La legisladora era una de las más férreas defensoras de la inmigración en el Reino Unido y estaba en contra de la salida del país del Reino Unido.
Regeneración, 23 de noviembre de 2016.- El 16 de junio pasado, fue asesinada a puñaladas y disparos Helen Joanne “Jo” Cox, legisladora británica; hoy, su asesino, Thomas Mair, un supremacista de 53 años, fue condenado a cadena perpetua.
El crimen conmocionó por la brutalidad de los hechos y fue especialmente trascendente porque la legisladora pugnaba por evitar la separación de Inglaterra de la Unión Europea, incluso, el día de su muerte había acudido a una reunión con sus electores en el poblado de Birstall, en el norte.
En tanto, Mair fue vinculado a un grupo de ultraderecha y supremacía racial asociada a la ideología nazi, que buscaba la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea para (entre otras cosas), evitar la entrada de inmigrnates al país.
El crimen se cometió a plena luz del día, en la calle, y antes del ataque, Mair, gritó “¡Gran Bretaña es primero!”; él fue arrestado por la policía de West Yorkshire minutos después del asesinato.
Desde que empezó el juicio, Mair renunció a su alegato de defensa y permaneció impasible en el mientras se leía el veredicto.
El juez del caso, Alan Fraser Wilkie, indicó que debido a la gravedad excepcional del delito cometido, el cual fue calificado por el tribunal como “brutal y despiadado”, el acusado no podrá abandonar la prisión mientras le quede vida o sea absuelto por el Ministerio del Interior.
El esposo de la víctima dijo: «No sentimos otra cosa más que lástima por él (en alusión a Mair), por el hecho de que su vida estuviera tan desprovista de amor y tan llena de odio, que su única manera de encontrar un significado fuera atacar a una mujer que representaba todo lo que este país tiene de bueno, con un acto de suprema cobardía»
Vía Vanguardia y 20 minutos