Joven estadounidense, primo del palestino asesinado, fue golpeado por la policía israelí
El crimen provocó las protestas palestinas más grandes de los últimos años en Jerusalén. En venganza del asesinato de tres estudiantes israelíes en Cisjordania. Netanyahu pide contención y se enfrenta con su derecha que exige mano dura
Juan Gómez
El País, 6 de julio de 2014. Jerusalén. Los arrestos efectuados por las autoridades israelíes apuntan a que los autores son ultraderechistas judíos y que actuaron en venganza por el asesinato de tres estudiantes en Hebrón.
La policía israelí detuvo este domingo a seis sospechosos de haber quemado vivo al joven palestino Mohamed Abu Jadair, cuyo cuerpo carbonizado fue hallado en la mañana del miércoles en un bosque de Jerusalén. Se trata de ultraderechistas judíos, según la escasa información revelada ayer. Las detenciones permiten inferir que Abu Jadair, de 16 años, murió en represalia por el asesinato de tres estudiantes judíos de 16 y 19 años, que el lunes fueron hallados muertos en Cisjordania tras 18 días desaparecidos. El asesinato de Abu Jadair desató la más grave ola de protestas y disturbios de los últimos años en Jerusalén oriental, que se extendieron a otras áreas palestinas y a varias ciudades de mayoría árabe de Israel. El domingo siguieron los enfrentamientos entre policías y palestinos en el norte del país.
Según fuentes policiales citadas por el diario Haaretz, los detenidos están relacionados con grupos de ultraderecha y habían intentado secuestrar a un niño de nueve años el martes en Shuafat, el mismo barrio de Jerusalén oriental donde desapareció Abu Jadair. El servicio de inteligencia interior israelí, el Shin Bet, solicitó a los jueces que prolongaran el embargo informativo impuesto a la investigación. Se impidió así la rueda de prensa convocada. Los sospechosos están bajo custodia del servicio secreto, que, según Haaretz, les aplica la ley antiterrorista, que los puede mantener 10 días sin asistencia legal. Uno de ellos ha admitido su implicación en el crimen, según la prensa local.
El primer ministro israelí, el conservador Benjamín Netanyahu, condenó el extremismo judío en un comunicado. Dijo el jefe del Gobierno que Israel “no diferencia entre terrorismo y terrorismo”. La familia de uno de los jóvenes judíos asesinados, Naftalí Fraenkel, comunicó sus condolencias a la de Abu Jadair y expresó su “horror” al conocer que los asesinos del joven eran judíos.
En Shuafat, las detenciones y la presunta autoría del asesinato no sorprenden a nadie. Desde el mismo miércoles circulaban rumores que ahora la investigación parece confirmar: al joven Abu Jadair lo quemaron vivo, sus asesinos son judíos ultraderechistas y ya habían intentado llevarse a un niño la víspera. Tras el hallazgo, el pasado lunes en Cisjordania, de los cadáveres de los estudiantes de religión Gilad Shaar y Neftalí Fraenkel, ambos de 16 años, e Eyal Yifrah, de 19, se desató en Israel una ola de consternación y también de desórdenes contra los palestinos, sobre todo en Jerusalén occidental.
Inmediatamente después de que se encontrara el cadáver de Abu Jadair comenzaron en Shuafat los disturbios más graves de los últimos años en Jerusalén. La policía israelí y los manifestantes palestinos libraron tres días de duros enfrentamientos, en los que se registraron cientos de heridos. Su punto álgido fue el viernes. El primer día de la oración del Ramadán de este año coincidió con el funeral del muchacho, al que asistieron miles de personas. En cuanto el cuerpo del chico, amortajado con una bandera palestina, salió en dirección al cementerio, cientos de jóvenes se lanzaron contra la policía, que respondió con balas de goma, botes de humo, bombas de sonido y la contundencia de siempre.
Durante los disturbios, un grupo de policías propinó una paliza a Tariq Abu Jadair, ciudadano estadounidense de 15 años y primo del asesinado, que se encuentra en Jerusalén de vacaciones. El Departamento de Estado condenó desde Washington el “uso excesivo de la fuerza” contra Tariq, que ya estaba esposado cuando la policía de fronteras seguía pateándole la cara y la cabeza. Tras la difusión de un vídeo que muestra la paliza, las autoridades israelíes pidieron 3.000 shekels (600 euros) de fianza para sacar al escolar del calabozo. Lo condenaron a nueve días de arresto domiciliario, justo el tiempo que les queda de vacaciones en Jerusalén a él y a su familia. Lo acusan de haber portado un tirachinas y de resistencia a la autoridad. Estados Unidos pide “una investigación transparente y creíble” del suceso.
También este domingo el Ejército israelí anunció la detención de un palestino de Cisjordania, acusado de participar en el triple asesinato de los estudiantes israelíes cerca de Hebrón, al sur de Jerusalén. La semana pasada, las autoridades reventaron las casas familiares de otros dos sospechosos del asesinato, que siguen en busca y captura. La familia del joven Abu Jadair se preguntaba ayer si el Ejército demolerá las casas de los seis israelíes detenidos por matar a su hijo.
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El pulso de Netanyahu con su derecha
Benjamín Netanyahu mantiene estos días un pulso con el sector más derechista del Ejecutivo que preside. Le piden más contundencia contra Hamás y otros grupos islamistas, que continúan sus ataques con cohetes y morteros desde la franja de Gaza. El jefe del Gobierno israelí llamó al orden este domingo a sus ministros de Exteriores, Avigdor Lieberman, y Economía, Naftalí Bennet, que llevan días abogando por nuevas medidas de fuerza contra los islamistas de Gaza.
Netanyahu y Lieberman se enfrentaron durante el Consejo de Ministros dominical con una virulencia “que sorprendió a los otros miembros del Gabinete”, según informaciones del diario Haaretz.
El primer ministro dijo que hará “todo lo posible” por restaurar la seguridad en las zonas israelíes más castigadas por los bombardeos desde Gaza, pero advirtió de que “Israel debe demostrar contención” en sus respuestas. Pidió Netanyahu que se eviten “el lenguaje incendiario y los actos impulsivos”. Desde que el lunes pasado fueron hallados los cadáveres de los tres estudiantes judíos desaparecidos el 12 de junio, la ola de indignación y duelo en Israel se ha visto acompañada de disturbios contra los palestinos y peticiones de mano dura desde los sectores más conservadores.
Durante una visita a la localidad de Sderot, al sur de Israel, uno de los objetivos preferidos por los misiles caseros de Gaza, Lieberman había criticado el viernes la posibilidad de un alto el fuego con Hamás, para el que Israel negocia con la mediación de Egipto. Poco amigo de las medias tintas, Lieberman ha dicho, además, que los palestinos con nacionalidad israelí que participen en protestas o algaradas “no pertenecen a Israel”. Ayer, Netanyahu dijo en la reunión con sus ministros que quien lo critique a él o a sus políticas en público “es un irresponsable que actúa con motivaciones políticas”. Antes de hablar, dijo el jefe del Gobierno, según los medios israelíes, “hay que venir al Consejo de Ministros”.
Esta rivalidad sugiere que Netanyahu se atendrá, al menos a corto plazo, a su reciente consigna de contención en Gaza, según la cual Israel “responderá a la calma con calma”. El domingo se registraron nuevos ataques desde Gaza, después de que la fuerza aérea bombardease 10 objetivos islamistas durante la noche.