Por Ana María Vázquez
RegeneraciónMx.- Una fotografía de la pareja publicada hace dos años, con motivo de un aniversario me hizo reflexionar, ella en sus 20s, sin poses a la cámara, sonriente; otra, publicada en 2017 a raíz de la muerte de su padre, abogado, maestro de derecho y juez, según su biografía; en ella se muestra con la sonrisa franca y dulce, pero con la mirada triste y cansada, muy diferente a la que publicaron cuando pidió su mano.
Se casó sellando el destino de toda una familia ferviente católica que nunca pensó los arrastraría a todos.
Un personaje que siempre me ha llamado poderosamente la atención y que he seguido a lo largo del tiempo, desde los primeros discursos, coherentes y firmes que, como abogada e hija de un juez tenían un hilo conductor que era congruente, hasta las últimas declaraciones cantinflescas que ha hecho en defensa de su marido. Hasta y hay algo de lo que ni Olga Wornat ha hablado al referirse a ella: las patologías de la mujer de un alcohólico.
Siempre me pregunté ¿qué hace con él?, ¿por qué le soporta tanto?
Wornat la pinta como una mujer fuerte a la que hasta el marido le tenía miedo, vuelvo a preguntarme ¿por qué no se divorció? La explicación religiosa y simplista de la férrea convicción católica de “hasta que la muerte nos separe” tampoco me es suficiente ante el maltrato que implica la convivencia con un enfermo alcohólico; tampoco el dinero porque tienen de sobra; los convencionalismos sociales del “qué dirán” en su status de ultra élite no me justifican nada, al contrario.
La única explicación que me resulta lógica es la codependencia.
Ya en los años 50 se le llamaba co-alcoholicas a las esposas de los alcoholicos, más adelante el término fue ampliándose a las que tienen una relación estrecha con un enfermo adicto a cualquier sustancia, la relación enfermiza que desarrollan genera también una adicción en la pareja haciéndolos perder su identidad por la tensión que provoca el ocuparse de su marido adicto.
Según la literatura especializada, la codependencia es una “respuesta enferma al proceso adictivo, pero también se convierte en un factor clave de evolución de la adicción” (…) “las relaciones familiares y la comunicación se van haciendo cada vez más disfuncionales (…) la comunicación se hace mas confusa e indirecta”
Una de las características más importantes que encontré para este caso es la llamada “Estrategia de Autoengaño: Negación a nivel de la realidad propia y la de su pareja y entorno (no reconoce la realidad propia y la de su pareja y entorno (no reconoce lo que realmente ocurre) y sus sentimientos al respecto (se desconecta y bloquea sus emociones presentes y pasadas).
No sabe lo que siente, se le dificulta nombrar sus estados de ánimo y sus emociones (…) incapacidad para resignarse y elaborar la pérdida afectiva que se evidencia en la falencia para terminar la relación aun cuando ésta se percibe como dañina, no gratificante o mal tratante”
Con su marido en el auto exilio en España y luego de semana y media de faltar a su trabajo en la cámara, ahora enfrenta sola y con síndrome de abstinencia los gritos en la cámara: “Borolas sí sabía, y Margarita también”; según la nota de Excelsior estuvo 40 minutos en su curul y salió por la puerta trasera.
En sus fotos más recientes, más allá de la edad, no existe ni rastro de la joven de cabello ondulado y vestido blanco, tomada en una instantánea una tarde cualquiera hace casi 30 años.
Como cualquier adicción, el alcoholismo puede llevar a la ruina a cualquier familia, pero en este caso, llevó a la ruina a un país en el que casi todos nos volvimos co-dependientes. ¿Sabe?, por supuesto, pero su codependencia la mantendrá en silencio
Fuentes:
Centro Bonanoba, especialista en tratamientos de adicciones. Articulo
Apuntes de Psicología 2004 vol. 22 número 3, pag 375 a 390 ¿Enfermera o paciente? La mujer del enfermo alcohólico. Investigación
Biblioteca UAJMS Características Psicológicas de esposas de los alcohólicos en rehabilitación que asisten a AL-ANON Estudio Estadístico.
Lammoglia Ernesto: Las Familias Alcohólicas. Grijalbo 2000