El Instituto Geológico y Minero de España publicó un estudio sobre los riesgos ambientales y a la salud procedentes de la técnica de fractura hidráulica para extraer petróleo y gas no convencionales. Libera uranio y radón al medio ambiente
Regeneración, 30 de julio de 2014, España (Agencia EFE). Un informe del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) de este año menciona la posible radiactividad de aguas, la contaminación química de los acuíferos y de la atmósfera y la sismicidad inducida, como las principales preocupaciones que plantea la técnica de la fractura hidráulica, el así llamado ‘fracking’.
Según el documento titulado «Recomendaciones ambientales en relación con las medida preventivas y correctoras a considerar en proyectos relacionados con la exploración y explotación de hidrocarburos mediante técnicas de fractura hidráulica», dado a conocer por el responsable de Energía de Izquierda Unida, Adolfo Barrena.
Se trata, según ha explicado Barrena, de un informe encargado por el Ministerio de Industria, fechado en enero de 2014, «pagado con dinero público» y que ese departamento ministerial no ha publicado, ni tampoco el de Medio Ambiente, porque no le interesa. Precisamente, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, reconoció ayer, en una entrevista a Efeverde, la existencia de un documento del IGME, que ha asegurado estudia el ministerio.
También ayer, el Gobierno de España recurrió al Tribunal Constitucional la ley que había aprobado Navarra para prohibir la fractura hidráulica en su territorio, un tribunal que este mismo verano ha declarado inconstitucionales las leyes de Cantabria y de La Rioja al considerar que invaden competencias estatales. Tras insistir en la postura «radical y absolutamente en contra» de la fracturación hidráulica, Barrena citó que el informe, de 85 páginas y “muy exhaustivo técnicamente”, pone de manifiesto que esta técnica produce liberación de sustancias radiactivas, como radón o uranio.
Además, se alerta sobre la aparición de tóxicos en el agua utilizada y que, tras volver a la superficie, contamina el territorio, con los consiguientes problemas para las personas, la biodiversidad, la flora, la fauna, la agricultura y la ganadería. Pero el agua que no sale a la superficie contamina los acuíferos, ha explicado Barrena, quien ha informado de que el 80 por ciento de los proyectos de fracturación hidráulica están sobre corrientes subterráneas.
Además, cada perforación (y son necesarias entre 60 a 80 por proyecto), el agua que se necesita puede llegar a los 40 millones de litros, un consumo que según el informe también es preocupante. La fractura hidráulica (fracking) es una técnica desarrollada en EU a principios del siglo XXI para mejorar el caudal de los pozos de muy baja productividad y transformarlos en comerciales, fundamentalmente de gas y en yacimientos convencionales, se explica. Consiste en la inyección en el pozo de una mezcla de agua, arena y productos químicos a alta presión, un proceso que provoca que la roca se fracture (microfracturas) y permite que el gas salga a la superficie, por lo que según el documento la mezcla debe extraerse y no debe mezclarse con el agua dulce.
Otro problema de esta técnica respecto al medio ambiente es la sismicidad inducida, además de liberar elementos cancerígenos, ha afirmado Barrena. El dirigente de IU ha considerado «tremendas» las conclusiones del IGME, organismo dependiente del Ministerio de Fomento, y ha denunciado el «ocultismo y secretismo» que mantiene de manera «sorprendente» el Ministerio de Industria sobre el mismo, cuando ha sido el que lo ha encargado. El diputado de la izquierda de Aragón en el Congreso, Álvaro Sanz, ha anunciado que IU presentará en la Cámara alta iniciativas para preguntar al ministro José Manuel Soria por qué no ha hecho público dicho informe.