Por Dr. Carlos E. Z. Cabeza Reséndez
RegeneraciónMx, 22 de noviembre de 2022.- A pesar del muy buen manejo de la política económica del Gobierno de México, que se evidencia en la pronta recuperación económica después del gran choque exógeno que representó la pandemia y a la vez también en los diferentes indicadores como el mantenimiento del consumo, la permanencia del abasto, la estabilidad e incluso la recuperación del tipo de cambio, el repunte y gran vigor de las exportaciones, el significativo avance en la producción de energéticos, la estabilidad de los precios de los combustibles y energía eléctrica, así como la recaudación y el muy importante ahorro del gasto vía el combate a la corrupción e inherente malversación de fondos, entre muchos otros grandes logros que por el limitante espacio no podemos enumerar, la economía mexicana enfrentará serios retos, pero no insuperables, para seguir creciendo en 2023.
Ya que después de un nada fácil 2022 en materia económica a nivel global y por lo tanto doméstico, a todas luces el panorama económico internacional no ayuda a que el desempeño económico nacional sea halagüeño. Por decir lo menos, es así como diversos organismos internacionales como la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco de México (Banxico) entre muchos otros han revisado a la baja su estimación para la economía mexicana, a un rango entre 1.3 y 1.6%, respectivamente; mientras que incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) mantiene firme su expectativa en 1.2%.
Todo lo anterior, a pesar de que las proyecciones de la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público mantienen en buena medida hasta el momento un crecimiento de 3%, mientras la mayoría de los resultados del análisis y proyecciones del crecimiento del PIB en la economía mexicana pronostican, con mayor proclividad a la baja el crecimiento, respecto a la estimación oficial e incluso algunos concluyan desde su punto de vista muy particular e incluso para mi gusto dolosamente sesgados en contra del exitoso gobierno de la 4T, que los supuestos de la Secretaria de Hacienda son para este grupo oligárquico escasamente realistas y carecen de fundamentos firmes en base a los parámetros macroeconómicos y microeconómicos observados a la fecha, tanto en el país como globalmente. Sin embargo, la austeridad republicana más el buen manejo de los fundamentos macroeconómicos y de las finanzas públicas, así como la relocalización de empresas asiáticas a territorio nacional para operar en el mercado de América del Norte, consecuencia de la confianza internacional que este gobierno transformador a cargo del presidente Andrés Manuel López Obrador contribuyen a favor de los pronósticos de la Secretaria de Hacienda. Sin embargo, la espiral inflacionaria y el estancamiento de la economía del resto del mundo son un reto muy importante por superar de la economía mexicana.
Para esto los tres órdenes y las tres instancias de gobierno se deben avocar en propiciar e incluso inducir una reconversión productiva que aproveche los 14 tratados de libre comercio y complementación económica que les dan acceso preferencial a los productos mexicanos en más de 43 países, así como una serie de medidas contra cíclicas como el aumento del gasto del gobierno en la inversión pública, el priorizar la creación de empleo productivo y entre otras varias la inserción de las MIPyMES en la creación de valor agregado de las exportaciones y en el abasto del mercado interno mediante el desarrollo de proveedores, así como mantener en lo posible el poder adquisitivo de la población mediante la creación de centrales de abasto, tianguis populares y otros medios de evitar la especulación y el intermediarismo.
La sustitución inteligente de importaciones, la autosuficiencia alimentaria y energética y aumentar su nivel de bienestar mediante, por ejemplo, los 19 programas sociales puestos en marcha de manera muy acertada y oportuna por el Gobierno de México de la actual administración. Es así como, a nivel de los tres órdenes e instancias de gobierno, deberán de observar una serie de policías tales como el apoyo efectivo de capital semilla, acompañamiento, capacitación integradoras y aceleradoras a las MIPyMES y su inclusión en proyectos de agrupamientos que permitan mediante la participación directa e indirecta de las MIPyMES, la competitividad del desarrollo de proveedores y el vigoroso crecimiento de las exportaciones maximizando en lo posible el valor agregado y el contenido nacional para de esa manera contrarrestar en buena medida la atonía de la actividad económica.
Asimismo, se debe continuar fortaleciendo el libre comercio bajo un enfoque de comercio justo enfatizado la ejecución efectiva de los programas de creación de valor agregado, así como la identificación y puesta en marcha de los proyectos estratégicos y detonadores del crecimiento y subsecuente desarrollo económico, que el caso de México bien pueden hacer la diferencia. Para esto es necesario llevar a cabo una agenda de competitividad y fomento productivo coordinada por el gobierno federal, en específico por la Secretaria de Economía a través de sus 32 delegaciones y las subsecuentes subdelegaciones que lamentablemente al menos en este menester, por decir lo menos han dejado que desear en las 32 entidades federativas.
Sobre todo en el nefasto periodo neoliberal que incluso durante al menos 35 años se le dejó el destino del país al mercado siendo que éste tiene fallas y además de insaciable es insensible. Baste decir que durante este fatídico periodo neoliberal se consideró tabú y hasta la fecha por los neoliberales se sigue considerando absurdamente tabú la política industrial y de fomento efectiva a la MIPyMES y los emprendedores, así como es urgente la definición de la vocación óptima de cada región dentro de las 32 entidades federativas y por lo tanto no es prioridad incentivar y auspiciar los proyectos estratégicos de cada región y subregión no existiendo hasta la fecha al menos publicado un inventario nacional de los proyectos estratégicos del país e incluso ni siquiera de los prioritarios en materia social.
Este esfuerzo debe de retomar el desarrollo regional justo e equilibrado que al menos de alguna manera incluya directa o indirectamente a los más de 2 mil 452 municipios en las 32 entidades federativas.