En esta columna, el autor pone tres ejemplos, sobre la poca autoridad moral que tienen ciertos personajes para criticar a AMLO.
Por Jorge Gómez Naredo para Polemon
I
En Veracruz se encontraron, en los últimos días, dos fosas, de las llamadas “clandestinas”. En una de ellas había más de 300 cráneos y una cantidad difícil de calcular de otros restos óseos. Ayer, se ubicó otra fosa. Los familiares de desaparecidos (que tuvieron mucho que ver con la localización de las fosas) están esperando a que les digan si alguno de los restos humanos es de sus familiares.
Pero el tiempo para identificar a los restos óseos será largo, pues el gobierno de Veracruz no cuenta con la infraestructura necesaria para este tipo de casos ni tampoco tiene espacio para colocar tantos restos óseos. Esto es una tragedia. Una tragedia que se acumula a las muchas tragedias que vive Veracruz.
Sin embargo, esto no le impide al gobernador de esa entidad, Miguel Ángel Yunes, (quien siempre ha vivido del erario público y ha sido señalado, además de por corrupción, por pederastia) hacer, un día sí y el otro también, videos donde menciona que Andrés Manuel López Obrador es un “vividor”, un “corrupto”, un personaje que no explica de dónde obtiene su dinero para sobrevivir, un “peligro para México” …
II
Enrique Ochoa Reza, actual presidente del PRI, ha vivido prácticamente toda su vida del erario público. Ha pasado, con Enrique Peña Nieto, por varios puestos: participó en la creación de una entidad anticorrupción que nunca funcionó, estuvo inmiscuido en Pemex, y fue director de la Comisión Federal de Electricidad.
México es uno de los países más corruptos de México, y en la gestión de Peña Nieto, esto se ha hecho mucho más obvio (no porque con el PAN no existiera la corrupción, pero ha habido más cinismo). El petróleo se vendió a los extranjeros, dejando en una situación endeble la viabilidad del país. La CFE ha sido, sin duda, golpeada, y la generación de electricidad ha pasado a manos de privados, agravándose, además la corrupción en dicha empresa paraestatal. Todo esto, bajo los consejos y las órdenes de Enrique Ochoa.
Sin embargo, a Ochoa ello no le impide mencionar que Andrés Manuel López Obrador es un “vividor”, un “corrupto”, un personaje que no explica de dónde obtiene su dinero para sobrevivir, un “peligro para México” …
III
El país va como en un desfiladero: se cae y se sigue cayendo. Muerte, corrupción, asesinatos, pobreza, miseria, lágrimas y un largo etcétera.
El encargado de la política interna del país parece ser que está como de adorno. No hay esclarecimiento en miles de desapariciones, no se sabe oficialmente quién desapareció a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, no hay claridad en matanzas, en desvíos de fondos, en enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos y empresarios.
Este desastre de nación, no le impide a Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de gobernación, mencionar que López Obrador es un “vividor”, un “corrupto”, un personaje que no explica de dónde obtiene su dinero para sobrevivir, un “peligro para México” …
IV
¿De dónde sacan los corruptos la calidad moral para criticar al único político mexicano al cual no se le ha comprobado jamás un acto de corrupción? ¿Desde cuándo los ladrones acusan a otras personas de actos que ellos mismos cometen? ¿Por qué estos personajes, y otros más, muestran hoy ese cinismo tan desbordado?
Esto apenas comienza: los que se sienten dueños del país (o que son empleados de los que se sienten dueños del país) se llenarán la boca de verborrea y en sus ataques a López Obrador se describirán ellos mismos de cuerpo entero.
Habrá que confiar en la gente, en la memoria de la gente, en el enojo de la gente, en la razón de la gente. Habrá que confiar en nosotros mismos y en nuestra inteligencia para decidir qué queremos seguir siendo un país viable. Y es que, en realidad, esa confianza es la única (y quizá la última) esperanza que nos queda.