Por M. H. Lagarde | Blog Cambios en Cuba
Resulta irónico que el país que planeó la Operación Peter Pan para sacar a niños cubanos de la Isla después del triunfo de la revolución, hoy deporte a decenas de miles de niños centroamericanos
Regeneración, 14 de julio 2014.-Mientras Estados Unidos recibe con los brazos abiertos a bailarines y peloteros cubanos, le niega la entrada a decena de miles de niños de Centroamérica que cruzan solos la frontera de Mexico para escapar de la violencia y la miseria en sus países.
Según reportes de prensa, en lo que va de año las autoridades estadounidenses han detectado un dramático aumento de ingresos ilegales de niños que viajan solos, muchos de ellos de menos de 12 años, y estiman que el 2014 cerrará con un récord de más de 60.000 menores indocumentados, provenientes especialmente de Centroamérica.
De acuerdo con cifras ofrecidas por Telesur la cantidad de menores centroamericanos detenidos por las autoridades estadounidenses sin ningún acompañante aumentó en un 66 por ciento en el último año fiscal (de octubre de 2013 a septiembre de 2014), en comparación con el mismo período entre 2012 y 2013, de acuerdo al Departamento de Seguridad de Estados Unidos
El porcentaje no incluye los meses de junio, julio, agosto y septiembre de este año, con los que se cerrará el actual período. La misma fuente precisó que han sido detenidos 9 mil 850 niños salvadoreños, 11 mil 479 guatemaltecos y 13 mil 282 hondureños desde octubre de 2013 hasta el 31 de mayo pasado, para contabilizar en total 34 mil 611 menores.
Para buscarle una solución a tal «desajuste» migratorio, que amenaza con convertirse en escándalo, el vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden, de gira por varias naciones centroamericanas, anunció que su país destinará a los Gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras 9,6 millones de dólares para la reinserción de los migrantes que sean repatriados y otros 244 millones para programas de desarrollo social y seguridad en la región.
La gestión de Biden fue realizada luego de que la exsecretaria de Estado Hillary Clinton y posible candidata a la presidencia, declarara que era necesario ayudar a Centroamérica a luchar contra la violencia, pero pidió a los padres que no envíen a sus hijos solos a EU de manera ilegal, porque serán devueltos.
«Solo porque su niño cruce la frontera, no significa que el niño se vaya a quedar», dijo en una entrevista organizada por la cadena CNN, con motivo de la presentación de su libro autobiográfico Hard Choices (Decisiones difíciles).
«No queremos —dijo— enviar un mensaje que es contrario a nuestras leyes o que anime a más niños a hacer esa peligrosa travesía».
Las leyes de Estados Unidos deben haber cambiado mucho desde la década del 60 del pasado siglo cuando el Departamento de Estado y la CIA, con la colaboración de la iglesia católica, implementaron en Cuba la llamada Operación Peter Pan para supuestamente salvar del comunismo a miles de niños cubanos.
En aras de la propaganda anticubana, por esta vía salieron de Cuba un total de 14 048 niños. Los niños viajaron sin sus padres y en avión desde la Isla caribeña hacia a Estados Unidos y fueron acogidos en orfelinatos.
Por lo visto el caso de los niños centroamericanos que escapan hacia EEUU no implican para el actual administración de Washington ni una catástrofe de los derechos humanos, ni un problema político. La miseria y la violencia no son consecuencias de la profunda crisis que sufre la democracia capitalista que Estados Unidos impuso durante años de dominación neocolonial en esas naciones.
La tragedia de los niños emigrantes demuestra que no han servido de mucho los 130 millones de dólares en asistencia bilateral para una variedad de programas relacionados con salud, educación, cambio climático, cooperación militar, crecimiento económico y democracia, que Estados Unidos le ofrece anualmente a El Salvador, Honduras y Guatemala.
Resulta irónico que, medio siglo despúes de la Operación Peter Pan, Estados Unidos le abra sus puertas a los logros de la Revolución socialista del Caribe, personificados en sus médicos, bailarines y deportistas, mientras se las cierra de, par en par, a los niños centroamericanos perseguidos por la «libertad» y la «democracia».