#Opinión: Cultura pop y paidofobia

Por Miguel Martín Felipe

En la columna pasada expuse la posible correlación entre la industria cultural y la creciente popularidad del pensamiento individualista.

En este contexto, identifico un fenómeno al que nombro paidofobia. Se suscita entre algunos jóvenes y no tan jóvenes consumidores de cultura pop que manifiestan su postura antiprocreación con memes sumamente ofensivos contra los niños. Asimismo, creadores de contenido lo llegan a verbalizar: “odio a los mocosos, no los soporto”, dice la youtuber Denisse McCool.

Consultando a psicólogos acerca de los posibles orígenes de estas conductas, me dicen que, desde una perspectiva freudiana, es la manifestación de problemáticas generadas por relaciones difíciles con los padres durante la infancia, aunado a un proceso de maduración trunco por la permanencia en la casa paterna.

Otro fenómeno paralelo es la llamada infantilización de la sociedad. Bajo el argumento de la nostalgia, adultos consumen contenidos otrora pensados para niños, pues muchas series y películas de los 80 y 90 surgieron a partir de estudios de mercado que evaluaban los gustos del público infantil y adolescente de la época.

El cine y las series sobre superhéroes lograron conquistar a amplios grupos etarios. Aquí se da una paradoja interesante que ilustraré recordando una publicación de Facebook que vi cuando estaba próximo el estreno de la película Avengers Endgame, en abril de 2019. Aparecía un póster promocional de la película y el texto siguiente: “No traigan a sus bendiciones al estreno de Endgame. Sus gritos y chillidos nos podrían arruinar la experiencia a los verdaderos fans”.

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La paradoja que se ilustra en este alarde de brutal honestidad es que los cómics, origen de esa saga cinematográfica, fueron concebidos inicialmente como entretenimiento infantil. Con el paso del tiempo, junto con la ciencia ficción en formato audiovisual, fueron ganando un prestigio tal que los encareció cada vez más. Ahora los “verdaderos fans” de estos productos no son los niños, sino los adultos, y por reivindicación propia. De manera que no solo los niños quedan excluidos de esta magna fiesta, sino también los adultos con niños.

Neil Postman, el sociólogo que pronunció en 1983 la conferencia titulada La desaparición de la niñez, se quedó corto al mencionar que la sociedad adulta se infantilizaba por el excesivo consumo de productos televisivos. La sociedad actual ha normalizado el entretenimiento digital irrestricto, 24/7 y totalmente portable. Las opciones de consumo crecen exponencialmente y los productos se vuelven cada vez más “de culto”, lo que conlleva una parafernalia sostenida por el poder adquisitivo de quien los consume, y que obviamente es más propicio para aquellos adultos, los cuales, caricaturas y ciencia ficción son su único campo de conocimiento y tema de conversación, y desprecian a los niños que ellos no han procreado, en una misantrópica manifestación del pensamiento individualista.

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Para ilustrar mejor, presento una serie de imágenes donde jóvenes muy cool reivindican su decisión de no procrear a través de memes que escalan cada vez más en una crueldad innecesaria en contra de los niños, que nos son otra cosa sino los mismos seres humanos que ellos fueron alguna vez, pero que la cultura pop y el pensamiento individualista los han convertido en algo así como una raza inferior, susceptible de burlas y desprecio.

Un viajero del tiempo propio de la ciencia ficción llegaría a esta época y se preguntaría en qué momento se convirtió en algo más valioso una mascota que un ser humano. Aclaro que nada de esto tiene que ver con el pensamiento provida y las ideologías de derecha. Esos son temas muy aparte.

Por las vías habituales, espero sus comentarios.

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