En un nuevo capítulo en la relación Peña Nieto-Rivera y su forma de gastar el dinero de los mexicanos, Jenaro Villamil reflexiona sobre lo caro que cuestan los arranques de La Gaviota.
Regeneración, 11 de julio de 2017.– Una más de este mal personaje de nuestra telenovela política: Angélica Rivera, La Gaviota, acudió como parte de la delegación mexicana a Hamburgo para la reunión del G-20, pero simplemente desapareció del mapa de los actos oficiales.
Algunas versiones hablan de que sólo se reunió con la primera dama de Francia, Brigitte Macron, y en el evento lució un bolso de mano, marca Botera Veneta, con un costo de 41 mil 075 pesos, según la revista Hola!
Otras versiones señalan que la esposa del señor Peña Nieto no habría salido de su hotel debido a la “falta de condiciones de seguridad” ante las protestas callejeras en la ciudad alemana. Sin embargo, nadie explica por qué las demás esposas y cónyuges de los otros mandatarios sí pudieron asistir a los eventos de protocolo.
“La verdadera frustración de Peña Nieto fue verse solo, mientras sus homólogos del G-20 desfilaban con sus radiantes esposas. Angélica Rivera brilló por su ausencia”, escribió la periodista San Juana Martínez en el portal Sin Embargo.
“¿Dónde andaba La Gaviota? ¿Acaso decidió irse de shopping a las lujosas plazas comerciales de Hamburgo? ¿Cuántas tiendas de marca visitó la Primera Dama de México en lugar de cumplir con su papel de consorte oficial?”, se preguntó la periodista en su columna del 10 de julio.
La explicación absurda de que no salió de su hotel, filtrada por la oficina de Comunicación Social de la Presidencia, simplemente es inverosímil.
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En su blog Cuna de Grillos, Alberto Tavira relata que la señora Rivera sólo apareció en el evento para cónyuges en el barco Diplomat en el río Elba, “donde se presentó junto a Regina, su hija menor de 11 años, quien no dudó en posar junto a su madre, para las cámaras”.
Tavira acreditó que no salió del hotel “por cuestiones de seguridad” y se apareció en un evento organizado por el alcalde de Hamburgo, Olaf Scholz, en el ayuntamiento.
La tercera versión habla de uno más de los pleitos entre la pareja Peña Nieto-Rivera Hurtado que se han vuelto la comidilla de Los Pinos y del entorno de política y farándula que los rodea.
Lo único cierto es que a los mexicanos nos cuestan demasiado los desplantes y los delirios narcisistas de una actriz que desde el escándalo de La Casa Blanca fue sacrificada en el altar de la ignominia por su propio esposo.
Vía Homozapping