Chile. Memorias de la dictadura en Chile son imborrables. Existen libros, fotos y testimonios, pero también este sitio donde ocurrieron algunas de los actos más oprobiosos de los años más negros de la DINA
Regeneración, 4 de noviembre del 2019. La dictadura militar chilena infligió graves abusos, torturas y desapariciones a la sociedad que quedó marcada para siempre. Un espacio para mantener esta memoria es el inmueble en Londres 38 que Gala Alarid Gutiérrez nos reseña en el siguiente artículo
Por Gala Alarid Gutiérrez
Entre calles adoquinadas se encuentran un pequeño rincón europeo en la zona céntrica de Santiago de Chile. Dos calles que se cruzan perpendicularmente llevan el nombre de importantes capitales europeas, Londres y París.
Caminado por avenida O’Higgins, la iglesia San Francisco puede ser de las primeras construcciones que llamen la atención, pero la calle de Londres hace una invitación a caminar por sobre ella.
Pocos pasos después, en la entrada de un edificio, se lee un graffiti: «Aquí torturaron a mi hijo».
El número 38 es una casa grande, de acabados elegantes que funcionó como un centro secreto de detención, tortura, desaparición y exterminio entre 1973 y 1975, a inicios de la dictadura militar chilena.
Este inmueble es de los primeros de los que se tiene conocimiento como uno de los centros de reclusión que existieron en la capital.
Frenan procesos de transformación social
Las personas que fueron llevadas a este lugar por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) tenían una militancia política de izquierda.
Las razones de sus detenciones, y todo lo que conllevaban, eran una forma de frenar los procesos de transformación social que se llevaban a cabo en Chile, relacionados con el gobierno de Salvador Allende.
En la actualidad no se ha podido determinar un número exacto de las personas que fueron detenidas y torturadas, se estiman 219 y el número para personas ejecutadas o desaparecidas alrededor de 98.
Intento de manipulación
En el año de 1975 la DINA desocupó el espacio y tres años después el inmueble se volvería la sede del Instituto O’Higgiginiano, decisión firmada por el mismo Augusto Pinochet.
Previamente, la numeración había sido manipulada, al sustituir el 38 por el 40, ya que desde el año de 1974 diferentes sobrevivientes identificaron la casa y quisieron ponerla en evidencia.
Estas acciones fueron intentos de engañar a la memoria, y que los sucesos ocurridos entre esos muros se quedarán en silencio.
La recuperación de Londres 38 como un espacio público, con una función social fue largo y se logró gracias a la colaboración de diferentes colectivos quienes, a diferencia de organizaciones políticas, no renunciaron a él.
La concesión del inmueble
Colectivos conformados por ex detenidas y detenidos, familiares, acompañantes de la militancia y distintas personas de la sociedad civil.
Tras un intento de subasta en el 2006 por parte del Estado, propuestas de uso del espacio, la restauración de la casa, entre otros imprevistos, en el año 2011 se obtuvo la concesión del inmueble.
Actualmente el acceso a la casa está abierto al público y es gratuito, se da la posibilidad de hacer un recorrido por los diferentes cuartos y pasillos, que gracias a pequeños planos es posible conocer qué ocurrió ahí.
El espacio está principalmente vacío, en las paredes se encuentran cédulas que explican los sucesos de la casa, quiénes fueron detenidas ahí y por qué.
“Trazos de memoria”
Al igual que un conjunto de cortos ilustrados, que se basan en testimonios del archivo audiovisual.
Hay una serie titulada «Trazos de memoria», que ya ha producido su segunda edición, donde se cuenta de otra manera historias del abuso ejercido a los detenidos, pero también de solidaridad entre éstos, porque nunca fueron sujetos pasivos.
Todo esto con el sentido de «mantener con vida y resignificar en el presente a un sitio que, como tantos otros, es un testimonio de los más de mil centros de detención y exterminio que funcionaron en Chile durante la dictadura».
No es un museo, es un espacio de memoria
Londres 38 es un espacio que se mantiene en constante diálogo con la comunidad en la que se encuentra, en donde se continúa con los procesos de investigación sobre su pasado para dar respuestas, y a la par mantener actividades que hablen sobre los derechos humanos y las circunstancias políticas contemporáneas.
Este no es un museo, es un espacio de memorias, de las que todas las personas estamos cargadas.
No sólo se trata de la memoria que se guarda en este lugar, sino de cómo estos hechos puede resonar con la historia del país que habitamos o lo aquello que hemos vivido.
Hoy Chile vive la tercera semana de protestas contra el gobierno de Sebastián Piñera, pero sobre todo contra las realidades políticas a las que se ha enfrentado el país por más de 30 años.
Se hacen demandas con respecto a la situación del costo del transporte público, la salud, la educación, el agua, el acceso a sus pensiones y por supuesto la demanda al cambio de la Constitución, entre otras.
Estado insensible al pasado
El Estado ha demostrado insensibilidad con respecto a su pasado, tomando medidas que detonaran recuerdos del golpe y la dictadura militar que inició en los años setenta.
Pero la sociedad civil sí recuerda, y al proclamar el «Nunca más», entre otras consignas, mira de frente su historia.
Hace uso de la memoria, que ha quedado y se ha construido a lo largo de los años, para no tolerar el abuso de sus derechos humanos.
Desde hace tres semanas Chile es un ejemplo para el mundo y el espacio de memoria que se ha creado en Londres 38 forma parte de eso.
Biografía
Trazos de memoria, Chile, Londres 38,espacio de memorias y Ludoismo, 2018. Consultar aquí