“Ha habido hechos que nos muestran que hubo intentos frenados, como el de construir refinerías. Por ejemplo, el 30 de julio de 2008 Petróleos Mexicanos presentó ‘estudio de viabilidad para construir una refinería en México’”, escribe el columnista.
Por Antonio Gershenson| La Jornada
Regeneración, 03 de junio de 2018.- En la batalla electoral va ganando la izquierda. Pero los rasgos importantes de la política están muy poco discutidos en los debates oficiales, especialmente en cuanto a la llamada reforma energética.
Vemos que Andrés Manuel López Obrador ya lleva 52 por ciento de posibles electores en una encuesta, mientras el candidato del Partido Acción Nacional acumula 26 por ciento (la mitad), y el representante del Partido Revolucionario Institucional, 19 por ciento (todavía menos). Ya ni sumando sus votos los dos derechistas le ganarían.
No se ha discutido ese programa del gobierno saliente, pese a que es muy importante para el país, y en cuanto a esa supuesta reforma energética (en realidad, es contrarreforma, porque las verdaderas reformas son como las que en en su momento hicieron Benito Juárez y Lázaro Cárdenas), tampoco hay mucho.
Ha habido hechos que nos muestran que hubo intentos frenados, como el de construir refinerías. Por ejemplo, el 30 de julio de 2008 Petróleos Mexicanos presentó “estudio de viabilidad para construir una refinería en México”.
Se planteaba que en ese momento lo más eficiente sería una planta para 600 millones de barriles diarios, en dos trenes de refinación. Sin embargo, se impuso la política reaccionaria vigente. Nada productivo. La única inversión de ese tipo fue en Estados Unidos, a la mitad, con una empresa estadounidense, la cual tenía y tiene toda la dirección de esa planta de refinación.
Hace años se gastó un dineral en áreas del mar profundo, sin obtener un barril de petróleo todavía, un verdadero tiradero de dinero, y hace poco, con otro “concurso”, también para fondo profundo, se invirtió otro dineral para obtener petróleo para la década de 2020. Durante la revisada de los concursos y sus consecuencias se podrán corregir esos enormes robos a la nación.
En cambio, ya hemos mencionado que se abandonaron campos con perforaciones exitosas de exploración, por ejemplo en Baja California. Y se ha callado el trabajo realizado en el litoral de Tabasco, que ha recibido presupuestos relativamente bajos, especialmente si se comparan con los contratados con empresas trasnacionales. Y este litoral ha estado subiendo su participación en la producción nacional, llegando el año pasado a constituir 18 por ciento de la producción de gas en el país. El crecimiento de producción de crudo fue de 38.5 miles de barriles diarios en 2003 y pasó a 360 miles de barriles en 2016, lo cual representa un crecimiento de 9.4 veces. Recientemente, y sin justificación, esta región se ha sustraído de los informes oficiales de producción de crudo.
Además, se han impuesto en la construcción de las que sí se terminaron, en tiempos largos. Quiero mostrar la posibilidad de acortar mucho los tiempos “oficiales” y la realización más eficiente.
Permítanme recordarles que hace unos años, cuando fui director de Alumbrado Público del entonces Distrito Federal, elaborábamos numerosas y variadas obras en la ciudad. Una vez realizamos la construcción de un hospital y el tiempo fijado fue de cuatro meses. Un funcionario del mismo sector, pero de la federación, estuvo ahí, y a algunos nos comentó que en el sector federal una obra de esa magnitud normalmente se tardaba dos años. Sin embargo, con nosotros, los mencionados cuatro meses se cumplieron.
Faltando poco para el final del sexenio, el mismo sector federal nos cedió la obra para construir otro hospital, porque a ellos no les daría tiempo para terminarla en ese sexenio. Cuando empezamos, faltaban cuatro meses para el fin de esa administración, terminamos la obra justo a tiempo.
Hay otro ejemplo, décadas atrás. Allá por 1984, hicimos para la Comisión Federal de Electricidad una primera planta para generar energía eléctrica con el viento, en el Istmo de Tehuantepec. Nos tardamos seis meses en la realización del proyecto. Las empresas que hicieron después plantas de esa índole tardaron entre dos y tres años.
En cambio, junto a la reducción de producción, las autoridades federales incluyeron la entrega de plantas, petroquímicas entre ellas, y se dividió en múltiples pedacitos entre la burocracia. Funcionarios de un Pemex dividido en cachitos, incluso en diferentes países. Más “jefes” cobrando dinerales, sin ningún aumento en la producción, al contrario, la redujeron.
En general, considero que es posible hacer obras bastante más rápido que en los tiempos tradicionales que hoy se llevan las empresas, y esto incluye refinerías. Creo que es muy saludable empezar un proyecto, incluso antes de las elecciones federales, pues ya hay por lo menos una ciudad petrolera liberada, Poza Rica, con un efecto positivo sobre esa selección y también sobre un futuro inmediato. Es más, ya se construyó ahí una refinería, aunque luego uno de los gobiernos reaccionarios la mandó destruir.