El gran engaño del Hoy No Circula

De acuerdo con un estudio de un doctor en física de la UNAM y otro de la Complutense de Madrid, el programa no ha servido para combatir la contaminación sino para beneficiar negocios ligados a la medición de autos.

 

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De Raúl Rodríguez Cortés

Regeneración 17 de julio de 2016.- Con la novedad de que el nuevo sistema para la verificación vehicular ordenado por la Semarnat es una mentira más de ese gran engaño de 27 años llamado Hoy No Circula.

El ahora mentado OBD II no mide las emisiones contaminantes de un motor sino la eficiencia en su consumo de gasolina, aseguran los doctores Héctor Riveros, del Instituto de Física, de la UNAM, y José Luis Camba Arriola, de la Universidad Complutense de Madrid.

El físico mexicano ha dado seguimiento documental a los niveles de contaminación ambiental del Valle de México durante los 27 años del programa Hoy No Circula (https://goo.gl/GLFTSx). Su conclusión es contundente: no ha servido para disminuir la contaminación del aire.

Llama la atención un dato del análisis que respalda en gráficas elaboradas con las mediciones de la propia Semarnat: la contaminación no bajó ni medio punto porcentual cuando se aplicó el Hoy No Circula reforzado del 4 de abril al 30 de junio pasados, no obstante que una vez a la semana salían de circulación un millón 100 mil automóviles (20% del total) o dos veces a la semana, en contingencia, es decir, dos millones 200 mil (40% del total).

Este dato contrasta con la advertencia hecha por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) y el Centro Mario Molina, en el sentido de que la cancelación del programa provocaría que la contaminación se disparara hasta 70 por ciento.

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Ambas partes aducen argumentos científicos, que por lo mismo, cuesta trabajo rebatir. Lo cierto es que la CAMe nunca ha dicho cuánto baja la contaminación del aire con esas medidas.

Las estadísticas del doctor Riveros confirman que los días que se aplicó el Hoy No Circula reforzado sólo hubo dos verdaderas contingencias cuando nos acercamos a los 200 puntos Imeca. Las otras decretadas, explica, fueron porque se bajó a 150 el puntaje para aplicarlas, sin que en esos niveles implicara un grave riesgo de salud.

El investigador del Instituto de Física de la UNAM considera, no obstante, que la verificación realizada con sistemas de cilindros (los dinamómetros), es la que más se acerca a la medición de emisiones. Centrar en ellas y no en el año del vehículo el otorgamiento de hologramas para la circulación fue el criterio mediante el cual la Corte abrió en julio de 2015 la posibilidad de que se incorporarán a la circulación un millón 700 mil vehículos. La medición que Riveros hizo de esa fecha a diciembre de 2015 tampoco registra aumento de los niveles de contaminación.

Con ese argumento asegura que la decisión de modificar la norma de verificación y usar lo que llamaron tecnología de punta para hacerla cumplir (los OBD II), fue para darle la vuelta a ese criterio jurídico, ya que son muchos los negocios que florecen asociados a la contaminación del Valle. Es el caso de los propios verificentros, pero también de taxis, microbuses y, en el caso del gobierno de la Ciudad de México, una fuente recaudatoria millonaria de la que ya no puede, pero tampoco puede prescindir. De manera que se recurre a una nueva prueba redundante, que sólo amplía las posibilidades de extorsionar al ciudadano.

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Es en el tema recaudatorio donde el doctor en Sociología, José Luis Camba Arriola coincide con el físico Riveros: la verificación ambiental, asegura, es solo recaudatoria porque en sus actuales términos no mide ni medirá la contaminación.

En las argumentaciones de su estudio (http://goo.gl/Jdyrvk), explica que el OBD II (conocido técnicamente como Factor Lambda) fue diseñado en 1979 para la compañía alemana Bosch (en plena crisis de precios del petróleo) para combinar automáticamente oxígeno con gasolina y dejar atrás el uso del carburador y mejorar el rendimiento del consumo. Una computadora haría el trabajo de medición de la eficiencia del motor. Y otra, espejo, la supuesta medición de contaminantes.. A esa computadora es a la que se conecta el OBD II de los Verificentros.

De ahí concluye: es un impuesto y nada más.

Esto está en el fondo de una confrontación que escala: la del gobierno de la CDMX con las autoridades ambientales del federal. Pero de eso hablaremos en la próxima entrega.

Original para El Universal