Regeneración, 11 de enero 2016.- El día de ayer el New York Times publicó un artículo, haciendo énfasis en que todo lo relacionado con el Chapo Guzmán es una batalla constante entre la tragedia y la farsa.
Mientras el gobierno logra recapturar al líder del Cártel de Sinaloa, el circo regresa después de que se revelara la entrevista que le otorgó al actor Sean Penn y la planeación de una película de su vida, todo mientras permanecía fugitivo de la ley, recalca el NYT.
Destacan que el gobierno mexicano no ha logrado imponerse dentro de toda la ola de fascinación y todo el caos que se generó tras la captura del capo mexicano, pues los detalles de su aprehensión han sido poco claros.
Tanto la captura como la publicación de la entrevista, aumentaron la imagen ya de por sí existente de que México es una nación que se encuentra sin esperanza atrapada en los vicios de la guerra contra las drogas, apunta.
Esta teatralidad también distrae de los asuntos persistentes e importantes del país, analistas han preguntado porque si el gobierno mexicano fue capaz de encontrar al Chapo, no ha sido capaz de encontrar a los 43 estudiantes que desaparecieron en Guerrero, o por qué el peso no ha logrado aún posicionarse ante el dólar, después de que bajara 20% en el año pasado, afirma Azam Ahmed autor del artículo.
En Sinaloa, no existe ningún sentido del triunfo después del arresto del narcotraficante: “Nosotros estábamos perfectamente cómodos cuando el Chapo estaba aquí”, asegura para el medio internacional una joven llama Elvira, quien acota “Ahora estamos preocupados de que alguien más venga a tratar de llenar su lugar”.
Más allá de las muertes ocasionadas por los cárteles, se puede observar la corrupción existente en cada nivel del gobierno, sin embargo, mientras que el gobierno cambia de jugadores regularmente, los carteles son mucho más permanentes afirmó Héctor de Mauleon para NYT.
Con este artículo, el New York Times agudiza su crítica al gobierno mexicano y a los personajes que componen el crimen organizado quienes no sólo suelen estar por encima de la ley, sino también son aún más extraños que la ficción.