Integrantes de la tribu Standing Rock tres cinco meses de protestas han logrado frenar temporalmente la construcción del oleoducto Dakota Access que pasa por sus tierras sagradas. El fin de semana hubo enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. A pesar de que un juez desechó los argumentos del pueblo sioux y autorizó la obra, el gobierno de Barack Obama anunció que no permitirá que cruce terrenos federales y pidió a la empresa su paralización temporal.
Regeneración, 12 de septiembre de 2016. Por más de cinco meses integrantes de la tribu Standing Rock del pueblo sioux han protestado por la construcción de el oleoducto Dakota Access que atraviesa sus tierras sagradas. Este fin de semana, un juez autorizó el oleoducto y desechó sus argumentos jurídicos. Poco después, el gobierno estadounidense anunció que no permitirá por el momento que la obra cruce por los terrenos federales en disputa y pidió a la empresa Energy Transfer Partners, con sede en Texas, suspender temporalmente su construcción.
A la espera de ver cómo avanza el caso, la decisión de la Administración de Barack Obama, con el gesto inusual de emitir un comunicado conjunto de tres agencias gubernamentales después de un fallo judicial, supone un espaldarazo a los opositores al oleoducto Dakota Access, de mil 900 kilómetros de longitud y que prevé conectar a finales de año Dakota del Norte con Illinois cruzando otros dos Estados.
El caso ha desatado protestas y choques violentos en los últimos días, evidencia el creciente debate ambientalista ante la proliferación del fracking (técnica de fracturación hidráulica para extraer petróleo y gas no convencionales), que ha disparado la producción petrolera de EU y que tiene su epicentro en Dakota del Norte.
Los departamentos de Interior y Justicia, y el Ejército de tierra anunciaron que no permitirán la construcción del oleoducto en terrenos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército cercanos al lago Oahe “hasta que pueda determinarse si debe reconsiderar” alguna de sus decisiones previas que sí autorizaron el paso de la infraestructura por esos terrenos.
“De forma interina, pedimos a la compañía del oleoducto que pare voluntariamente toda la actividad de construcción dentro de [un territorio] 20 millas al este o este del lago Oahe”, reclama el comunicado oficial.
La tribu sioux señala que el oleoducto, en caso de accidente, podría contaminar las aguas del lago Oahe y que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército no siguió el procedimiento adecuado cuando autorizó la construcción porque vulnera leyes federales de protección histórica.
Según los sioux, las tuberías atravesarían tierras ancestrales —que quedan fuera de la reserva en la que viven— en las que sus antepasados cazaban, pescaban y están enterrados. Esa era la base de la demanda que presentaron en julio en un juzgado de Washington.
Sin embargo, el juez James Boasberg falló que la tribu “no ha demostrado que sufrirá daño” irreparable si la construcción avanza. Ese es el argumento legal que hacían la compañía constructora, Energy Transfer Partners, con sede en Texas, y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, aunque la posición de este último podría cambiar tras el comunicado.
La defensa de los sioux avanzó que recurrirá la decisión del juez. El caso ha reavivado el activismo de las tribus indígenas junto al de grupos ambientalistas que rechazan el fracking. Y ha llevado al Gobierno federal, que en noviembre se opuso a un megaoleoducto que hubiese cruzado Dakota del Norte, a proponer un debate más profundo.
“Este caso ha subrayado la necesidad de una discusión seria sobre si debería haber una reforma nacional que considere la visión de las tribus en este tipo de proyectos de infraestructuras”, señala el comunicado del gobierno estadounidense.
La Administración de Obama anunció que mantendrá reuniones con tribus indígenas para abordar qué puede hacer el Gobierno para conocer mejor su opinión ante este tipo de infraestructuras y si el Congreso debería impulsar una ley al respecto.
Esta polémica es ejemplo del intenso debate ambientalista provocado en EU por el boom energético al que dio pie la proliferación del fracking.
Enfrentamientos por el oleoducto
Los miembros de la tribu Standing Rock se apostaron para frenar el avance de las excavadoras.
El fin de semana, se registraron choques violentos entre manifestantes y fuerzas del orden. Cuatro guardias recibieron atención médica y seis indígenas sioux fueron mordidos por perros.
La tribu advierte del riesgo medioambiental del oleoducto. “Agua es vida”, reza una de las pintadas en las excavadoras abandonadas. También alega que atravesaría tierras ancestrales —que quedan fuera de la reserva en la que viven— en las que sus antepasados cazaban, pescaban y están enterrados. La defensa legal de los indígenas acusa a la empresa constructora de haber excavado tierras de “gran significado histórico y cultural para la tribu”.
En la demanda, los sioux esgrimen que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, propietario de los terrenos, no siguió el procedimiento adecuado cuando autorizó la construcción de la infraestructura porque vulnera leyes federales de protección histórica. El juez justificó su decisión de parar las obras en un tramo cercano a un lago al entender que el Cuerpo de Ingenieros carece de jurisdicción en tierras privadas. En Iowa, otro Estado que cruza el oleoducto, algunos granjeros también han llevado el proyecto a los tribunales.
«Somos agua», afirman ambientalistas y sioux que se oponen al oleoducto
La compañía constructora, Energy Transfer Partners, con sede en Texas, niega que sus trabajadores destruyeran terrenos de significado cultural y argumenta que toma precauciones para evitarlo. El oleoducto, con un presupuesto de 3 mil 700 millones de dólares, prevé transportar 470 mil barriles de petróleo al día desde los campos de extracción de Dakota del Norte, epicentro del fracking, rumbo a Illinois, donde las tuberías se incorporarían a otros oleoductos.
El pasado noviembre, el Gobierno de Barack Obama rechazó la construcción del megaoleoducto KeystoneXL desde Canadá al Golfo de México, pasando por Dakota del Norte, por motivos económicos y ambientalistas. La esperanza de los sioux es que ahora la justicia haga lo mismo.
(Con información de Democracy Now y El País)