Fines de semana de tres días podrían ser uno de los pasos más fáciles que podríamos tomar para reducir radicalmente el impacto ambiental
Regeneración, 29 de agosto de 2016.- Todos disfrutan de un día festivo que da más tiempo para pasar con la familia y amigos, para salir, explorar el mundo y para relajarse de las presiones de la vida laboral.
Imagínese si, en lugar de un par de veces al año, tuviéramos ese día adicional cada fin de semana. Más allá de las posibilidades para el ocio, los fines de semana de tres días también podrían ser uno de los pasos más fáciles que podríamos tomar para reducir radicalmente el impacto ambiental, escribe Alex Williams, profesor de sociología de la Universidad de la Ciudad de Londres (Reino Unido), en su artículo para el periódico ‘The Independent‘.
Una reducción de la jornada laboral en general se correlaciona con una clara reducción del consumo de energía, y por lo tanto, las emisiones de carbono, afirma el experto, citando un estudio de los economistas David Rosnick y Mark Weisbrot. Así, con una semana de cuatro días, podrían evitarse tantos viajes de ir y venir al trabajo, así como el enorme consumo de energía de los centros de trabajo.
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Las autoridades del estado norteamericano de Utah han tratado de implementar este esquema en el año 2007, cuando redujeron la semana laboral hasta cuatro días para los empleados estatales. Cabe señalar que este experimento ha tenido su éxito, ya que en sus primeros diez meses le ahorró al estado al menos 1,8 millones de dólares en el coste de energía. Y el hecho de que miles de automovilistas y pasajeros podían quedarse en casa un día de la semana más redujo las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por los vehículos. El estado estima un ahorro de más de 12.000 toneladas de CO2 al año.
No obstante, Utah abandonó el experimento en 2011, después de que los residentes se quejaran de que no podían acceder a los servicios los días viernes. Williams opina que la implementación de este sistema debe ir acompañada con un cambio en nuestras expectativas, en el sentido de que el viernes se convertiría en un tercer día del fin de semana en lugar de un día menos de trabajo.
Además, trabajar menos mejoraría el «equilibrio entre trabajo y vida», algo difícil de alcanzar, y ayudaría a restaurar nuestra salud mental y el bienestar físico, asegura Williams. También nos daría más tiempo para realizar actividades sociales, para el cuidado de niños y ancianos, y para colaborar con nuestras comunidades e incluso aumentaría la productividad.
Vía RT.