Científicos lo denominaron el Tsunami cerebral, y se trata de una ola de actividad eléctrica justo antes de morir.
Regeneración, 11 de marzo de 2018.- El paso entre la vida y la muerte está acompañado de una gran cantidad de actividad eléctrica en el cerebro o “tsunami cerebral” como lo han denominado un grupo de neurólogos del Hospital Charité-Universitätsmedizin, de Berlin, Alemania.
Los médicos realizaron una serie de estudios en los que examinaron la actividad cerebral en 9 pacientes que estaban a punto de morir y observaron una ráfaga de actividad antes de la muerte del órgano más vital.
Pacientes de Alemania y Estados Unidos participaron del estudio en el que se implantaron electrodos en los cerebros de los sujetos prueba y descubrieron que una vez el resto del cuerpo deja de mostrar signos de vida, hay una ventana de cinco minutos en los que se puede revertir el cierre definitivo del cerebro.
«Después del paro circulatorio, la difusión de la despolarización -la disminución del potencial de la neurona- marca la pérdida de energía electroquímica almacenada en las células cerebrales y la aparición de procesos tóxicos que eventualmente conducen a la muerte. Es importante destacar que es reversible, hasta cierto punto, cuando se restablece la circulación», aclara Jens Dreier, líder del trabajo.
Las neuronas mueren cuando la sangre deja de fluir, privándolas del oxígeno que necesitan como combustible para funcionar. Cuando esto sucede, las neuronas recurren a las reservas de energía durante unos minutos antes de apagarse por completo. Esto sucede cuando los mecanismos que usan las neuronas para mantener los iones separados comienzan a fallar. Los iones son partículas cargadas eléctricamente formadas cuando los átomos pierden o ganan electrones.
La ruptura de las barreras entre estas partículas libera una cantidad masiva de energía electroquímica en el cerebro a medida que las neuronas intentan consumir frenéticamente combustible.
Este proceso, conocido como propagación de la despolarización, se caracteriza por la hiperactividad en las neuronas, seguida de un silencio repentino.
Pese a estos hallazgos, que pueden ayudar a mejor el tratamiento de paros cardíacos y accidentes cerebrovasculares, aún es difícil determinar el momento exacto de la muerte cerebral y no hay manera de saber cuándo se pierde la capacidad de conciencia.