La cultura ha lamentado la muerte del escritor, quien plasmó la vida cotidiana y las luchas sociales de México en cada una de sus obras literarias, pero también escribió guiones para más de 500 programas de televisión, actuó en el cine y dejó un legado imborrable en miles de alumnos.
Por Karla Trejo
RegeneraciónMx, 16 de enero de 2022.- En los 70s, entre las filas de obreros de la refinería Azcapotzalco, en la Ciudad de México, había un ser excepcional y con talento artístico, fuera de serie, uno de esos hombres que a la oscuridad de su trabajo diario busca materializar sus sueños y explotar sus talentos. Con la diferencia de que, en éste, ese talento sí vio la luz y lo pudo conocer todo México.
Se trata de Gerardo de la Torre, a quien ese mismo México que un día lo vanaglorió en el mundo de las letras y el guionismo, ahora llora su partida. Murió el pasado 8 de enero a causa de una insuficiencia cardiaca, no del COVID-19, como lo han señalado algunos medios.
Pero, ¿quién es Gerardo de la Torre y qué hizo para tener derecho a la fama y el reconocimiento? Aquí un recuento de su paso por la Tierra:
Nació en Oaxaca el 15 de marzo de 1938. Sí, estaba por cumplir 84 años cuando la muerte lo sorprendió en la Ciudad de México, donde radicó por varios años. El anuncio lo hizo su propia hija, Yolanda de la Torre, a través de su cuenta de Facebook.
“Mi papá ha muerto. Mi hermano y yo estamos huérfanos.”
A los 15 años, según sus varias biografías públicas, el De la Torre mayor –como lo llama Yolanda – empezó a trabajar como mecánico en la refinería de Azcapotzalco, en el entonces Distrito Federal. ‘Chamba’ que dejó en 1972 para dedicarse a la escritura.
Para entonces ya había escrito su primera obra literaria: Ensayo general (1970), una novela protagonizada por dos jóvenes amigos que se enfrentan a diversos retos de la vida, pero situados en el movimiento sindical de 1958.
En ese mismo 1972 llegó a la televisión mexicana un programa de marionetas dedicado a los niños: Plaza Sésamo que, en esencia, enseña números, letras y valores a través de contenido mediático. Fue aquí donde Gerardo de la Torre dio sus primeros pasos en el guionismo.
Pero, no fue el único en el que participó como guionista educativo. Años después también le entró a las series culturales como Historia de Maestros (1980) e Historia de la educación, Por caminos y brechas, Museos y monumentos y El que sabe, sabe (por el que recibió un premio de la Unesco), entre 1981 y 1984.
Las series policiacas Hora marcada y Tony Tijuana también contaron con su aguerrido talento, al igual que otras producciones como Águila o sol, Haciendas mexicanas y Aprendamos juntos. En el guion de cine también destacó: escribió en Los niños de Morelia, por el que fue premiado en el Festival de Cine de La Habana.
En 1976 dio otro cambio en su carrera artística. Después de haber tomado clases con el gran actor y director Carlos Ancira, De la Torre se cruzó por el mundo del cine para actuar en Lo mejor de Teresa. Una década después, a finales de los 80s fue argumentista de la cinta Pero sigo siendo el rey.
Según un texto que escribió su propia hija Yolanda para el diario Milenio, Gerardo de la Torre daba clases porque creía que cualquiera podía convertirse en escritor. Así que repartió su talento y sabiduría en varios cursos, entre ellos algunos en la Escuela de Escritores de la Sogem (Sociedad General de Escritores de México).
Pero, lo suyo, lo suyo fue escribir. De tal manera que su legado más importante quedó en los más de 30 libros e infinidad de textos periodísticos (en Excélsior, El Universal y Novedades, entre otros) que dejó. Libros en los que retrató la vida común en México y, principalmente, sus luchas sociales.
En la década de los 70s hizo eco con obras como La línea dura (1971) y El Vengador (1973). En los 80s resaltaron Viejos lobos de Marx (1981), Relatos de la vida obrera (1988) e Hijos del águila (1989). Y en los 90s lo logró con Los muchachos de aquel verano (1994) y Morderán el polvo (1999).
En la mayoría, De la Torre plasmó su obsesión por el devenir y porvenir de los obreros, de aquellos hombres y aquellas mujeres de la clase media que experimentan la represión política y luchan por un mejor futuro para los suyos. Gerardo de la Torre murió, incluso, dejando listos algunos proyectos literarios. Su hija Yolanda de la Torre mencionó que tenía pendiente la publicación de una novela policíaca llamada Satán en San Xavier, continuación de Nieve sobre Oaxaca, así como la reedición de Instantáneas y terminar una novela sobre Los niños de Morelia.
Yolanda de la Torre asegura que el viernes 7 de enero, antes de la media noche, el escritor sufrió un infarto que libró gracias a la intervención médica, sin embargo, un segundo infarto en la madrugada del sábado 8 le arrebató la vida.
“No hubo sufrimiento: papá se desvaneció de pronto, inconsciente hasta el final… papá decidió irse, estoy segura, porque primero muerto que jodido”.
Yolanda recordó, además, que De la Torre ya había librado dos episodios complicados de salud en años pasados: el primero, un conato de infarto cuando tenía 60 años, y el segundo, un cáncer de vejiga a los 70, justo cuando impartía clases de cuento en la Escuela de Escritores.