Estudio de la Universidad de Arlington detectó en el agua altos niveles de arsénico, metanol y etanol, causados por la fractura hidráulica de petroleras en campos de Texas
Regeneración, 3 de septiembre de 2014. Investigadores de la Universidad de Texas en Arlington dieron a conocer un estudio que encontró niveles de arsénico potencialmente no saludables en los pozos de agua que se encuentran dispersos en el norte de Texas. Además detectaron químicos que se usan en la fracturación hidráulica (fracking) para extraer gas no convencional.
El estudio, que fue realizado el año pasado, incluyó a 100 pozos de agua en Barnett Shale, 10 de ellos se localizan en el Condado Denton. Un equipo integrado por 11 científicos de la Universidad de Texas encontró que el 30 por ciento de los pozos que se encuentran en un radio de 1.8 millas (2.88 kilómetros) en donde se están llevando a cabo perforaciones para obtener gas natural mostró un incremento en metales pesados, incluyendo el arsénico.
“Fue alarmante encontrar altas concentraciones de arsénico”, comentó el doctor Zacariah Hildenbrand, bioquímico de la Universidad. “Esto es una evidencia directa de que la perforación afecta el agua”.
Los investigadores compararon los resultados con pruebas anteriores del agua realizadas en la misma área antes de que el boom Barnett Shale para obtener gas se observara en toda la región hace 10 años. Ellos creen que la vibración al perforar o llevar a cabo la fracturación hidráulica sacude la tubería de los pozos cercanos, provocando que el moho contaminado con arsénico caiga en el agua fresca. Los científicos se refirieron a esas vibraciones como “olas de presión de la perforación”.
Alex Mills, jefe de una asociación que comercializa gas y petróleo industrial, comentó que duda de los hallazgos del estudio. “Si se refieren a que la perforación está provocando una sacudida, es un poco inverosímil”, comentó Mills, presidente de la Alianza de Productores de Energía de Texas en Wichita Falls.
Mills, quien tiene 30 años de experiencia en la industria del petróleo y gas, comentó que los pozos de gas natural son perforados tan profundamente que las vibraciones nunca podrían afectar a los pozos de agua que son menos profundos.
Aún si las casas están localizadas a 500 ó 600 pies del lugar en donde se está perforando, no sentirían la vibración de la fracturación hidráulica debido a la profundidad del pozo de gas, dijo.
“Nunca había escuchado que la fracturación hidráulica sea tan violenta, para que tiemble la tierra y se suelte el moho de los pozos de agua”, dijo.
Investigadores reconocieron que otros factores podrían haber causado la contaminación del agua, incluyendo “los cambios químicos hidrogeológicos de niveles más bajos de niveles freáticos o accidentes industriales tales como la cubierta defectuosa de un pozo de gas”.
De acuerdo con el estudio realizado por la Universidad, que fue publicado en la revista Ciencia Ambiental y Tecnología, “la máxima concentración de arsénico demuestra que en un área activa de extracción de gas es casi 18 veces más alto que la concentración máxima entre las muestras no-activas o de referencia y los niveles históricos de esta región”.
El límite máximo de contaminación que permite la Agencia de Protección Ambiental en cuanto al arsénico es 10 partes por billón. Cualquier nivel que supere esto es considerado peligroso. El equipo de investigadores encontró que 29 de cada 90 pozos de agua excedieron ese estándar. Metanol y etanol, dos químicos usados en la fracturación hidráulica, también fueron detectados en el 29 por ciento de las muestras de agua.
(Publicado en The Denton Record-Chronicle el 30 de agosto de 2014)