Periodista revela que AMLO y su equipo no están a favor de continuar con NAICM en Texcoco por el inmenso gasto que representaría para las arcas públicas
Regeneración, 1° de septiembre de 2018.- Empresarios y constructores con mayor poder económico en el país, como Carlos Slim, rechazaron la opción ofrecida por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de tomar en concesión el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) por considerar demasiado costoso su mantenimiento. No obstante, presionan para que el nuevo gobierno continúe el desarrollo del proyecto en Texcoco ante la inminente consulta ciudadana que ofrecerá como segunda opción las instalaciones militares de Santa Lucía.
Como informamos en Regeneración el pasado 31 de agosto, inversionistas y empresarios condicionan su apoyo a AMLO a partir del rumbo que éste defina en torno a temas como la continuación del NAICM en Texcoco.
Esto, a pesar de que el presidente electo se ha decidido por la consulta y de que los empresarios han expresado públicamente su apoyo y confianza en la nueva administración que dará inicio el 1° de diciembre.
Este día el columnista de Serpientes Escaleras, Salvador García Soto, publica en El Universal su colaboración titulada Nuevo Aeropuerto: Slim dijo no, en el que ve incierto el panorama de lo que será el aeropuerto definitivo.
El futuro del NAICM es cada vez más incierto , los empresarios y constructores más ricos del país se negarán a continuar la obra ante el ofrecimiento de López Obrador #Opinión @SGarciaSoto https://t.co/58WljlHZub
— El Universal (@El_Universal_Mx) September 1, 2018
El periodista relata que una fuente cercana al presidente electo reveló que, a raíz de la negativa de Slim y de otros prominentes empresarios de recibir el concesión el NAICM, AMLO optó por la vía de la consulta ciudadana.
Agrega que AMLO y su equipo han concluido que continuar el proyecto de Texcoco -además de su mantenimiento- resultará demasiado caro para que lo afronte el erario público, sin descontar las enormes complicaciones por el tipo de terreno. Por ello, tampoco desean continuar con Texcoco.
García Soto finaliza su columna preguntándose cómo es que se afrontarían los costos económicos de cancelar la obra en Texcoco, pero también saca a cuento “la calificación de México por parte de las agencias financieras internacionales” si se opta por Santa Lucía.
No cabe duda de que muchos, muchísimos intereses económicos se mueven en torno al NAICM, especialmente los que presionan a través de los medios de comunicación para inclinar la balanza a favor de Texcoco.
Si bien AMLO llegará a la presidencia con un respaldo inédito de la población, la democracia no termina en la emisión de un voto. Por ello, la figura de la democracia participativa que pretende impulsar el presente gobierno incluye la participación de todos en las decisiones que bien podrían impactar el futuro de varias generaciones de personas mexicanas.
Los documentos que el presidente electo puso a disposición de la población para analizar el asunto del NAICM pueden ser consultados aquí.
A continuación reproducimos un extracto de la columna de Salvador García Soto publicada en El Universal:
Nuevo Aeropuerto: Slim dijo no
El futuro del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAICM) es cada vez más incierto, luego de que los empresarios y constructores más ricos del país, encabezados por el ingeniero Carlos Slim Helú, se negarán a continuar con la obra, a terminarla y a operarla bajo el régimen de concesión, ante el ofrecimiento que ya les hizo en ese sentido el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
El argumento que dieron Slim y otros empresarios para rechazar la concesión del Nuevo Aeropuerto en el antiguo Lago de Texcoco fue que “su mantenimiento será demasiado costoso” por lo que no les interesó el planteamiento que les hicieron Andrés Manuel y su equipo técnico que realizó los dictámenes sobre la viabilidad de la obra aeroportuaria iniciada en el actual sexenio.
Fue por esa negativa de Slim y otros empresarios con la capacidad económica para hacerse cargo del NAICM, que López Obrador optó por convocar a la “Consulta Popular” en la que le pedirán a la población en general expresarse sobre si debe continuarse con el actual proyecto que se construye en Texcoco o se debe optar por mantener la actual terminal y construir dos nuevas pistas en la Base Aérea de Santa Lucía, para atender la demanda aeronáutica de la capital del país.
El problema, según una fuente de alto nivel del gabinete electo de López Obrador, es que tampoco en el futuro gobierno quieren continuar con el Nuevo Aeropuerto en Texcoco, porque consideran que el costo económico es demasiado alto para las finanzas públicas, además de que aseguran que los hundimientos en el terreno y el mantenimiento de la nueva terminal, tal y como está diseñada, serán muy costosas y representarán una carga muy pesada para las finanzas públicas.
De hecho, según la misma fuente, la apuesta del grupo gobernante en la Consulta Popular, cuyas características, tiempos, organización y preguntas aún se desconocen, sería a que gane el “NO” al Nuevo Aeropuerto y a partir de ahí impulsar la opción de Santa Lucía.
Y si los empresarios que tienen la capacidad económica en el país, como Slim, no quieren la concesión, “por el alto costo de operación y mantenimiento”, y la misma razón esgrime el futuro gobierno de López Obrador para no continuar con la obra, la pregunta es qué pasará entonces con la obra cumbre del gobierno de Enrique Peña Nieto, ¿la van a cancelar? ¿Qué harán con todo lo ya construido y con las millonarias inversiones de dinero público y privado ya realizadas en una obra que se supone lleva ya un avance de 30%?
Y lo más grave y riesgoso para el país ¿cómo van a enfrentar las rescisiones de contratos públicos ya otorgados, los inevitables pagos de indemnizaciones que eso significará y, lo más grave, el deterioro de la imagen y hasta de la calificación de México por parte de las agencias financieras internacionales, que incluso podría aumentar el riesgo al país a la inversión foránea si se cancela una obra como esa. ¿Tendrán todo eso calculado en el equipo de López Obrador y entre los empresarios que no quisieron aceptar la concesión?