Esta puerta de entrada y salida intensificará el comercio global, mejorará las comunicaciones y se colocará como una pieza simbólica de las nuevas rutas de comercio
Regeneración, 22 de septiembre de 2020. Cuando se habla de proyectos geoestratégicos a nivel mundial estos contemplan una serie de elementos generales que van desde la conexión de un punto (A) a un punto (B); metamorfosis de la relación espacial del ser humano y su entorno; y el significado que estos proyectos imprimen en las relaciones internacionales a nivel mundial.
Para el caso del Corredor Interoceánico en el Istmo de Tehuantepec se encuentran estos tres elementos generales:
- El acercamiento de la angostura entre los puertos al sur de México desde el Océano Atlántico cruzando hasta el Océano Pacífico.
- La relación entre las comunidades en el propio Istmo con el entorno de infraestructura, caminos, estaciones, centros industrializados, plataformas logísticas, etc.
- La puerta de entrada-salida de mercancías y recursos estratégicos entre tres continentes (Asia, América y Europa).
Estos elementos convierten automáticamente al proyecto del Corredor Interoceánico en un verdadero masterplan geoestratégico.
La idea no es nada nueva, desde el siglo XIX se ha tenido la intención de usar este espacio único, pero las administraciones anteriores nuca lograron poner por encima de sus coyunturas la creación de este mítico desarrollo.
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia el corredor se consolidó con una visión de múltiples propósitos y recogió las iniciativas más innovadoras como la construcción de carreteras funcionales, trenes de pasajeros y de mercancías, reordenamiento y remodelación de puertos marítimos, ampliación y modernización de espacios para mantenimiento de combustibles, construcción de clusters, fortalecimiento de la sociedad, seguridad, vida digna y oportunidades de prosperidad para la gente de la zona con el uso de nuevas tecnologías.
Desde el aspecto internacional, esta puerta de entrada y salida intensificará el comercio global ya que acortará caminos, mejorará las comunicaciones y se colocará como una pieza simbólica de las nuevas rutas de comercio como la Nueva Ruta de la Seda.
Todos estos aspectos en su conjunto le dan a México un impulso nunca antes visto. Su control y administración pondrá a este país en el ombligo del mundo y la cantidad de dinero que detonará el proyecto no será solo para una o dos administraciones, sino para más de 50 años, o sea, un verdadero proyecto a largo plazo.
Pero las sorpresas no acaban ahí, el gobierno de Singapur será uno de los países anfitriones que ayudará a su construcción y desarrollo por ser una de las naciones que están a la vanguardia en materia de puertos ultra modernos, transporte naviero y logística. La visita a México en noviembre del primer ministro, Lee Hsien Loong, mostró la intención de fortalecer el intercambio entre ambas naciones. Este país concentra inversiones importantes en el corredor interoceánico.