Los verdaderos capos son los funcionarios públicos y políticos corruptos: Jiménez Espriú

Javier Jiménez Espriú 

Compatriotas:

espriuAgradezco el honor de dirigir a Ustedes unas palabras, en el septuagésimo sexto Aniversario de la Expropiación Petrolera del Patriota Presidente Lázaro Cárdenas del Río, en nombre de los integrantes del “Grupo Ingenieros Petroleros Constitución de 1917”.

El 18 de marzo es una fecha que durante muchos años ha sido de celebración, pero que enfrenta hoy una realidad que está por cancelar los beneficios que aquella gesta nacionalista entregaba a los mexicanos.

El actual Gobierno, y una mayoría de Senadores y Diputados en una penosa muestra de sometimiento, de subordinación, de sumisión, de servilismo, de abyección, al que están sujetos quienes prefieren la comodidad de la servidumbre recompensada, a la lucha por la libertad de manifestación y de conciencia y a la defensa de los intereses nacionales, han trastocado la Constitución de la República en su esencia y quieren ofrecer al mejor postor –mejor desde luego para sus personales intereses- los recursos no renovables y el negocio de la energía eléctrica, que son del pueblo.

A pesar de esta nueva circunstancia, sigamos celebrando en todo su valor y trascendencia aquel acto singular y hagamos al mismo tiempo de esta fecha y también como homenaje al General Cárdenas, el punto de partida para una nueva gesta nacionalista que rescate la Expropiación, que la fortalezca y que impida la consumación de la traición.

No podemos permitir que los políticos, los funcionarios y los empresarios inescrupulosos como los que como botón de muestra la prensa nacional hoy expone y que son solapados y protegidos con “información reservada y confidencial”, que han hecho millonarios negocios personales con Petróleos Mexicanos, quieran ahora hacer del petróleo de los mexicanos, un negocio personal.

Ya están en formación o ya organizados, los nuevos cárteles de tráfico de petróleo que harán su agosto si el gobierno se sale con la suya. Los nuevos “capos” de esos cárteles, cuyos nombres aparecen ya en las columnas políticas y económicas de los periódicos, no son “los chapos”, “las totas”, o los “mayos”, sino ex funcionarios públicos y familiares y amigos de políticos, que aspiran a figurar pronto en las listas de millonarios de la Revista Forbes.

Ya empezó también la guerra entre los cárteles, la acusación a Oceanografía y el chantaje del PAN al PRI de estorbar la aprobación de las leyes secundarias, para que no se afecte a sus miembros involucrados en los fraudes, no son sino luchas intestinas del PRIAN para definir sus territorios para el enorme negocio que se avecina.

Si se consuma el atraco, el caso de Oceanografía, será “el mar nuestro de cada día”. La misma novela, pero con nuevos protagonistas y elenco trasnacional.

No podemos permitirlo, porque a diferencia del Gobierno, que debiera ser del pueblo y para el pueblo y no lo es, el petróleo de México sí es del pueblo y para el pueblo y sólo para el pueblo debe ser.
Y en esa tesis debemos empeñar nuestros esfuerzos para ser dignos de esta Patria nuestra.

No venimos por tanto a cantar aquí un Requiem por la Expropiación Petrolera del 38, estamos para reiterar nuestro compromiso para rescatarla y fortalecerla, para revertir este golpe felón, alevoso, traidor, que no es sólo contra el patrimonio de los mexicanos, sino también contra su identidad y contra la Soberanía de la Nación.

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Para hacer que la opinión de las mayorías prevalezca sobre los intereses de quienes inmerecidamente detentan el poder.

Sí, porque como expresé hace un año en el Hemiciclo a Juárez, la industria petrolera nacionalizada, como ninguna otra, ha hecho viable el desarrollo de México y posible su factibilidad financiera, y lo que es esencial, enfatizado su identidad como Nación independiente.

No podemos aceptar que por un golpe de timón, a espaldas del pueblo al que no se quiere consultar, porque sabe de su negativa, el gobierno destruya nuestra esencia para incorporarnos como patio trasero de quienes lo mandan y manipulan.

Y he dicho un golpe alevoso, felón y traicionero, porque la Reforma Energética que han aprobado las Cámaras, y que seguramente querrán reforzar con leyes secundarias igualmente entreguistas, luego de los escarceos del contubernio entre el PRI y el PAN, ha sido concebida a base de mentiras y de falacias.

Porque es mentira que no se privatizan el petróleo y la energía eléctrica, como anuncian.

Porque es mentira el que no se entregará un centavo de la Renta Petrolera a los inversionistas privados, como pregonan.

Porque es mentira que los hidrocarburos son y seguirán siendo sólo de los mexicanos, como corean.

Porque es mentira el que no haya talento nacional para resolver nuestros problemas sin recurrir a otros, como sentencian.

Porque es mentira que no haya tecnología disponible sin compartir utilidades y producción, como desinforman.

Porque es mentira que bajarán los precios de la energía a los consumidores, como ofrecen.

Porque es mentira que se crearán millones de empleos bien remunerados para los mexicanos, como prometen.

Porque es mentira que con la reforma Pemex se fortalece, como alardean.

Y así muchas más falacias y mentiras, unas perfectamente demostrables y otras que el tiempo, si no impedimos esta afrenta, se encargaría de demostrar.

No podemos aceptar, no debemos aceptar como dogmas de fe las mentiras oficiales ni las verdades a medias que no son sino mentiras dolosas.

Un gobierno que miente, que engaña a sus gobernados, los traiciona y esto es lo que está sucediendo en nuestra Patria.

Pero también debemos señalar con claridad, con autocrítica personal y ciudadana, que un pueblo que se deja engañar, es responsable de las consecuencias de su ingenuidad o de su apatía.

No permitamos el engaño, aclaremos a todos nuestros compatriotas que la apertura significa, sin duda alguna, entregar parte de la renta petrolera a los poderosos de siempre y en detrimento de los dueños legítimos del recurso que somos todos los mexicanos.

Levantemos la voz en todo el territorio nacional, en las plazas, en las calles, en las fábricas, en los mercados, en las escuelas y universidades, en los círculos sociales, culturales y políticos, en los medios de comunicación y en las redes sociales, en todos los espacios libres, para señalar las consecuencias de las Reformas aprobadas por los que por consigna, levantan el dedo en los bunkers trashumantes de la Cámaras, aislándose y huyendo del pueblo para asestarle la puñalada por la espalda.

Exijamos que se escuche la voz del pueblo, que es el que debe mandar, que se le consulte en los asuntos de interés nacional, que los gobernantes no se asuman como dueños de vidas y haciendas como se consideran por su vocación neo porfirista.

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Invitemos a todos las mexicanas y los mexicanos progresistas a defender unidos nuestro patrimonio, nuestra independencia y nuestra soberanía, que está en juego el futuro de la Patria.

Ya el “Muro de la Ignominia” acogerá, y guardará indelebles, con el implacable repudio de la sociedad, los nombres de quienes han participado en este agravio a la Nación, porque lo que han hecho no es otra cosa, aunque lo nieguen, que privatizar el sector energético, intención fundamental de la Reforma, que por otra parte,en forma absurda e inconsistente, ignorante y desnacionalizada, privilegia el incremento de la producción y la exportación de petróleo crudo y no el desarrollo de la industria nacional y la seguridad energética de la Nación, como debiera, y propicia la entrada de los poderes hegemónicos globales en los asuntos internos de la nación.

Pemex, hay que repetirlo una y otra vez –y lo mismo pasa fundamentalmente con la Comisión Federal de Electricidad- es absolutamente autosuficiente, técnica y económicamente, no sólo para atender su propio crecimiento y modernización, sino para ser palanca del desarrollo nacional y para satisfacer una buena parte del gasto del Estado.

Como se dice en términos populares, “no necesitan de bules para nadar”.

Pero eso no importa a quienes, con intereses ajenos a los de los mexicanos, intentan hipotecar el futuro de México, entregando sus recursos no renovables.

Esos ya están haciendo su labor de zapa; nos lo advirtió el Presidente López Mateos al nacionalizar la industria eléctrica, con estas palabras:

“Pueblo de México: les devuelvo la energía eléctrica, que es de la exclusiva propiedad de la Nación, pero no se confíen porque en años futuros, algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles, entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a inversionistas extranjeros. Ni un paso atrás, fue la consigna de don Lázaro Cárdenas del Río, al nacionalizar nuestro petróleo. Hoy le tocó por fortuna a la energía eléctrica.

Pueblo de México –agregó López Mateos-, los dispenso de toda obediencia a sus futuros gobernantes que pretendan entregar nuestros recursos energéticos a intereses ajenos a la nación que conformamos”.

Con esa mística, con aquella consigna y con esta dispensa, nosotros estamos comprometidos a no dejarles a nuestros hijos y a nuestros nietos, una herencia nefasta ni a entregarles un México hipotecado o enajenado.

Ya otros como estos, entregaron un día la mitad del suelo de nuestra Patria, no permitamos que ahora se entregue la riqueza de nuestro subsuelo.

Hace 76 años, ese patriota Presidente que fue Lázaro Cárdenas, marcó en la historia de México la fecha de la dignidad y la soberanía, expropiando para la Nación su industria petrolera y reivindicando la propiedad de los hidrocarburos.

Comprometámonos aquí, ante la figura señera del General Presidente, a luchar sin descanso, para defender para las futuras generaciones, su legado histórico.

¡Viva la Expropiación Petrolera de 1938!

¡Viva el Presidente Lázaro Cárdenas!

¡Viva México!