En opinión de Ángel González Granados, ningún medio mexicano ha incluido en sus reportajes la situación de tensión y resistencia por la que pasan algunas escuelas brasileñas en el marco de la victoria de Bolsonaro
En la opinión de algunos analistas mexicanos, aún no hay elementos para conocer qué tan de derecha será el gobierno de Jair Bolsonaro porque su discurso podría ser escandaloso pero limitado en el momento de aplicarlo en la realidad.
La misma pregunta hecha a los brasileños y sobre todo a profesores y estudiantes podría tomar un sentido bastante distinto. Para algunas de ellas y ellos, el destino está marchando ya hacia la censura y la represión, y no en las calles necesariamente, sino dentro de sus escuelas.
El medio Brasil de Fato relató con precisión el ambiente en las escuelas:
“El 25 de octubre pasado, un poco antes de la segunda vuelta que le daría la victoria a Bolsonaro, policías federales armados irrumpieron en la Asociación Docente de la Universidad de Campina Grande, ubicada en el estado de Paraíba. Esta acción fue habilitada por el juez electoral Horácio Ferreira de Melo Junior, quien buscaba requisar el Manifiesto en defensa de la democracia y la universidad pública. Este manifiesto emitido el 18 de octubre de 2018 es una respuesta clara a las amenazas del candidato derechista en contra de la universidad pública. El pretexto que utilizaron los jueces para habilitar la orden de aprehensión fue que ese material formaba parte de la campaña de Haddad, postulado por el PT como candidato presidencial.”
“El 23 de octubre fiscales del Tribunal Regional Electoral irrumpieron en el aula de una profesora en la Universidad Estadual de Paraíba para investigar si se producía propaganda para algún candidato.”
Agrego las citas textuales porque ningún medio mexicano ha incluido en sus reportajes la situación de tensión y resistencia por la que algunas escuelas brasileñas pasan. Los casos se multiplican y quizás el proyecto de Bolsonaro avanza dentro de los espacios legislativos. El Diario, medio español, reporta cómo Ana Campagnola, legisladora del PSL, partido que llevó a Bolsonaro a la presidencia, lanzó una campaña en contra de “profesores adoctrinadores” que incluyan en sus clases contenidos críticos o que expresen indignación por la victoria de Bolsonaro. Su llamado fue todavía más peligroso porque instó a los estudiantes a filmar a los profesores en caso de que manifestaran una expresión partidista.
Tal parece que el primer campo de batalla política que ha elegido Jair Bolsonaro y su proyecto son las escuelas. Estratégicamente podría significar una decisión pensada por la amenaza que pueden representar nodos activos en contra de todo lo que podrían representar sus declaraciones prodictadura -en resumen, para no enlistar sus múltiples dichos-.
La intención de disputar las escuelas como una trinchera de la censura parece ser un empeño de una parte de la familia Bolsonaro. Desde el 2014, Carlos y Flávio Bolsonaro, hijos del presidente electo brasileño, habían propuesto una iniciativa, derivada del movimiento “Escuela Sin Partido”, que pretendía censurar que se refirieran a temas de actualidad o incluyeran contenidos críticos en el sistema de enseñanza estatal.
Pareciera, bajo las anteriores consideraciones, que Jair Bolsonaro -Carlos y Flávio Boslonaro- y su equipo, conocen los episodios de lucha recientes de universitarios y “secundaristas” en contra del autoritarismo.
Abro paréntesis: Los “secundaristas” son estudiantes que están en escuelas secundarias sobre todo estatales y sus edades van aproximadamente de 12 a 17 años. Cierro el paréntesis y explico. A finales de 2015 y principios del 2016, en el estado de São Paulo jóvenes de entre 12 y 17 años tomaron alrededor de 200 centros de estudio y se hicieron cargo de las escuelas, clases y el mantenimiento de sus planteles. La protesta fue una respuesta en contra de un decreto gubernamental que quería reestructurar las escuelas y desplazarlas geográficamente, limitando el derecho a la educación de los jóvenes. En Goiás, estado brasileño del centro-oeste también se tomaron a inicios del 2016 alrededor de 27 escuelas; la protesta en esa zona era para impedir que los planteles se agregaran a manos privadas o se transformaran en escuelas militarizadas.
Sospecho que algunos de esos “secundaristas” ahora, en el 2018, ya están en las universidades y empujan resistencias en contra de los proyectos que pretendería llevar a cabo Bolsonaro. Solo unos días después de la jornada de irrupciones policiacas y militares a las escuelas, un grupo nutrido de universitarios se manifestaron por la tarde del 27 de octubre frente al Tribunal Electoral Regional en Río de Janeiro.
En las aulas también hubo una respuesta pues estudiantes de enseñanza media han decidido vestirse de negro para manifestarse en contra del proyecto conservador de quien fuera recientemente electo como presidente. También en la Universidad de São Paulo, el Movimiento Brasil Libre, organización ultraconservadora, llamó a festejar la victoria de Bolsonaro. Como respuesta, los universitarios decidieron no entrar a clases y defender su universidad de la intromisión derechista.
He intentado entablar entrevistas con las protagonistas de esta lucha, pero precisamente por su ajetreada actividad política no se han podido concretar. Aun así, me han podido describir sintéticamente la situación.
Gleice Antonia de Oliveira, profesora de historia, militante de izquierda radicada en São Paulo escribe: “somos el sector que está más directamente bajo fuego de Bolsonaro y demás organizaciones de derecha.”
Por su parte Roberta Lachowsk joven militante que vive en Río de Janeiro sentencia:
“Ahora es un momento de resistencia, nada nos callará y nuestra lucha apenas comienza.”
Autor: Ángel González Granados
Fuentes:
Pedro Ribeiro Nogueira, “Agentes do Estado invadem universidades em todo o país as vésperas do 2° turno”, Brasil de Fato, 25 de octubre de 2018, consultado 2 de noviembre de 2018,
Dom Phillips, “Delata a tu profesor: una diputada del partido de Bolsonario pide denunciar el ‘adoctrinamiento de izquierdas’”, El Diario, 30 de octubre de 2018, consultado 2 de noviembre de 2018,