2.- Ha sido la militancia activa de las y los jóvenes la que ha demostrado que el espacio democrático no está en los recintos institucionales, sino en el pueblo y en las calles.
3.- La izquierda debe pensar en el relevo generacional, en tanto que toda organización democrática debe ampliar su convocatoria a más sectores sociales. La divergencia político-ideológica no debería ser “barrera” sino una invitación al diálogo y el debate.
4.- Morena puede y debe ser una organización donde sus jóvenes sean parte activa de las discusiones y las actividades políticas. Una organización donde no se reciclen las peores prácticas del pasado necesita de las y los jóvenes.
5.- Porque lejos de acallar la voz de los jóvenes, debe escucharse. Lejos de impedir que la juventud llene de su vitalidad las estructuras de Morena, se deben abrir todas las puertas.
Por estas y otras razones, la juventud debe engrosar las filas de Morena para construir, con la pluralidad de la izquierda, una autentica representación popular.