En los primeros 79 días de 2016 la calidad del aire en la Ciudad de México ha sido mala, de acuerdo con estadísticas de la Secretaría de Medio Ambiente de la capital.
Regeneración, 21 de marzo de 2016.- Solamente 11 días el aire fue considerado limpio, manteniéndose debajo de los 100 puntos de concentración de contaminantes. 33 días tuvieron niveles de ozono de más de 100 puntos en el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (Imeca), que es cuando se considera como mala la calidad del aire. En otros 66 días se rebasó la escala de partículas suspendidas PM10 y 40 con registros de PM2.5.
El número de declaratorias de precontingencia ambiental aumenta constantemente. Solamente las que se registraron en lo que va del año representan un promedio anual de las que hubo tanto en 2003 como en 2015 juntos.
Luego de cuatro días consecutivos de alerta ambiental, se levantó el estado de contingencia.
Medidas insuficientes
La gota que derramó el vaso, tardíamente, fue la pasada contingencia que se vivió en la Zona Metropolitana, lo cual no ocurría desde 1999.
Los gobiernos del Estado de México y la Ciudad de México acordaron llevar a cabo diversas medidas para mejorar la calidad del aire. Entre ellas, según encargo de Peña Nieto hacia la Semarnat, está la agudización de las restricciones del Programa Hoy No Circula, además de una posible reformulación del reglamento de tránsito. También se ha hablado de aumentar el costo de la tenencia o el valor asociado al automóvil particular. La mejora en el transporte público es otra de las recomendaciones que ha hecho por ejemplo el Centro Mario Molina, al señalar que “el costo social por automóvil puede incluso superar su valor comercial”.
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Organizaciones como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental han declarado que las medidas a tomar para resolver realmente el problema de la contaminación deben ser de naturaleza drástica, en aras de una profunda transformación que ponga en entredicho el modelo de ciudad. Estas medidas, señaló la organización, pueden incluso no ser muy populares entre la propia población, sin embargo, la crisis de salud pública y ambiental no deja otras opciones para aplicar acciones paliativas o de menor alcance.
Fuente: La Jornada.