Iberdrola y Calderón: el Estado al servicio de los empresarios

Los empresarios y el Estado neoliberal se han opuesto a las mayorías de México para servir de mejor manera a sus patrones, las grandes  transnacionales

Regeneración, 12 de febrero del 2019. Empresarios y Estado Mexicano al servicio de las trasnacionales señala el autor quien puntualiza algunas de las experiencias latinoamericanas como Chile de Pinochet, primer impulsor del neoliberalismo en América Latina.

Por Pablo Carlos Rojas*

Los neoliberales son los únicos que creen en sus propias fantasías. Una de esas, quizá la más elocuente, es la que asegura que el Estado resulta ser el archienemigo total del Mercado, pues según esto, reprime e impide que se desarrollen con plena libertad las aspiraciones empresariales.

En ese sentido, el mercado, para los neoliberales es el espacio de máxima libertad, pues permitiría la realización completa de la propiedad privada. En suma, los neoliberales juran y perjuran que a más Estado menos mercado.

Sin embargo, las fantasías no son más que dogmas cuando no coinciden con la realidad,y los hechos en los últimos meses develan el verdadero trasfondo de un mapa de corrupción y saqueo conformado gracias a la subordinación del poder político al servicio del poder económico.

El ex presidente Felipe Calderón; el jefe de la Oficina de la Presidencia de Carlos Salinas, José Córdoba Montoya; los ex secretarios de Energía Jesús Reyes Heroles, Luis Téllez y Georgina Kessel; y Alfredo Elías Ayub, ex director general de la CFE son algunos de los funcionarios clave que con el mayor cinismo pasaron a conformar parte de las mismas empresas que durante años consiguieron desangrar al Estado mexicano a través de contratos y acceso directo a la explotación de energía, hidrocarburos o materias primas.

Por más que el mismo Calderón insista al vacío, todo mundo tiene bien claro que servir al mundo empresarial siempre deja su cuantiosa remuneración, por eso, el problema que fue expuesto el día lunes por el nuevo gobierno no habla de un mero asunto de moral sino que eso es la expresión del más brutal saqueo realizado durante décadas al Estado y a la sociedad que paga impuestos.

El esquema no es tan complicado de entender.

En Chile, el primer país del mundo donde se aplicó la doctrina neoliberal, Augusto Pinochet se dedicó a colocar en los estratos más altos de dirección de empresas paraestatales a sus colaboradores de mayor confianza, tecnócratas mejor conocidos como los “Chicago Boys”, quienes tenían como tarea privatizarlas desde adentro y una vez que lo conseguían pasaban a ser parte de los directorios de las nuevas empresas privadas adquiridas por trasnacionales, estadunidenses en su mayoría.

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Ese fue el caso de Hernán Büchi y del mismísimo yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou, quien es hoy día uno de los más importantes empresarios comercializadores de minerales, director de la empresa Soquimich S.A.

Pues bien, en México aplicó el mismo esquema, porque neoliberales.

Si se retoma tan solo una veta de los datos que arrojó el nuevo gobierno resulta que de 9 funcionarios pertenecientes al más alto nivel de la administración ¿pública?, 4 han formado parte del cuerpo de consejeros de la eléctrica española Iberdrola.

Esa compañía trasnacional que tiene filiales y sedes de producción y comercialización en varias partes del mundo fundó Iberdrola USA instalada en Estados Unidos, misma que al fusionarse con UIL Holding Corporation dio lugar a la empresa Avangridpara la que trabajaron nada más y nada menos que Felipe Calderón y Alfredo Elías Ayub (exdirector de CFE durante los gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón). Directamente para Iberdrola también trabajaron Georgina Kessel (exsecretaria de energía) y Alejandro Fleming (jefe de asuntos jurídicos de la Sener).

Gracias a los cambios en la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica fue que en 1997 durante el gobierno de Ernesto Zedillo, la CFE lanzó el concurso para poner en marcha el régimen de Productor Externo de Energía (PIE), en el que Iberdrola ganó una licitación para generar energía eléctrica en Monterrey.

Al parecer es una singular coincidencia que la compañía comenzara a operar en México durante el gobierno de Zedillo y que más tarde pasara a contratar al director de la CFE.

Todavía es más mayor la coincidencia al apuntar que para 2011 la empresa ya concentraba el 40% del total de la capacidad de generación de energía de productores independientes con un total de 5 mil megavatios (Mw) de potencia instalada (LaJornada 29/01/11), hecho que la llevó a ser la primera empresa privada productora de energía del país según las palabras del propio director de Iberdrola en México, Gonzalo Pérez.

En otras palabras, sí, el crecimiento de Iberdrola fue notable durante los gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón.

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Los datos no están develando cualquier cosa.

El problema de fondo es que las empresas trasnacionales se apropiaron de manera completa del Estado mexicano, a quien colocaron como un empleado más, un subordinado a su servicio.

La contratación de exfuncionarios públicos es realmente el pago por los favores realizados desde el Estado a sus filiales durante años, es su remuneración descarada, lo cual habla del nivel de conflagración entre el poder político y el  poder económico.

Este hecho demuestra que el esquema argumentativo del neoliberalismo vive solo reproducido como mentiras y fantasías.

El neoliberalismo no es la expresión de la antípoda Estado versus Mercado, pues las fuerzas del mercado y del poder económico lograron tal nivel de impacto y de saqueo solo a través de la actuación directa del poder político.

Fue gracias al cobijo de un Estado sumiso frente a las empresas y represor, autoritario y excluyente frente a la sociedad, que el neoliberalismo logró implantarse y permitir el desarrollo máximo de las empresas, quienes además, no se limitan a la libertad del mercado sino conforman verdaderos monopolios y oligopolios concentradores de la riqueza.

Bajo ese mapa, el poder económico trasnacional se entronizó como el poder rector de la vida social mexicana, subordinando y excluyendo de la toma de decisiones al grueso de la población.

Por eso no sobra decir lo que tanto ha insistido Atilio Borón: el mercado no es el archienemigo del Estado pues se alimenta permanentemente de él, pero sí en cambio, el mercado es la antítesis de la democracia.

Los empresarios y ese Estado neoliberal son los que se han opuesto durante años a las grandes mayorías de este país, ¿con qué fin? con el de servir de mejor manera a su patrón, la gran empresa trasnacional.

*Pablo Carlos Rojas es politólogo, latinoamericanista y director de RELEVO XXI A.C.

Twitter:@pablocarlos_22