Hallan huesos en Nunciatura Apostólica italiana; revive caso de joven desaparecida

Emanuela Orlandi desapareció en 1983, muy cerca de la Nunciatura Apostólica de Italia, donde se hallaron restos óseos esta semana. El pueblo italiano no olvida el caso de la chica que desapareció sin dejar rastro

Regeneración, 31 de octubre de 2018.- El sorpresivo hallazgo de algunos restos óseos humanos en un local anexo a la Nunciatura Apostólica en Roma, la embajada vaticana ante el gobierno italiano revivió especulaciones sobre la desaparición jamás aclarada de la joven Emanuela Orlandi en 1983.

La noche de este martes, la sala de prensa de la Santa Sede confirmó que, durante algunos trabajos de remodelación en la sede de la nunciatura, se “encontraron algunos fragmentos óseos humanos”.

Precisó que la Gendarmería Vaticana intervino en el lugar, informó a los superiores de la sede católica que inmediatamente comunicaron el hecho a las autoridades italianas para “las oportunas investigaciones y la necesaria colaboración bilateral”.

Se informó además que el procurador de Roma, Giuseppe Pignatone, delegó a la Policía Científica y a la Escuadra Móvil de la Prefectura de Roma las pericias necesarias para establecer la edad, el sexo y la fecha de la muerte.

Aunque oficialmente todavía no se vinculan esos restos con los de Orlandi, la prensa italiana ya aventura hipótesis sobre el destino de la muchacha, con ciudadanía vaticana, que desapareció sin dejar rastro el 22 de junio de 1983.

Por lo pronto, la autoridad judicial italiana ha dispuesto los exámenes técnicos, sobre todo la extracción del ADN, para verificar si se trata de Emanuela, o de Mirella Gregori, otra muchacha desaparecida en Roma ese mismo año.

El misterioso caso de Emanuela Orlandi

La joven era hija de un funcionario de la Prefectura de la Casa Pontificia y tenía 15 años cuando desapareció tras asistir a una lección de música, en el edificio del Apollinare, ubicado a pocos pasos de Piazza Navona.

El destino de esta muchacha mantuvo en vilo a toda Italia en las semanas posteriores a su desaparición, e incluso el Papa Juan Pablo II hizo varios llamados públicos por su vida. Pero ella nunca regresó a su casa.

A lo largo de 35 años se multiplicaron las investigaciones, las hipótesis y las desilusiones para la familia, que aún exige el esclarecimiento del caso. A pesar del paso de los años, los italianos han seguido cada nuevo indicio. La abogada de los Orlandi, Laura Sgro, salió a decir este miércoles que el Vaticano proporcionó “poca información”.

Una de las versiones especulativas podría ser cierta

Entre lo que se dijo con el paso de los años sobre las razones que estarían detrás de la desaparición de la joven, se encuentra, por ejemplo, que un grupo terrorista la raptó para forzar la liberación de Mehmet Ali Agca, el turco que había atentado contra Juan Pablo II en 1981.

Otro rumor corrió en 2012, cuando restos humanos sin identificar se encontraron en la Basílica de San Apolinar, junto a la tumba del legendario mafioso Enrico de Pedis, jefe de la «Banda de la Magliana», dominante en las décadas de 1970 y 80.

En aquel momento, la novia del capo confesó que metió a la chica en un auto para llevarla hasta cierto lugar por pedido de su pareja, por instrucciones del arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, entonces director del Instituto para las Obras Religiosas, más conocido como el Banco Vaticano. El objetivo: «Darle un escarmiento a alguien».

La versión más interesante de todas podría tener la clave. Indica que Emanuela murió en la Santa Sede y la mató «alguien importante», por eso se ocultó todo tanto tiempo.

En 2017 generó sensación la publicación de un documento de 5 páginas que había sido robado de un gabinete del Vaticano e insinuaba que la Santa Sede tenía que ver con la desaparición de Emanuela.

Supuestamente escrito por un cardenal, detallaba aparentes gastos para mantener a la chica durante el cautiverio. El Vaticano dijo rápidamente que esos papeles eran falsos, aunque nunca explicó por qué estaban en su poder.

En el libro Peccato originale (Pecado original) el periodista italiano Gianluigi Nuzzi sostiene que en 2011 hubo una negociación para cerrar la pesquisa y al tanto estaba el secretario del papa Benedicto XVI.