El triunfo de Jonnhy Depp sobre Amber Heard en un juicio más que mediático ha dejado un mal sabor de boca a quienes con el #MeToo alzaron la voz contra los abusos de hombres poderosos en la industria del cine
Por Martha Rojas
RegeneraciónMx.- El resultado del juicio de Jonny Depp contra Amber Heard por difamación dejó estupefactas a las miles de mujeres que se han atrevido a alzar la voz en contra de la violencia.
Convertido en un circo mediático, la sentencia declaró que la actriz de Aquaman debía pagar 10 millones de dólares a su expareja por hablar mal de él en un artículo que escribió para The Washington Post. Pero la derrota de Amber, a quien los litigantes de Depp atraparon en la distorsión de testimonios, ha resultado en una tropelía para las mujeres que han sido víctimas de la violencia machista y el abuso de poder en la industria del entretenimiento.
No sólo de ellas sino de las mujeres que sufren vejaciones por parte de su pareja y hombres que ejercen su dominio de género sobre ellas.
Lo primero que hizo Heard después de que el tribunal la condenase por difamadora fue declarar que tiene el «corazón roto». A continuación explicó que está «aún más decepcionada con lo que significa este veredicto para otras mujeres». «Es un retroceso», recalcó, «retrotrae a la idea de que la violencia contra las mujeres no debe tomarse en serio».
El jurado le daba la razón en una de sus reclamaciones: condenaba a su ex a pagarle dos millones de dólares después de que uno de sus abogados la acusara de haber urdido un «engaño». Pero el jurado no va un centímetro más allá y entiende y sentencia que la mentirosa fue ella.
¿Qué debía hacer el jurado en un proceso viciado por la opinión pública? Encontrar la verdad.
Pero no hay tal cosa como la verdad porque cada uno de los acusados y demandantes explicaron la propia. Amber Heard mostró evidencia suficiente acerca de los maltratos que Depp le infligía. Su error, fue exagerar la versión porque, seguramente sabía que una mujer en el estrado necesita más que su palabra para demostrar que ha sido violentada.
La gran mayoría del público coincidirá en que efectivamente y pese a las artimañas usadas en su defensa Amber Heard fue víctima y victimario, al igual, que el actor. Una pareja cuyas interacciones estaban trazadas por la violencia y el maltrato. ¿Condenar a los dos? Probablemente esa hubiese sido una mejor elección que reforzar la idea de que las mujeres no deben aspirar a la justicia.
El DISCURSO QUE NO DEBERÍA ANULAR A LAS VÍCTIMAS
El impacto del juicio sobre las víctimas de abuso y violencia doméstica será potencialmente catastrófico. Michele Dauber, profesora de derecho en la Universidad de Stanford y activista contra la agresión sexual en el campus, la calificó como «la peor decisión para los sobrevivientes de un tribunal en décadas» que mostró «una profunda falta de comprensión por parte de la jueza de violencia sexual».
Heard se vio obligada a «describir su supuesta violación con detalles gráficos en la televisión. Eso conmociona la conciencia y debería ofender a todas las mujeres y sobrevivientes, independientemente de si están de acuerdo con el veredicto o no», resaltó.
La última vez que pudo recordar que una sobreviviente de violación fue obligada a testificar públicamente fue en 1983, explicó.
«No hay forma de justificar la decisión del juez de permitir cámaras en este caso… No hay interés público en este caso que pueda compensar el daño causado», opinó.
En cambio, argumentó, «todas las víctimas lo pensarán dos veces antes de presentarse y buscar una orden de restricción o contarle a alguien sobre cualquier abuso que estén experimentando después de esto».
La derrota de Heard fue una sacudida para quienes vieron en el #MeToo el respaldo de miles de mujeres.