La consulta, la inclusión y la equidad

Entre la críticas por la consulta sobre el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, se puede señalar una manera distinta de gobernar, una que considera la inclusión de las sociedad en la toma de decisiones. 

Por Ximena García y Daniel Tovar

Regeneración, 02 de octubre de 2018.- Es una medida irracional, peligrosa y populista, son opiniones recurrentes entre quienes se oponen a la consulta popular para decidir el futuro del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Da miedo imaginar las consecuencias negativas que podría tener un nuevo estilo de gobernar y es entendible. ¿Cómo no tener miedo, si las promesas más ambiciosas de gobiernos anteriores no hicieron más que multiplicar la violencia, la pobreza y el rezago? Las últimas ideas “novedosas” que nos vendieron nos llevaron a índices de desarrollo y gobernabilidad comparables con los de territorios que no tienen ni la mitad de los recursos naturales, materiales y humanos de nuestro país. Pareciera que lo último que necesitamos es asumir más riesgos.

Uno de los principales argumentos en contra de la consulta popular es la posibilidad de que las decisiones sobre un proyecto tan relevante se tomen con base en sentimientos y creencias poco fundamentados. De acuerdo con este punto de vista, la mayoría de las personas carecen de los conocimientos especializados para incidir en temas complejos y con consecuencias de gran magnitud. En efecto, sería óptimo que las políticas y proyectos gubernamentales se concibieran con base en consideraciones técnicas y objetivas. Desafortunadamente, las decisiones relacionadas con el NAICM dejaron fuera muchos de estos aspectos e incluso se llevaron a cabo de manera poco transparente e inconsistente. En su revisión de la cuenta pública de 2016, la Auditoría Superior de la Federación detectó irregularidades en el presupuesto del aeropuerto por mil millones de pesos; de los cuales 389 millones corresponden a la construcción de una barda a cargo de la SEDENA, cuya planeación incluyó a empresas fantasma y un presupuesto encarecido 89%.

En cuanto al diseño, es notoria la falta de atención a cuestiones ambientales. Grupos e instituciones especializados han denunciado públicamente que la construcción del aeropuerto en el lago de Texcoco, además del hundimiento progresivo del terreno, tiene el potencial de afectar la viabilidad hídrica del Valle y la Ciudad de México, las zonas más habitadas del país. Las consecuencias ecológicas también son significativas; drenar el lago Nabor Carrillo, por ejemplo, afectaría el mayor refugio de aves migratorias de la región y la deforestación pondría en riesgo la salinidad y con ello el equilibrio de la zona. En el ámbito demográfico, la demanda de servicios y las actividades económicas en torno al aeropuerto aumentarían considerablemente la densidad de la población en el centro del país. Además de las dificultades para garantizar su abastecimiento de agua, estos desplazamientos reforzarían la marcada centralización, que propicia inequidades profundas entre los diferentes estados y representa un problema serio para un desarrollo económico integral.

En relación con el presupuesto, el mismo Carlos Slim mencionó que comprar materiales producidos en México apoyaría a la economía nacional y reduciría los costos en 10 mil millones de pesos. Llama la atención que esa posibilidad se haya ignorado durante la planeación del proyecto más ambicioso del sexenio. Tampoco se tomó en cuenta la oposición de habitantes de 12 municipios aledaños −Temascalapa, Tezoyuca, Tepetlaoxtoc, Otumba, Teotihuacán, San Martín de las Pirámides, Acolman, Texcoco, Ixtapaluca, Chalco y Nopaltepec−, que formaron un frente para denunciar la devastación que ha provocado la explotación minera en sus comunidades. Arqueólogos y antropólogos consideran que la modificación de los cerros dañaría la relación entre las pirámides y el paisaje, la cual representó una cuestión fundamental en la cosmovisión de los teotihuacanos.

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Por la información que se tiene sobre las implicaciones del NAICM, parece que los intereses de los principales actores económicos involucrados –tales como Carlos Slim, Hipólito Gerard, cuñado del ex presidente Salinas, Carlos Hank Rhon y hasta el ex candidato presidencial Gabriel Quadri, entre otros− tuvieron una influencia mayor en el desarrollo del proyecto, en comparación con los aspectos que se describieron en los párrafos anteriores. Cabe destacar que además del aeropuerto, para abastecerlo se planea construir un proyecto urbano y logístico de cuatro mil hectáreas, en el cual están implicados varios miembros del grupo de Atlacomulco. Todos estos actores económicos y políticos tuvieron acceso directo a los niveles más altos del gobierno federal para promover sus intereses e incidir en las decisiones sobre el nuevo aeropuerto. Bastó con que Carlos Slim externara su posición en una conferencia de prensa para cimbrar las elecciones presidenciales.

Es entendible e incluso deseable que los actores interesados tengan la oportunidad de incidir en los procesos de toma de decisión gubernamentales. Es parte de la democracia. Sin embargo, en el caso del NAICM no todos los grupos han tenido el mismo acceso para promover sus intereses. Los mecanismos de comunicación y representación han distado mucho de ser equitativos. La consulta popular permitiría que los grupos excluidos difundieran y defendieran sus posiciones, tal como lo hicieron los actores económicos y políticos más cercanos al gobierno durante la planeación, el comienzo de la construcción del NAICM e incluso durante las campañas presidenciales. Serviría como un mecanismo para balancear la influencia de los diferentes actores involucrados, así como para equilibrar los costos y beneficios del proyecto entre toda la población.

Fomentaría la difusión de información y argumentos relacionados con las opciones tentativas, susceptibles a ser verificados por instituciones especializadas y debatidos públicamente. De esta manera, se acercaría el proceso de toma de decisión a los procedimientos basados en conocimientos y consideraciones técnicas, que tanto anhelamos los ciudadanos cansados de la corrupción y la opacidad. La consulta popular no excluye el análisis y la influencia de expertos en políticas públicas, desarrollo y miedo ambiente. Al contrario: les otorga una plataforma y un papel institucional en el proceso.

Es cierto que las consultas populares son un arma de doble filo. En los casos del Brexit o los procesos de paz en Colombia, la información sesgada, el miedo e incluso la xenofobia desempeñaron un papel considerable. Sin embargo, en el caso del NAICM la decisión no se trata de cuestiones históricas o de identidad nacional, sino de un proyecto de infraestructura y de permitir que todos los grupos involucrados influyan de manera equitativa. Países estables y con instituciones sólidas han llevado a cabo ejercicios similares con resultados exitosos. En 2008, ante la oposición de algunos grupos ciudadanos, la administración de Berlín llevó a cabo una consulta popular sobre el cierre del aeropuerto de Tempelhof. En 2016, el gobierno francés llevó a consulta la construcción del nuevo aeropuerto de Notre-Dame-des-Landes. A pesar del apoyo al proyecto, en 2018 el presidente Macron encargó una investigación de expertos para evaluar alternativas, ante denuncias de grupos ambientalistas. Finalmente se decidió ampliar el aeropuerto de Nantes y devolver las tierras expropiadas a los agricultores. En 2017, la ciudad de Kansas en Estados Unidos llevó a cabo una consulta sobre la posibilidad de demoler tres terminales de su aeropuerto para construir una nueva. En el mismo año, los habitantes de Berlín votaron en favor de mantener el funcionamiento del aeropuerto de Tegel. El ejercicio contribuyó a superar controversias relacionadas con acusaciones de corrupción y fallas técnicas en la construcción de un aeropuerto alternativo.

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Recientemente, la CEPAL dio a conocer que el ingreso de los 10 mexicanos más ricos equivale al de los 60 millones más pobres. En México, la inequidad económica, social y política ha crecido hasta alcanzar niveles intolerables y se ha convertido en uno de los principales obstáculos para el desarrollo del país. Es cierto, la violencia, la pobreza y los rezagos que se han expandido en todo el territorio nacional han generado una coyuntura en la cual no podemos darnos el lujo de asumir más riesgos, pero lo más arriesgado sería perpetuar las actitudes que propiciaron nuestra situación actual. La consulta popular sobre el NAICM es un primer paso. Al promover la equidad de influencia entre todos los grupos involucrados, contribuiría a equilibrar los costos y beneficios del proyecto entre toda población y no sólo entre unos cuantos. Además, fortalecería la cultura y los procesos democráticos del país, al permitir que la ciudadanía incida en decisiones trascendentes de manera informada y directa y no únicamente cada tres o seis años durante las elecciones. Hoy tenemos la oportunidad de cambiar las inercias del pasado. De ahí la importancia de lo que será la primera consulta del nuevo gobierno nacional.

Ximena García estudió Relaciones Internacionales en El Colegio de México y en la Universidad China de Asuntos Exteriores. Actualmente vive en Washington, D.C.

Daniel Tovar (@idanielth) estudió Relaciones Internacionales en la UNAM. De 2013 a 2017 fue asesor en temas políticos de la Presidencia de la Asamblea Nacional de Ecuador, durante el último periodo de gobierno de Rafael Correa Delgado. Actualmente vive en Ciudad de México.