Por Melissa Cornejo.
En repetidas ocasiones, la mal llamada oposición ha intentado consolidarse como un referente serio para todo aquel que no esté de acuerdo con el proyecto de transformación. Sin embargo, en cada uno de sus intentos, ha demostrado que más que un “contrapeso”, es un grupo de carroñeros hambrientos de tragedia.
Son muchos los escenarios en los que, a falta de propuestas y proyectos, los miembros de la oposición deciden apostar a que las cosas salgan mal al precio que sea. Para ilustrar, evocaré algunos momentos que me parecen relevantes, pero que por supuesto no son los únicos: cuando se frotaban las manos frente a las muertes por la crisis sanitaria y aseguraban que no tendríamos acceso a la vacuna en años, poniendo sus intereses políticos por encima de la salud de los mexicanos; cuando esperaban ver una relación desastrosa entre México y Estados Unidos, sin importar las consecuencias graves que esto tendría; cuando han alegado represión policiaca en situaciones que ellos mismos han provocado, insultando así a las víctimas reales de brutalidad policial; cuando se han colgado de movimientos legítimos en su intento de inyectarle vida y credibilidad a su grupo, apostando a la desmemoria de los ciudadanos, que para su mala suerte, tenemos presente que fue durante sus gobiernos que se preparó la tierra para que germinaran problemáticas sociales que a día de hoy nos aquejan.
Por otro lado, cabe precisar que esta crisis no es sólo moral, sino identitaria, pues han ido al extremo de crear alianzas que se traducen en traicionar los ideales sobre los que fundaron sus partidos con tal de golpear a la Cuarta Transformación. Proyecto que, huelga decir, tampoco les funcionó.
En resumen, en cada oportunidad los opositores han demostrado ser personajes ávidos de tragedia que no sólo no están a la altura de los electores, sino que tampoco están a la altura del debate nacional, ni de la discusión pública, a pesar de tener como brazo golpeador a los medios corporativos.
Si bien la transformación de este país no ha hecho más que comenzar y les esperan años de fracasos, quiero terminar este texto en una nota un poco más amable para los opositores: les propongo al mismo tiempo la cura para su hambre y un negocio millonario, como les gustan: suplementos alimenticios para zopilote.