Una familia mexicana destina 10 por ciento de sus ingresos totales a la compra de refrescos, dijo en la UNAM Florence L. Théodore, del Instituto Nacional de Salud Pública
Regeneración, 26 de octubre de 2019. Datos de la Universidad de Yale señalan que México es el primer consumidor de refrescos en el mundo, con un promedio de 163 litros por persona al año, aproximadamente 40 por ciento más que el segundo consumidor: Estados Unidos, con 118 litros.
La investigadora Florence L. Théodore, del Instituto Nacional de Salud Pública, afirmó que ingerir refrescos o bebidas endulzadas en exceso se asocia con padecimientos como obesidad, diabetes tipo 2.
Además puede elevar el riesgo de derrames cerebrales, gota, asma, cáncer, artritis reumatoide, enfermedades arteriales coronarias y óseas, problemas dentales y de conducta, trastornos psicológicos, envejecimiento prematuro y adicción, indicó durante una conferencia en la UNAM.
Florence L. Théodore dictó la conferencia La construcción cultural del consumo de los refrescos en México, en el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS).
Familias mexicanas gastan 10% de sus ingresos en compra de refrescos
“En promedio, una familia mexicana destina 10 por ciento de sus ingresos totales a la compra de refrescos; 24 por ciento a otros alimentos y bebidas; y 66 por ciento a vivienda, educación y vestimenta, entre otros”, comentó la investigadora.
El tema es alarmante, pues “según la asociación civil ‘El Poder del Consumidor’, las bebidas azucaradas provocan la muerte de 24 mil mexicanos al año debido a la ingesta calórica, y son quienes fallecen más en la región”.
Consumo de refrescos en México: procesos económicos, políticos y culturales
El consumo de refrescos en México es resultado de procesos económicos, políticos y culturales, con consecuencias alarmantes.
“Entre 1999 y 2006 se triplicó el consumo de bebidas azucaradas entre los adultos mexicanos, y de este sector, 15 por ciento de los que beben refrescos de manera ocasional son más propenso a padecer obesidad. Otra cifra alarmante es que en comunidades rurales, siete de cada 10 niños desayunan con refresco”, destacó.
“El anclaje del refresco en la dieta del mexicano es desde la cuna hasta la tumba, pues persiste la dificultad y hasta el rechazo a renunciar a estas bebidas, incluso entre personas con diabetes”, agregó.
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— UNAM (@UNAM_MX) October 26, 2019