En narco escuela de CJNG comían carne humana

Uno de los campamentos desmantelados por la Fiscalía Genera del Jalisco (FGJ) era usado como una “narco escuela” en la que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) entrenaba a sus nuevos reclutas.

Regeneración, 7 de agosto de 2017.- En el municipio de Tala, la policía localizó un campamento del Cártel Jalisco Nueva Generación y registraron cómo era el funcionamiento de ese reducto que entrenaba a unas 40 personas entre engaños, extorsiones y clases de tiro.

Tras la intervención de FGJ en varios campamentos localizados durante las últimas semanas, permitió descubrir cómo son los lugares en los que se les da entrenamiento a sus sicarios.

Luego del último hallazgo, a las afueras del municipio de Tala, un centro turístico del estado de Jalisco al que se llegó gracias a que una persona logró escapar, narra a las autoridades lo que ahí ocurría, que él llegó ahí en contra de su voluntad.

Reclutados por Facebook

De acuerdo con información difundida por la Fiscalía, se explica que las personas eran reclutadas a través de anuncios falsos en Facebook ahí se les ofrecía trabajo como encuestadores, escoltas, policías municipales y elementos de seguridad privada. Luego eran citados en un domicilio en el municipio donde les quitaban cualquier artefacto que les permitiera tener contacto con el exterior, después eran amenazados y llevados al campamento.

La mayoría eran jóvenes entre 20 y 25 años a quienes les ofrecían sueldos de entre 3 mil y 4 mil pesos.

Dicho campamento se localizaba en una población conocida como Navajas, en una zona a la que se puede acceder luego de tres horas de camino desde la carretera más cercana.

Ya que llegaban al campamento, lo primero que se le advertía era que si no se unían a la organización habría represalias en contra de sus familias. Los que no aceptaban, eran asesinados inmediatamente, mientras los demás eran torturados con quemaduras de cigarros y también eran obligados a presenciar cómo mataban a los otros.

El Fiscal Eduardo Almaguer Ramírez, identificó a un salvadoreño como “Samuel N”, quien era el encargado de descuartizar y quemar a quienes no aceptaban la oferta. Los cuerpos de quienes no eran incinerados, los enterraban en el mismo campamento.

La célula de reclutamiento estaba integrada por un líder, sus guardaespaldas, un contador, y los llamados «puntas», a quienes mandaban primero cuando se buscaba tomar alguna plaza.

Entrenamiento

El grupo de reclutas que llegó a ser de hasta 40 personas, se mantenía vigilado por unos 50 y 60 sicarios. Ahí eran obligados a construir con ramas, maderas y plástico los lugares en los que dormían. Las casas de campaña que improvisaban, tenían que estar ocultas debajo de ramas o plástico negro para que no fueran detectadas por avionetas o helicópteros.
Tras desmantelar el campamento, la policía halló un ticket de un supermercado de Puerto Vallarta, por lo que deducen que en ese sitio era donde se proveían de víveres.

Hace unas semanas, en el estado de Tabasco fueron detenidos dos menores de edad integrantes del cártel, ellos narraron que como parte del entrenamiento se comían la carne de sus víctimas. Pero en el caso de la narco escuela de Tala, no se dan detalles de si ocurría algo similar.

Eran entrenados al menos por 10 días con manejo de armas, tácticas de defensa y combate. Dicho entrenamiento comenzaba con armas de las que lanzan pintura.

Luego del entrenamiento eran enviados a municipios cercanos para que se encargaran de puntos de distribución de droga que habían quedado sin quien los atendiera, porque los encargados habían sido asesinados o estaban desaparecidos.

Los que no querían distribuir la droga eran amenazados con pedir a su familia hasta 1 millón de pesos.

Cabe destacar que la célula que organizaba el reclutamiento había estado operando en la zona desde hace al menos una década.

Eran obligados a comer carne humana

Ellos declararon ante las autoridades que tras ser reclutados por el cártel, ahora el más poderoso del país, habían sido obligados a comer carne humana.

Esto fue confirmado por Fernando Valenzuela Pernas, titular de la Fiscalía General de Tabasco (FGE), quien destacó que según los testimonios de los jóvenes, la carne correspondía a un hombre que fue encontrado en la ranchería llamada El Cedro del municipio de Nacajuca, en el mismo estado, sin brazos ni piernas.

Los adolescentes contaron que luego de torturar al hombre, lo descuartizaron y guardaron en un refrigerador de donde primero tomaban los brazos y después el resto de las extremidades.

Un experto en temas de seguridad, Carlos Rodríguez Ulloa, dijo a Infobae que el hecho de que la práctica del canibalismo haya pasado de un cártel a otro es el siguiente paso en la escala de terror generada por estas organizaciones criminales.

En sus inicios, recuerda, Los Zetas mataban a sus víctimas, les cortaban la cabeza y les cosían cabezas de perro, de ahí se pasaron a comérselas.

De acuerdo con testimonios de sicarios de los cárteles de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Zetas dejan al descubierto cómo para sus ritos de iniciación y festividades el consumo de carne humana es una práctica común.

En algunos casos en lugar de quemar los cuerpos o arrojarlos a fosas clandestinas, las guardan para preparar alimentos típicos mexicanos.

Juan Sánchez Limón, preso en la cárcel de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco, confirmó que no sólo era Lazcano, ya muerto, quien consumía carne humana sino que en festejos de la organización criminal se servían platillos típicos mexicanos como tamales, pozole, y tostadas preparados con las partes de sus víctimas.

El reclutamiento se hacía anteriormente en municipios más cercanos a la capital del estado, Guadalajara, a través de invitaciones directas a jóvenes que lavaban autos mediante una empresa de seguridad fantasma llamada Sagmex en la que aparecía como contacto una norteamericana de nombre Johanna Mary Hernández, que fue detenida en marzo de 2016.

En el mes de abril, las autoridades detuvieron a 11 personas relacionadas con la distribución de volantes que anunciaban también vacantes como guardias de seguridad.

Gracias a la localización del campamento en Tala se ubicaron a otros cuatro más.

Con información de: Infobae