sentido y que no está tomando en consideración, al Consejo Indígena Maya de Bacalar, autoridad tradicional a quien compete el tema.

Por lo tanto, nosotros no venimos a pedir, ni a solicitar favores, sino a exigir:

Después de las denuncias los pueblos mayas peninsulares puntualizaron sus exigencias.

El respeto pleno a nuestra identidad como miembros del pueblo maya al que han pertenecido nuestros abuelos, pertenecemos nosotros y pertenecen nuestros hijos, ya que esta ha sido una estrategia con la que, sistemáticamente, las autoridades nos niegan los derechos que como  pueblo originario tenemos reconocidos en leyes y acuerdos internacionales emitidos y firmados por las mismas autoridades.

El respeto de nuestro derecho a decidir sobre nuestra vida y nuestros territorios, es decir, el respeto a nuestra autonomía y a nuestra libre determinación como pueblos originarios derecho que es intrínseco a nuestra calidad de miembros del pueblo maya.

El reconocimiento pleno de la trascendencia que el pueblo maya tiene en la Península en todas esferas de la vida, cultural, económica, espiritual y política, ya que somos uno de los pueblos más numerosos y que ocupa uno de los territorios continuos más grande.

Que las diferentes instancias gubernamentales municipales, estatales, federales,  realicen sus funciones como servidores públicos, sirviendo a los pueblos y no  buscando  perjudicarlos en complicidad con quienes quieren despojarnos de nuestros territorios para enriquecerse con ellos.

Un alto a las políticas públicas que, suplantando nuestra palabra, en claro perjuicio de nuestras comunidades y nuestros modos de vida y en beneficio de las grandes empresas, deciden atropellar nuestros derechos, al mismo tiempo que en un marco de ilegalidad, violan leyes, decretos y acuerdos que ellos mismos han emitido.

El cese a la simulación de cuidado al medio ambiente y la naturaleza a través de proyectos que dicen ser ecológicos porque son promovidos por las instancias que deben  respetar los recursos naturales, pero que en realidad solo están vendiendo nuestros territorios y haciendo negocios con él, sin respetar a los dueños originales de él, y además, mintiendo con la supuesta política ambiental y el disfraz de la economía verde.

El fin del falso enaltecimiento de la cultura maya ancestral a través de museos, reconstrucción de zonas arqueológicas, festivales mal llamados mayas y la folklorización de nuestro pueblo atendiendo únicamente al mercado turístico, a la vez que a los mayas de hoy, a los mayas vivos, se nos niega nuestro reconocimiento como tales, se niega sistemáticamente nuestra pertenencia al pueblo en el que nacimos, nos obligan a identificarnos como mayas cuando lo somos por el hecho de vivir en el territorio peninsular y vivir en nuestras comunidades y conservar y respetar nuestra cultura y nuestra lengua. ¡Respeto a los mayas vivos de la misma manera en que se respeta a los mayas ancestrales!

Somos mayas, somos defensores del agua, de las semillas nativas, de nuestro territorio, de nuestra participación como mujeres en la toma de decisiones comunitarias, de nuestra autonomía,  de la naturaleza, del aire, del sol.

Nos encontramos, conversamos, tomamos acuerdo y decidimos seguir luchando juntos por la vida de nuestro territorio y en contra de las políticas públicas que la mercantilizan.

Firmado en Jo’, Yucatán, 16 de abril de 2018; misma que se puede leer aqui