El ajo goza de la reputación de ser un alimento saludable para quien lo consuma. De acuerdo con Natural Medicines Comprehensive Database, entre sus beneficios están la prevención de enfermedades cardíacas (como la presión alta), de arterioesclerosis, de cáncer del colon, del recto y del estómago; para el cuidado de mordeduras de garrapatas, y de la infección por hongos o bacterias en la piel, entre otros.
Por ello, encontramos numerosas personas que cocinan con esta hierba; aunque se corra el rumor que, al guisarla se pierden sus poderosos beneficios. Por consiguiente, Dr. Ernest Hawk, vicepresidente de Cancer Prevention & Population Sciences en el Centro de cáncer MD Anderson, explica que hay evidencia científica demostrando que “al amasar o cortar la hierba y dejarla reposar durante un periodo de tiempo, se puede aprovechar el potencial benéfico de sus compuestos de organoazufre.”
El ajo cuenta con altos niveles del compuesto organoazufre (o organosulfurado), el cual protege al cuerpo de ciertas enfermedades, como cáncer o del corazón. Y aunque se desconoce el modo en que se genera este mecanismo de defensa del compuesto, la investigación señala que este compuesto orgánico no sólo inhibe alteraciones en la plaqueta del organismo, sino también que cuenta con propiedades antioxidantes. Incluso, se intuye que está relacionado con cualidades antiinflamatorias; por consiguiente, con el control del colesterol en la sangre.
Una de las enzimas primordiales en el funcionamiento del organosulfurado es la alliin lyase, la cual es liberada al momento de cortar o amasar el ajo. No obstante, se cree que al calentar el ajo, se bloquea esta enzima. Un estudio publicado en Journal of Nutrition, en 2001, aclaró que al calentar el ajo durante 60 segundos (en un microondas), éste parecía perder su cualidad preventiva; sin embargo, una vez que se cortó y se dejó reposar durante diez minutos antes de calentarlo, la hierba pudo retener sus efectos benéficos. Incluso, en otro estudio del Journal of Agricultural and Food Chemistry, en 2007, demostró que calentar un ajo (intacto) durante seis minutos, suprimía su función inhibidora de alteración plaquetaria.
No obstante, el Dr. Hawk puntualiza que aún es muy pronto para recomendar que el ajo se deje en reposo durante diez minutos antes de cocinarlo. Las investigaciones fueron exclusivas en grupos de ratas; por consiguiente, es necesario hacer un estudio en humanos para confirmar o refutar la hipótesis. Aunque, ¿cuál podría ser la consecuencia de hacerlo?
Información: Ecosfera