Selección nacional a la final, vía del fraude; «el penal que no era y valió 30 millones»

Porqué la selección mexicana valía “oro” y debía estar en la final de la copa: Todo es cuestión de millones de dólares

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Regeneración, 23 de julio del 2015.-México es el gran imán de taquilla y tele-audiencia de la Copa de Oro y ha representado decenas de millones de dólares en ingresos, para la Concacaf, aun con su “pobre” participación en el torneo.

A los agónicos e inesperados festejos de Miguel Herrera (en su caso, como siempre exagerados), jugadores, aficionados, directivos, patrocinadores y difusores mediáticos (principalmente televisivos: –Televisa y Azteca-) mexicanos, se sumó la alegría que garantizan los millones de dólares en ingresos que percibirán los “cuestionados” (por los fraudes de FIFA-Gate) dirigentes de la Concacaf, provenientes de los, por lo menos, 13 millones de mexicanos (según modestas estimaciones de la ONU en 2013), que sostienen el incipiente y millonario proyecto del futbol en el vecino país del norte.

El penal que no era y valió 30 millones de dólares

Cuando el árbitro asistente, Eric Boria se enfiló hacia la línea de meta, e hizo marcar al árbitro central, una falta inexistente sobre el futbolista “volador” Oribe Peralta, la alegría explotó en los palcos de los mandos de la Concacaf. La razón era sencilla, en el último minuto del tiempo extra, la selección mexicana, evitaría la riesgosa e históricamente fatídica serie de penaltis, Andrés Guardado, tomó el balón y anotó. La caja registradora no dejaría de sonar, la “mina de oro” de la “Copa”, seguiría siendo explotada, y los dólares no dejarían de correr.

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No importó el fair-play (juego limpio), en un caso más del “aiga sido como aiga sido”, las arcas de la Confederación y sus transnacionales “sponsors” (patrocinadores), seguirían rebosantes y listas para el saqueo tradicional de los federativos y socios empresariales, lo que menos importa es el balón.

La respuesta popular fue inmediata en pocas horas, los organizadores pudieron anunciar el “sold-out”, las más de 68 mil entradas para la semifinal en el Georgia Dome de Atlanta, estaban agotadas.

Logrando comercializar, una cantidad similar de boletos en sus 4 partidos anteriores, “la mina de oro” estaba lista para seguir siendo explotada, la mexicana fue la única selección en jugar todos sus partidos en estadios de la NFL, cuyos aforos rebasan los 60 mil espectadores. Superando por mucho el promedio de asistencia por encuentro de estadounidenses (38 mil 707) y ticos (33 mil 881). Sumando hasta el juego semifinal del día hoy, una asistencia total de 315 mil 46 aficionados. Garantizando de facto un sexto partido, al ser incluido por primera vez, en 12 años, un cotejo por el tercer sitio.

Con un costo promedio por boleto de 100 dólares, el “tri” generó sólo por concepto de taquilla la friolera de poco más de 31 millones de dólares.

México llega con trampa a la final

El robo se consumó en la semifinal, de hoy por la noche, al marcar descaradamente en el último minuto, un nuevo penal inexistente, con el regalo arbitral, ordenado por los hombres del dinero, perdió el futbol, y la imagen de un representativo nacional, reflejó la impunidad que reina en la FIFA y predomina en México.

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Lo menos importante. Finalmente en tiempo extra, con un segundo penal inexistente, la selección mexicana, consumó el “robo”, anotó y pasó a la final.

Aunque fracaso el futbol, el negocio fue un éxito, desde el principio, las llaves estuvieron dispuestas para el enfrentamiento final México y Estados Unidos, aun con la eliminación de Estado Unidos en semifinal, los organizadores garantizaron sus ingresos al anunciarse, desde este miércoles, la venta total de los 66 mil boletos disponibles del Lincoln Financial Field, en la ciudad de Filadelfia, para la final, cuatro días antes de la realización del partido.

El negocio redondo de la Concacaf, se concretó con el anuncio de que durante la “Copa” se logró la venta de medio millón de boletos en toda la edición y la selección nacional mexicana de futbol llegó a la final de un torneo mediocre por la conocida vía del fraude.

Con información de: El Universal 210715 y Medio Tiempo 220715