Antes de que obtuviera su beca de 3 mil dólares, Jackeline estuvo a punto de renunciar a la universidad como estudiante de tiempo completo.
“En el desierto, sientes la muerte, sabes que te van a atrapar o que vas a morir ahí”, dijo Rosana
17 de agosto, 2014.-Rosana Callejas tenía 14 años cuando, junto con su hermana Jackeline, de 9 años, atravesó el desierto de Sonora durante cuatro días. A las dos hermanas indocumentadas, amenazadas por la deshidratación —que dejaron su nativo Guatemala para reunirse con sus padres en Los Ángeles— se les estaba agotando el agua.
“En el desierto, sientes la muerte… sabes que te van a atrapar o que vas a morir ahí”, dijo Rosana, recordando cuando ella y un grupo de 20 inmigrantes —la mayoría hombres— encontraron un charco de agua sucia y llena de culebras.
Rosana guardó el resto del agua embotellada para su hermanita, y llenó otra botella con el agua sucia que tomaría el resto de su viaje.
“Me dio miedo saber que mi hermanita podría morir”, dijo Rosana.
Pero Jackeline no murió, y nueve años después de cruzar la frontera en una travesía de 18 días, ahora es una de las catorce estudiantes ganadoras de una beca LATA. Este año, va a estudiar fotoperiodismo en la Universidad Estatal de San Francisco, y a la vez, explorar su interés en medicina.
“[Mis papás] siempre pensaron que yo lo iba a lograr, pero sentí que iba a decepcionarlos”, dijo Jackeline.
Antes de que obtuviera su beca de $3 mil dólares, Jackeline estuvo a punto de renunciar a la universidad como estudiante de tiempo completo.
“Estaba muy triste porque había trabajado tan duro en la escuela secundaria… Me sentí como que no iba a ampliar mi educación”, dijo Jackeline.
Cinco años antes, su hermana Rosana ganó la misma beca la cual le permitió pagar sus estudios.
“Vi lo que ella [Rosana] atravesó y yo estaba plenamente consciente de lo que iba a pasar, pero no sabía que me iba a golpear tan duro”, dijo Jackeline. “Ella siempre me recordaba que yo fui capaz de hacer lo mismo”.
LATA fue fundada en 1967 para apoyar a estudiantes latinos y los profesores mediante la aplicación de los temas de justicia social y el otorgamiento de becas a los estudiantes latinos que se gradúan de la escuela secundaria, explicó Pilar Mejía, miembro y secretaria de la organización, quien además dijo que la mayoría de los estudiantes que reciben el premio son indocumentados.
Rosana estaba en el undécimo grado cuando asistió a una asamblea en la escuela, durante la cual los estudiantes próximos a graduarse anunciaron a dónde irían a la universidad y las becas que habían ganado.
“Sabía que era indocumentada y que no había mucha esperanza”, dijo Rosana. “Pero dije: ‘Si ellos pueden hacerlo, yo también puedo’”.
Este otoño, Rosana comenzará su sexto año en la SFSU, tomando clases pre-requisitos para el programa de postgrado en enfermería.
“Me aseguré de que ella supiera que también podía hacerlo”, dijo Rosana sobre su hermana, Jackeline, quien luego de luchar con el idioma inglés durante los tres primeros años en la Escuela Secundaria John O’Connell, fue elegida para pronunciar el discurso de despedida de su clase. “Además de haber sido indocumentados, luchamos por las cosas que queríamos”.
Información: ElTecolote.org