Pobladores de Michoacán derribaron una estatua de un fraile español llamado Antonio de San Miguel que aludía al proceso de evangelización
RegeneraciónMx.– Los 500 años de la conquista española, una efeméride ahora rebautizada por el Gobierno mexicano como de «resistencia indígena», ha llevado a una nueva interpretación de este acontecimiento histórico que ha puesto a las estatuas y símbolos de la época como objetivo de la furia colectiva de aquellos que se niegan a perpetuar los símbolos del colonialismo.
En este contexto, un grupo de indígenas del Consejo Supremo Indígena de Michoacán (CSIM) derribó en el municipio mexicano de Morelia una estatua del fraile español Antonio de San Miguel.
Esta figura eclesiástica formaba parte de una obra escultórica conocida como «Los Constructores», en la que también aparece un ingeniero de la época que da órdenes a indígenas que cargan piedras.
El CSIM -formado por 60 comunidades originarias del estado- consideró que era una muestra discriminatoria y racista y por ello derribó el monumento, inaugurado en 1995.
El derribo del monumento tuvo lugar cuando se cumplía el aniversario de la ejecución del último líder purépecha en la región, en 1530.
«Ante la indolencia, racismo, discriminación y falta de atención por parte del Ayuntamiento de Morelia (…) decidimos colectivamente en una Asamblea General de Autoridades, retirar por nuestra propia cuenta la denominada escultura ‘Los Constructores’, por ser un símbolo de subordinación, representación del esclavismo y un emblema del genocidio español», informó el consejo en un boletín.
Una veintena de personas fueron detenidas por participar en el atentado y varios colectivos de la región protestaron de distintas formas, como bloqueando vías, en señal de solidaridad. Los detenidos fueron posteriormente liberados.
El politólogo Khemvirg Puente explicó este miércoles a Efe que desde hace casi 30 años hay un auge de los movimientos indígenas, pero en el contexto actual estos tienen «mayor relevancia» porque el presidente Andrés Manuel López Obrador «simpatiza» con este discurso de defensa de la cultura indígena y «antiextranjero».
Además, al sentirse «respaldados», estos grupos ahora están más activos porque saben que «las autoridades seguramente no sancionarán estos comportamientos».
«No es un patrón de comportamiento ni tampoco está siendo promovido desde el Gobierno para que suceda» este ataque a los monumentos, dijo Puente, que habló de acciones «aisladas» que no tienen por qué afectar a la relación México-España.
Este hecho no es inédito en México, que especialmente desde la llegada de López Obrador a la Presidencia, a finales de 2018, ha buscado darle un nuevo significado a la conquista española.
Además, se suma el derribo de otras estatuas en la región. Por ejemplo, en 2020, en Estados Unidos se derribó en junio una estatua del misionero fray Junípero Serra y se pintó otra de Miguel de Cervantes, en San Francisco.
En México, la escultura más polémica ha sido la de Cristóbal Colón en el emblemático Paseo de la Reforma de la capital, retirada en octubre de 2020 para evitar que fuera derribada.
El lugar fue bautizado posteriormente por activistas como «Glorieta de las mujeres que luchan» mientras que el Gobierno capitalino trabaja en la obra «La joven de Amajac», que busca reivindicar el papel de la mujer indígena.
En 2021, México conmemoró los 700 años de la fundación de la ciudad de Tenochtitlan (1321), los 500 de la conquista de Hernán Cortés (1521), una efeméride ahora renombrada como «resistencia indígena», y los 200 años de la consumación de independencia (1821).
Además, el pasado año, el Gobierno de la Ciudad de México decidió cambiar nombres de calles y estatuas emblemáticas de la capital para que, 500 años después de la conquista española, se ponga en valor la diversidad cultural y se rescate la memoria histórica.
Por ejemplo, el árbol de la Noche Triste, que conmemoraba la primera y única derrota de las tropas de Hernán Cortés, pasó a llamarse de la Noche Victoriosa.