Regeneración, 08 de diciembre 2015.-Pekín se enfrenta por primera vez en su historia a un nivel máximo de alerta por la contaminación del aire. Hoy martes la ciudad amaneció envuelta en una nube gris y se han echado a andar los protocolos de seguridad para la población.
Las escuelas permanecerán cerradas y se ha limitado el uso de automóviles. También se recomienda no salir al aire (contaminado) libre”.
La gente en las calles está obligada a usar mascarillas protectoras, aunque la recomendación general era permanecer en casa.
Las imágenes que vemos de China en estos días no son parte de una película post apocalíptica, no se trata del futuro que pensábamos llegaría dentro de cien años, cuando se anunciaban los efectos del cambio climático y la devastación ambiental producto del desarrollo. En las mediciones del aire se obtuvieron más de 250 partículas en suspensión por metro cúbico, que supera diez veces el máximo establecido por la Organización Mundial de la Salud.
Las emisiones de smog se disparan en el invierno boreal a causa del uso de sistemas de calefacción urbanos y los mínimos niveles de ventilación natural. A esto se suman las emisiones de los vehículos y de la industria, y a la dependencia del país al uso del carbón como combustible.
China es junto con Estados Unidos uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero en el mundo y ambos son responsables de alrededor del 45% de las emisiones. La crisis del aire que padece China estos días coincide en tiempo con la Cumbre del Cambio Climático (COP21) que se lleva a cabo actualmente en París, Francia, en donde el gigante asiático se ha comprometido a disminuir un 60% sus emisiones para el año 2020 aunque no ha dado detalles de cómo lo logrará.
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